MIAMI.- El Washington Post lleva
portada una "carta desde Venezuela", titulada "Detergent,
cooking oil peddled like drugs" (Detergente, aceite de cocinar se trafican
como drogas, en español) y donde se describe la situación de escasez y
generalizada corrupción que vive el país.
Imagen de un supermercado con los anaqueles vacíos.
MIAMI.- REDACCIÓN
La situación actual de escasez de
productos básicos no es un secreto... para los venezolanos, pero muchas veces
esta realidad no llega a traspasar las fronteras y mucho menos a los hogares
estadounidenses. Pero este viernes, el Washington Post,uno de los diarios nacionales más
destacados y con mayor tirada, lleva a su misma portada una "carta desde
Venezuela", firmada por el corresponsal Nick Miroff, titulada
"Detergent, cooking oil peddled like drugs" (Detergente, aceite de
cocinar se trafican como drogas, en español) y donde se indica que pese a las
prohibiciones del mandatario Nicolás Maduro existe una gran "boom" de
ventas en las calles de manera informal.
El
panorama que describe el periodista no tiene nada que ver con la idílica
Venezuela que desde las instancias gubernamentales trató de venderse con la
campaña turística de Cheverito: Miroff se traslada a Petare, uno de los barrios
más pobres del área metropolitana de Caracas, donde se concentra gran parte de
ventas callejeras, que queda definido gráficamente como un
"anti-Target", uno de los supermercados más comunes de Estados
Unidos.
En
una frase el periodista logra condensar la realidad que se vive cada día en
esta zona: "No hay ninguna organización aquí". El mercado ha sido
hasta ahora "el lugar donde encontrar todos los productos escasos por los
que los compradores deben hacer colas por horas en los supermercados, o
simplemente no pueden encontrar", como el papel higiénico, el desodorante
o los tan necesarios pañales.
Sentimientos de culpa
El
diario especifica que "el pasado mes el presidente venezolano Nicolás
Maduro anunció en televisión la prohibición en la calle de café, huevos, champú
y otros 50 productos ´regulados´". Pasado este tiempo, esta persecución se
ha convertido en tema que puede ser de doble filo ("tricky") para el
Gobierno, ya que "en Petare, como en cualquier otro sitio [...] puede
alejar a los más pobres" del líder venezolano. "Maduro ya se
maduró", recoge un testimonio para referirse a cómo los menos favorecidos
comienzan a mostrar distancias con el sucesor de Hugo Chávez.
"Tengo
seis hijos y dos nietos [...] Sólo trato de sobrevivir". Son las palabras
dolorosas de Maribel Nieble, una vendedora que está sufriendo los estragos de
la escasez y que trata de ofrecer algunas mercancías de uso corriente. Pero su
sentimiento es un ejemplo de la situación que vive el país: "Me siento
como un traficante de drogas".
El
corresponsal no se olvida de hacer un recorrido por las medidas más
controversiales impulsadas desde el Gobierno (como culpar de esta situación a
la "guerra económica" de ciertos sectores que quieren
"socavar la Venezuela socialista" así como la recogida de nombres e
identificación, que tan duramente ha sido criticada por la oposición),
especificar la situación de la inflación ("una de las más altas y que se
sitúa en el 63%") y recordar los efectos de la caída de los precios del
petróleo.
Corrupción generalizada
Pero
hay un elemento que el artículo destaca muy claramente y que define como algo
habitual: la corrupción. "Para hacer las cosas aún peor, hay una endémica
cultura de corrupción que retuerce aún más las pocas formas que quedan de la
industria local y comercio legítimo". Otro testimonio recogido en el texto
no deja lugar a dudas: "Hasta que no se elimine la corrupción en la
Guardia Nacional, nada podrá cambiar".
Nada
que no se sepa en Venezuela pero que es bueno recordar fuera de sus fronteras.
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