Venezuela pasa por el momento más difícil de  su vida republicana, un grupo de mercenarios que pareciera  haber formado parte del ejercito del guerrero huno Atila, de quien se decía  “donde pisa su caballo no volverá a crecer la hierba”, llego al poder para con  su incapacidad e ineptitud  impedir que creciera el desarrollo y sumergirían al  país en la bancarrota moral, económica y social.

La banda de delincuentes a hecho de Venezuela una casa de citas en la que alumbra un farol rojo en su entrada donde se reúnen para evaluar los resultados de sus decisiones, determinar el aumento de sus ganancias sin importarles la tranquilidad y el bienestar de treinta millones de almas.

Las aves de rapiña que picotean y desgarran el país cuentan con logros inimaginables, llevaron a la quiebra a un pais rico bendecido por Dios, han hecho de sus habitantes una sociedad dependiente de sus desaciertos a la que le violan a placer los derechos fundamentales, le niegan las condiciones mínimas para conservar la salud y la vida y la convirtieron en un enorme número de pobres dominados por un pequeño número de ladrones ricos que robaron el erario público.

La alfombra roja que estos delincuentes pisan permanecerá extendida hasta que la sociedad que humillan e irrespetan enderece sus rodillas, se ponga de pie y decida que no es merecedora de la afrenta a la que está sometida.

Cnel (GN)  Antonio Semprun

@antoniosemprun