En un país que se asemeja a una
Ciudad Gótica sin Batman, manejado por hampones que abusan del poder desde
Miraflores, que se pelean abiertamente en la Cota Mil o participan, con o sin
uniforme, del tráfico de drogas, la idea de un nuevo presidente elegido en
limpios comicios podría parecer ilusoria. Paradójicamente, este es un escenario
que se acerca rápidamente, debido a la inminente implosión del régimen. Estas
elecciones estarán apadrinadas por fuerzas políticas regionales finalmente
convencidas de que Venezuela no puede continuar como está.
Y cuando ese día llegue no tengo
dudas de que el futuro presidente de una Venezuela democrática será una persona
joven y que haya demostrado con su ejemplo y sus actos su amor por la
democracia y la libertad. Hay varios venezolanos y venezolanas quienes
responden a esa calificación y no es el propósito de esta carta mencionar a uno
o a otro u otra. Será lo que será.
Doy por sentado que ese próximo
presidente será un miembro de las nuevas generaciones, no porque no existan
venezolanos de anteriores generaciones quienes tengan suficiente mérito para
ocupar esa posición, sino porque intuyo que el país está listo para un relevo
generacional importante. De allí que deseo dirigirme al joven presidente de la
Venezuela democrática que tendremos en un futuro que veo llegar con rapidez.
Sr. Presidente (a):
Lo felicito por haber llegado a
la máxima posición a la cual puede aspirar un ciudadano en un país civilizado,
libre y democrático. Y lo compadezco, por haber recibido un país en ruina
material y espiritual, lo cual hace su tarea realmente gigantesca. Encuentra
usted una Venezuela no solamente en triste situación de recursos financieros,
con un parque industrial destruido, una agricultura hecha pedazos y unos
sistemas de gobierno ineficientes y esencialmente inoperantes sino, peor aún,
en una situación de postración espiritual, con instituciones degradadas y hasta
prostituidas, como es el caso de Petróleos de Venezuela, del Tribunal Supremo
de Justicia y de las Fuerzas Armadas, para mencionar solamente tres de las más
importantes. No es preciso enumerar aquí todas las tragedias sectoriales que
usted ha heredado. Lo importante será su actitud frente a la debacle nacional
que dejó el régimen anterior
Las siguientes recomendaciones son
de carácter muy general y aspiran a ilustrar la orientación fundamental que
debería tener su gobierno. Durante su período presidencial no será posible
hacer mucho más que comenzar a transitar el camino correcto, dada la angustiosa
complejidad de los problemas que deberá enfrentar, problemas que requieren de
acciones urgentes a corto plazo. He hecho pública una lista de las prioridades
para acciones de corto plazo (2 años), en artículo publicado en abril, verlo en
mi blog.
Desde el primer día libere los presos
políticos y nombre una Comisión Presidencial que evalúe la situación de las
cárceles del país y pueda generar sus recomendaciones en cuatro meses.
Anúnciele al mundo que Venezuela ha cesado de ser una dictadura. Haga en su
discurso de inauguración un llamado a todos los países libres del mundo a
apoyarlo en la tarea de consolidar la democracia en Venezuela.
Háblele al país desde el primer
día con total sinceridad y honestidad. Dígale que será preciso hacer un balance
de la situación financiera, social e institucional del país, a fin de tomar
medidas de mediano plazo que enfrenten los problemas encontrados. Diga las
cosas como son. Si usted se decide a hacerlo así tendría mucha de la pelea
ganada porque la gran mayoría de los venezolanos está harta de mentiras,
populismo y promesas incumplidas. Mantenga una comunicación sincera con la
Nación y la nación le responderá.
Dígale al país que usted lo
escuchará y que sus decisiones tomarán en cuenta lo que el país desearía pero
también lo que es necesario. No siempre lo que el país desea es lo más
conveniente para su bienestar, como lo ha demostrado al mundo el caso de Grecia
o el proceso político venezolano de fines de siglo, el cual abrió las puertas
del poder a un régimen corrupto, dictatorial e incompetente debido a los deseos
irreflexivos del país. El estadista existe para iluminar el camino, el
populista solo existe para prometer y complacer en el corto plazo, a costa del
bienestar verdadero del pueblo.
Usted requerirá de mucha
capacidad de persuasión. De allí que la sinceridad y la comunicación clara y
sencilla sean indispensables.
Presidente: Comience usted la
tarea de educación ciudadana que el pueblo venezolano necesita desesperadamente
y a desmontar, de manera progresiva, cuidadosa y sistemática, los mitos que
mantienen atrasada a Venezuela. Entre ellos: el monopolio estatal de la
industria petrolera, la educación universitaria gratuita y el mantener un
ejército obsceno, apoltronado y sobredimensionado que históricamente le ha
chupado la sangre al país. Abra la industria petrolera al sector privado
internacional y nacional y rompa con los dogmas populistas absurdos que han
hecho posible una PDVSA que cría cerdos e importa pollos. Establezca un costo
variable para la educación universitaria basado en el ingreso familiar y
criterios de selección basados en el mérito y la calidad del estudiante, no en
privilegios de clase. Reduzca el número de efectivos militares y prepare el
terreno para tener un país sin fuerzas armadas, con una policía nacional
profesional y una guardia territorial de moderado tamaño.
Abra usted las puertas de
Venezuela al mundo moderno y civilizado y termine con el alineamiento del país
con estados forajidos. Venezuela debe estar al lado de los países libres y
democráticos del planeta. Rompamos de una vez por todas con los sátrapas de
este mundo.
Elimine usted los controles de
cambio, los subsidios ruinosos y los controles de precio y restituya la plena
vigencia de la propiedad privada, devolviendo a sus dueños las empresas
confiscadas y expropiadas. Termine, de manera progresiva, con el regalo de la
gasolina.
Seleccione a sus colaboradores en
base a la honestidad y la competencia. Haga que la palabra meritocracia,
desterrada por el régimen anterior, sea incorporada de nuevo al lenguaje oficial.
No permita que los crímenes del
régimen que ha destruido a Venezuela en el Siglo XXI queden impunes. Si la
justicia transicional no funciona, ella será reemplazada por la venganza.
Más allá de estas acciones le
recomiendo que mantenga una actitud abierta a todos los venezolanos, y que
condene explícitamente las exclusiones basadas en nivel social, color de piel y
pensamiento político. Lidere usted el gran regreso hacia una Venezuela amable,
abierta y cordial, como alguna vez lo fuimos. Haga sentir a su pueblo parte de
una gran familia, no como miembros de tribus salvajes que se odian entre sí. La
efectividad de este esfuerzo dependerá de su habilidad y la de sus
colaboradores para inspirar a los venezolanos a comportarse civilizadamente.
Sé que Venezuela podrá salir
adelante si los nuevos líderes ponen el debido empeño en transformar a nuestra
población en una sociedad de ciudadanos, en la cual cada quien sepa que tiene
deberes y obligaciones, no solo derechos.
Me complacerá estar allí para
participar en el júbilo popular que acompañará a su presidencia y apoyar, como
simple ciudadano, sus esfuerzos por concretar las bases de una nueva Venezuela.
Por: Gustavo Coronel
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