Un incapaz no asume
responsabilidades: el incapaz nunca reconocerá un error y mucho menos se
responsabilizará por él. Su inseguridad en sí mismo no se lo permite, siempre
se siente amenazado, perseguido y en desventaja, cuando en realidad nadie está
pendiente de lo que hace o deja de hacer. En situaciones de dificultad no da la
cara, prefiere esconderse para evitar ser cuestionado, le encanta señalar pero
no le gusta ser señalado. Es desleal por naturaleza pero siempre necesita ayuda
de los otros. Cuando hay logros se adueña de ellos, aunque haya contribuido
poco o nada a lograrlos.
Un incapaz siempre tendrá una
excusa: para el incapaz la excusa es su rostro más común, cuando no es una cosa
es otra. Nada tiene que ver con él, todo escapa de su control y siempre lo malo
le pasa “porque lo quieren perjudicar”. Es amigo de las suposiciones, al final
considera que es mejor eso que reconocer los hechos objetivamente. Tiene un
repertorio de excusas debajo del brazo para sacarlas frente a cada fracaso. La
gente ya se las sabe de memoria, pero prefiere guardar silencio antes que
ponerse en una discusión estéril contra alguien que no solo se cree dueño de la
razón y la verdad, sino que trata de imponerles su versión a todos.
Para el incapaz siempre otro será
el culpable: una persona incapaz siempre acuñará a hechos accidentales,
divinos, naturales o cósmicos sus errores. Aunque las decisiones dependan
directamente de él, siempre será otro el que tenga que pagar los platos rotos.
El incapaz puede preparar extensos argumentos tratando de explicarles a los
demás que son otros los culpables. Eso es lo que lo preocupa, su apariencia
frente al resto, en cierto modo cree que es centro de atracción, por tanto
quiere cuidar su imagen, como si nadie lo conociera.
Un incapaz es un experto de la
mentira: se ampara en la manipulación para seguir engañando incautos que sigan
colaborando con sus caprichos. Usa la victimización como arma para dar lástima
y conseguir ayuda. Su secreto es repetir la mentira mil veces, esperando se
convierta en verdad.
Este es el retrato de un incapaz;
usted puede encontrarlos a todos los niveles, lo grave es cuando una persona
con estas características es la que dirige los destinos de una nación. Porque
allí no solo pone en juego su futuro, sino el de millones más. Como dice el
dicho, “de incapaces está lleno el mundo”… Pero no todos los días llegan a presidente.
Por:BRIAN FINCHELTUB
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