“La revolución es pacífica pero
armada” fue amenaza repetida hasta la saciedad por Chávez y llevada a la
práctica con el otorgamiento de privilegios económicos y ascensos a los
militares y la creación de grupos armados por el gobierno, hoy “colectivos”, a
los que se une una milicia, también armada, cuyo objetivo es la defensa de la
“revolución” que “llegó para quedarse” como también repetía Chávez y ahora
Maduro. El Plan Bolívar 2000, que apenas daba una pinturita a escuelas
derruidas y pasaba facturas como si las hubieran reconstruido, fue señuelo que
conquistó el favor de muchos militares que no fueron investigados sobre el
destino de los miles de millones “gastados” en obras nunca hechas o con escandalosos
sobreprecios.
Ese plan produjo adhesiones castrenses hasta su conversión en el
partido armado del régimen. El financiamiento de su última elección, ya Chávez
enfermo con cáncer terminal, exacerbó el abuso de recursos públicos y mañas
electoreras y posteriormente enormes violaciones avaladas por un TSJ al
servicio del régimen, que le permitieron a Maduro ser candidato presidencial y
vicepresidente en ejercicio con acceso a todos los recursos del Estado,
incluida la negativa del CNE de realizar una auditoria exhaustiva de los
resultados electorales que dieron “ganador” a Maduro (las aberraciones siguen
siendo tales que la ex ministra de propaganda del régimen está postulada para
ser magistrado del TSJ).
Con la agudización de la crisis a
pesar de los enormes recursos petroleros recibidos en estos 15 años (superiores
a la sumatoria de los ingresos de todos los gobiernos democráticos juntos) y el
rechazo popular cercano al 80%, Maduro privilegia abusivamente a militares y
paramilitares armados, sobre cuya capacidad de fuego descansa hoy su
permanencia en el poder, mientras el resto del país sufre enormes penurias por
la escasez de alimentos y medicinas e inflación de las más altas del mundo. No
es solo el aumento salarial de 45% que casi triplica al del salario mínimo,
sino que Maduro crea un generalato masivo (en la GNB hay cerca de 200 generales
cuando tradicionalmente eran 8), a quienes da cargos que no están en la
nomenclatura militar ni civil, esta última inundada también por militares. A
pesar de la sequía de divisas y un presupuesto muy superior a los ingresos (con
petróleo este viernes a 70 dólares y dólar negro a 119 bolívares), Maduro crea
numerosas “empresas militares” con créditos adicionales (es decir, con más
deuda), como AgroFanb, BanFanb, EmcoFanb, TVFanb y Tiuna FM, de transporte
Emiltra y ConstruFanb, que constituyen la “Zona Económica Militar Socialista”.
Los créditos para estos mirlos verdes suma miles de millones y “no rinden
cuentas de su gestión” (El Nacional 12-11-14). Maduro no investiga sobre cosas
tan graves como la reciente denuncia del general de la Aviación, Manuel Andara,
quien señala que “militares activos queman evidencias penales de vuelos de la
droga”, lo que hace que tal impunidad facilite que Venezuela se consolide como
trampolín de la droga” (…) Generalmente —añade Andara— los aviones son
destruidos antes de que los investigadores del Cicpc intervengan”. (El Nacional
03-11-14). Tampoco se sabe a qué manos pasan las armas robadas en cuarteles
militares y policiales, ni se explica por qué el asesinado diputado Serra tenía
en su poder dos fusiles de guerra, o por qué la niñera de Jaua llevaba en su
maleta a Brasil una pistola, ni las razones de la abrupta salida del general
Rodríguez Torres del Ministerio del Interior, después que ordenase el desarme
de los “colectivos” y el asalto al grupo 5 de Marzo, en el que murieron 5 de
sus miembros. Se cree que Maduro está presionado por los “colectivos” que se
niegan a ser desarmados y por los militares que ven su poder amenazado por la
protección que el gobierno da a estos grupos.
Todos recordamos las imágenes de
los grupos del 23 de Enero con armas de guerra y la cacería que emprenden los
motorizados armados hasta los dientes y pagados por organismos oficiales,
contra estudiantes y testigos de mesas electorales. Estos días los “colectivos”
armados y cuadros del PSUV reciben su “Dakacito” navideño, como editorializase
magistralmente El Nacional (12-11-14). Por la noche comienzan a vibrar sus
celulares (smartphones de alta gama) indicando los comercios que van a ser
fiscalizados (léase arruinados) para que comiencen los rojitos a copar las
colas de las “rebajas” que luego serán sobrevendidas 5 veces más caras..
Por Marta Colomina.
EL NACIONAL
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