Apocalipsis
Si una palabra define el
derrumbamiento sociopolítico venezolano es “apocalipsis”. No se puede describir
ni mostrar con minuciosidad, hay que vivirlo. Lo estamos viviendo.
La inenarrable realidad nos
abofetea: crimen, corrupción, hambruna, riñas, epidemias, asesinatos,
dictadura, represión, torturas, sangre, mucha sangre, llanto, rabia, dolor,
impotencia, injusticia y una larga lista de atrocidades masificadas que
expanden un tufo de estertor y espanto entre nosotros.
Si antaño las cárceles
venezolanas cristalizaban la más patente prueba de nuestro fracaso social, hoy
por obra y estupidez del último amor de Chávez: su Maduro, Venezuela se ha
convertido en una gigantesca cárcel. Estamos presos, barrotes de cianuro
chavista nos estrangulan y asfixian.
Millones de voces venezolanas
estallan -chillan- su desconsuelo. Venezuela se cimbra, tiembla. No hay quien
no padezca, no hay quien no se queje, no hay quien no sienta vértigo, ni
siquiera los perversos científicos de esta destrucción se salvan.
Somos un bullicioso lamento
universal…, y sus cómplices.
La farsa negociada
Me cuesta escribir, no lo niego,
porque además sé que lo peor está por venir. No hemos tocado fondo. Ya la
palabra “resistencia” no es sólo una consigna, es una agonía. Mientras el
chavismo permanezca en el poder la ruina nos morderá los pies, el cuerpo, el
alma.
Es incomprensible que cierto
liderazgo opositor no lo vea y siga postergando -¿negociando?- esta atrocidad,
es incomprensible que sean cómplices bufos de nuestra desgracia.
No lo digo yo, lo dijo Henrique
Capriles finalizando el año pasado, cuando, despiadado y atroz, hundió su dedo
en la llaga de nuestra zozobra y nos sacudió de pavor con otro de sus
espasmódicos -¿desequilibrados?- twitter a los que nos tiene acostumbrados.
Quedamos mareados, atónicos, al borde del desmayado.
Escribió literalmente: “¿Y los de
‘oposición’ (comillas suyas) aceptarán nombramiento inconstitucional a CNE vía
TSJ? ¿O es una farsa negociada desde el principio de espaldas al país?
¿La “oposición” entre comillas?
¿Quiénes se supone que son ellos? ¿La farsa negociada desde un principio? ¿De
qué habla?
Sin duda los dioses nos quieren
destruir, nos están enloqueciendo.
¿Pacto o negocio del huevo frito?
Una cosa es pactar y otra
negociar, hay una sutil pero implícita diferencia entre ambos términos. El
pacto representa un acuerdo, un convenio, un acomodo; el negocio supone un
intercambio económico o comercial de algún tipo.
¿Qué quiso decir Capriles? ¿A
quién acusaba de “negociar” el nombramiento inconstitucional de miembros del
CNE por la vía del TSJ? ¿Hubo dinero, intercambio, qué se negoció?
Que se sepa los nuevos
integrantes de ese ilegítimo negocio eran miembros de AD, PJ y UNT. De hecho
fue un miembro de los pajizos (amarillos) quien rechazó a regañadientes la
postulación.
Al día de hoy ninguna
organización (AD, PJ, UNT) vinculada con la “farsa negociada” ha aclarado qué
pasó ni se han señalado a los responsables, todo lo contrario, son flamantes
legitimadores de la inconstitucionalidad. ¿Nuevamente se harán los locos o es
que definitivamente estamos locos?
¿No fue un pacto sino un negocio
lo del huevo frito?
Por favor, lo ruego, tengan clemencia,
no nos traten como una manada de pendejos.
Los caperucitos rojos
Como si Venezuela fuera un cuento
de hadas y nuestra desgarradora realidad -originada por el sátrapa Hugo Chávez-
no fuera apocalíptica, ciertos miembros de la “oposición” hacen un esfuerzo
desconsolador, hasta cursi, por parecer los “caperucitos rojos” de la
catástrofe venezolana.
Es decir, ellos -los de la farsa
negociada- se hacen pasar por chavecitos benévolos, como si detrás de su cínico
“sentido de la oportunidad política” no se les notara el hocico y no se
reconociera a leguas su hambre de poder.
¿A quién pretenden engañar? ¿De
verdad piensan que el pueblo -chavista o no- es tan estúpido?
Los lobos rojos y sus caperucitos
se dan la mano, son los extremistas del desprecio.
¡Ya basta!
El tiempo de Dios que no llegó
Como era de suponer, el tiempo
perfecto de Dios jamás llegó, tenemos que, imperfecta pero cívicamente, hacerlo
nosotros como ciudadanos. Se confirma de cualquier modo, como decía Maquiavelo,
que “Dios no está dispuesto a hacerlo todo y así quitarnos el libre albedrío y
la parte de gloria que nos corresponde”.
Creo que Dios se fastidió de
nuestra irresponsabilidad y guachafita. Si seguimos incitándolo terminaremos
todos locos.
No estamos lejos de estarlo, más
ahora que según Capriles sí tenemos motivos para movilizarnos y protestar.
Siempre lo he dicho, Capriles es
un hombre de bien, acaso no el líder que necesita Venezuela en este momento por
su falta de carácter y pusilanimidad, pero es un buen hombre. Imagino que su
cambio se debió a que la “oposición” y su farsa negociada lo despabiló.
Se dio cuenta tarde pero a
tiempo.
El insólito pero impostergable
viraje
Aunque de cualquier modo festejo
-con dudas razonables- el insólito pero impostergable viraje en la actitud de
Capriles, debo colocar mi dedo en una llaga que él llevará abierta de por vida.
Estoy seguro que hay millones de compatriotas -incluso pajizos (amarillos)- que
desean decírselo.
Si Capriles dice que ahora sí hay
razones sociales (de hecho) para movilizarse y protestar, y no “políticas” como
el año pasado, como bienvenida crítica al reconocimiento de su error en cuanto
a la movilización y la protesta, debo señalarle que el momento legítimo que dio
razones no sólo sociales, sino políticas, económicas, culturales y morales (de
hecho, pero sobre todo de derecho) para movilizarse y protestar fue cuando el
pueblo de Venezuela materializó su voluntad y mandato de cambio a través del
voto democrático que lo hizo presidente y él, entre falacias y temores,
defraudó.
Ahí sí que habían razones
nacionales de hecho y de derecho para movilizar y protestar, y no se hizo, se
reculó. Ese fue el origen de esta calamidad y el momento auténticamente
legítimo para evitar el apocalipsis (y lo que falta). Nunca es tarde para
rectificar.
Esperamos de todo corazón que
ésta no sea una nueva promesa incumplida, no sólo Dios no lo perdonará, el
pueblo venezolano que lleva años movilizándose y protestando, que está
estrangulado y asfixiado por los barrotes de cianuro del chavismo, mucho menos.
Una nueva reculada, una nueva
frustración, un nuevo engaño hará del apocalipsis un holocausto. Y no sólo se
responsabilizará al chavismo, también a sus caperucitos.
En política en condiciones
sociopolíticas tan brutales como las nuestras no hay que hacer lo oportuno sino
lo correcto.
Algunos, para tranquilidad de
Dios, sí lo están haciendo, con mucha fuerza y carácter, pero sobre todo con fe
y convicción.
Por: Gustavo Tovar Arroyo.
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