Habla, habla y habla y no dice
nada. Son palabras huecas. Desesperadamente acude a ellas, las grita
vociferante tratando de convencer a alguien. Hasta agarra la espada de Bolívar,
se pone unos guantes rojos para no mancharla y la levanta. Pero esto no llega a
nada. “En el 2015 será el redespegue económico”. Dice que se va a ocupar
directamente de manejar la economía; dejara la política para sus vicepresidentes.
En Tal Cual el editorial advierte: “Maduro aseguró que buscaría más
tiempo para ocuparse de la economía del país, lo que es como para preocuparse
pues todas las medidas que ha tomado durante el 2014 no han hecho sino empeorar
las cosas”. Es cierto. Pero el hombre descubrió la economía. Sin embargo, este
descubrimiento es un tanto tardío. ¿Por qué tardío? Pues porque el país se ha
hundido, se ha desbaratado económicamente.
Y a todas estas, sería bueno, si se va a ocupar de la economía, que
sincerase la situación. Por ejemplo, hoy el El Nacional nos trae en primera
página una noticia realmente lamentable: “El gobierno no publica desde hace
tres meses las cifras de la inflación. Dice el economista Pedro Palma: No
publicar la data es algo inconstitucional y hasta infantil, lo que hace es que
la gente piense que si no lo dice es porque es algo muy malo”.
Tiene razón Palma, el gobierno actúa como el niño que rompió algo y
escondió los restos, asustado. Cuando la mamá le pregunta qué pasó no da la
cara, temeroso se desentiende del estropicio. Así actúa el gobierno,
infantilmente escondiendo las cifras.
Pero no solo el gobierno esconde las cifras de inflación, tampoco
sabemos de los resultados del PIB, de la balanza de pagos, de los índices de
escasez, en fin. Este gobierno le apuesta a esconder las cosas, al misterio.
Por ejemplo, este señor, que dice que ahora sí se va a ocupar de la economía,
aprovechó unas horas en la Cumbre del Alba en La Habana para firmar 62 nuevos
acuerdos con el gobierno cubano. A estas alturas no sabemos de qué tratan esos
acuerdos. Y el país -usted que nos lee- tiene todo el derecho a enterarse. Pero
no, esas palabras no figuran entre las huecas que suele decir a diario el
presidente.
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