PINOCHOS EN LA ONU

La evaluación de la situación de los derechos civiles y políticos en nuestro país, realizada esta semana en Ginebra ante el Comité de DDHH de la ONU, evidenció la facilidad que tienen los representantes del Estado para mentir sobre la vigencia de las garantías fundamentales en Venezuela. A pesar de ello, la verdad fue imposible de ocultar y la delegación oficial terminó saliendo con las tablas en la cabeza.


Los informes y las intervenciones  de los representantes de diversas ONG,s venezolanas resultaron claves (por eso son constantemente  hostigados) para que los miembros del Comité de DDHH de la ONU tuvieran conocimiento preciso de lo aquí ocurre. Algunas víctimas y sus familiares se encargaron posteriormente de desmentir las afirmaciones hechas por la Fiscal General de la República. Muy grave, por ejemplo, es la declaración de María Lourdes Afiuni y la de sus abogados, señalando que la máxima representante del Ministerio Público mintió al mencionar en la audiencia un documento falso, supuestamente suscrito por la exjuez, en el cual afirmaba que nunca fue violada o torturada en el tiempo que estuvo detenida. De comprobarse la inexistencia de este escrito, la FGR podría incluso haber cometido un delito. Por otra parte, la hermana de Leopoldo López también desmintió que un médico de confianza hubiera visitado al preso político para evaluarlo.

En el tema de libertad de expresión también hubo mentiras y silencios. Para los agentes del Estado, en Venezuela no se han cerrado medios de comunicación y tampoco se utiliza el acceso al papel periódico como chantaje a la prensa independiente. Nada respondieron cuando el Comité les preguntó sobre las medidas cautelares judiciales que pesan sobre varios directivos de medios.

Un dato importante que dio Luisa Ortega ante el Comité, fue la tasa de homicidios de Venezuela para  2014, la cual situó en 62 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Este índice, 20 puntos menor al suministrado por el Observatorio Venezolano de Violencia, está muy alejado de la actual realidad criminal del país, pero a pesar de esto, es muy grave por varias razones: 1) representa la tasa oficial de asesinatos más alta de nuestra historia, con lo cual se reconoce que, a pesar de lo señalado por la propaganda oficial, la inseguridad ha aumentado exponencialmente durante el gobierno de Nicolás Maduro; 2) cuando el oficialismo llegó al poder en 1998, la tasa de homicidios se ubicó en 19/100.000hab. La afirmación de la Fiscal evidencia que este índice se ha multiplicado más de tres veces en los últimos años; 3) de conformidad con la ONU, la tasa promedio mundial de asesinatos es de 6,2/100.000hab. La nuestra es hoy 10 veces mayor; 4) la Organización Mundial de la Salud indica que un país que tenga una tasa mayor a 10 homicidios/100.000hab, sufre una epidemia de violencia. Venezuela supera hoy en más de 6 veces este parámetro; 5) esta tasa de 62 asesinatos/100.000 ratifica a nuestro país como la segunda nación más violenta del mundo, muy cerca de Honduras (66/100.000hab); 6) esta declaración de la FGR desmiente al exministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, el cual había afirmado que 2014 terminaría con un índice de “35 o 32 asesinatos por cada 100.000 habitantes” (El Universal 07/09/2014).

En materia penitenciaria tampoco faltaron las mentiras. Uno de los miembros de la delegación oficial señaló que en las cárceles venezolanas prácticamente no existían armas ni hacinamiento. Asimismo, las cifras suministradas en relación a los homicidios producidos dentro de los recintos carcelarios no coinciden con las estadísticas llevadas por el Observatorio Venezolano de Prisiones.

Los representantes del Estado fueron a Ginebra, cual pinochos, a dibujar un país irreal. Nadie les creyó.


Por Luis Izquiel 

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