En estos días escuché unas
declaraciones de la senadora Isabel Allende, hija del presidente Salvador
Allende y actual presidente del Congreso
de Chile, en las cuales se refería al gobierno de Nicolás Maduro con gran
firmeza y valentía: “Es realmente vergonzoso e inaceptable encontrarnos en Chile
con la posición del Bloque de Izquierda dividida en cuanto no saber si estar o
no de acuerdo con un gobierno de la América del Sur en donde la violación de
los derechos humanos y la violación sistemática de los derechos fundamentales
están siendo evidentes… El gobierno de Venezuela no es un gobierno socialista,
es una dictadura militar con todo lo que eso significa…”. Esa declaración
muestra el impacto internacional que tuvo la protesta estudiantil y la
inaceptable y abusiva represión del régimen de Nicolás Maduro.
En esos mismos días, el diario Le
Monde de París publicó un editorial que resumió la crisis venezolana. “El
gobierno de Hugo Chávez logró que el sector más pobre de la población se
beneficiara de cierta redistribución de la renta petrolera. En lo que se
refiere a todo lo demás, el chavismo arrasó con el país: economía bajo control
del Estado, inversionistas locales e internacionales sin incentivos, control de
precios, control de cambios, control del comercio exterior. Su sucesor, Nicolás
Maduro, lo superó con creces. En un año, ha congelado la actividad económica. A
Venezuela no le quedan casi divisas, ¡el colmo para un país exportador de
petróleo! A los hospitales les falta de todo. Los cortes eléctricos son cada
vez más frecuentes. La inflación anualizada sobrepasa 56%, condenando a los más
pobres a una mayor pobreza…”.
Lo que más me llamó la atención,
tanto de la declaración de la senadora Allende como del contenido del editorial
de Le Monde, fue el convencimiento surgido en el campo internacional de que el
régimen chavista es en definitiva un régimen militar. La declaración de la
senadora Allende fue terminante. No dejó ninguna duda al respecto. El editorial
de Le Monde no caracterizó al régimen, pero claramente afirmó que “bajo la
personalización del poder que ejercía Hugo Chávez, el Ejército no ha dejado de
aumentar su dominación en la vida política. El ‘modelo cubano’ produce acá
todos sus efectos nocivos. Se ha creado una economía paralela, un mercado de
tráfico interno y externo que beneficia a una pequeña nomenclatura sin
escrúpulos... En realidad, el chavismo
se ha convertido en una pesadilla…”.
Definir el chavismo como un
régimen militar es, a mi criterio, una equivocación. Ciertamente, un número
importante de oficiales, egresados de la Academia Militar en los años que van
desde 1974 a 1984, ha ejercido el poder pero, de ninguna manera, el chavismo
es la expresión de un gobierno militar,
sea de derecha o de izquierda, en los cuales siempre se habla a nombre de la
Fuerza Armada, aplicándose ideas surgidas de su propio seno, normalmente de
estudios realizados por los estados mayores, y no inspirados en una ideología
política determinada, sea de extrema derecha, democrática, comunista o
socialista. Así ocurrió en las dictaduras militares de derecha de Brasil, de
Argentina, de Chile, de Uruguay, de Perú y de Venezuela. El mismo sistema se
aplicó en las dictaduras militares de izquierda: la Revolución peruana y el
gobierno de Juan José Torres.
Decir que esa mezcolanza de
totalitarismo, arbitrariedad, corrupción, radicalismo de izquierda, fidelismo e
ineficiencia que representa el chavismo tiene algo que ver con la tradición
militarista de la América Latina es desconocer su historia. Tampoco, se inspira
en la socialdemocracia, la cual ha orientado a los gobiernos socialistas de
Europa y de América Latina. En realidad, y hay que saberlo, el chavismo es una
copia del personalismo caudillista cubano, representado en Fidel Castro. Eso lo
expresó recientemente Maduro en una reunión del PSUV al rechazar la
socialdemocracia, la sociedad de mercado y cualquier rectificación de la
orientación económica del régimen chavista. Eso hay que saberlo para entender
que en su gobierno continuará la tragedia que significan la escasez, la
inflación, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la censura y la
pobreza…
FERNANDO OCHOA ANTICH
fochoaantich@gmail.com
@ FOchoaAntich
7 DE SEPTIEMBRE 2014 - 12:01 AM
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