El maduro-cabellsmo sabe que
tienen el viento en contra y que las parlamentarias se les ven cuesta arriba.
Para subsanar este entuerto, recurre con ayuda del INE y el CNE a las trampas
de los circuios electorales. Esta nueva maniobra hay que denunciarla a los
cuatro vientos, tanto en Venezuela como en el mundo. Hay que poner en evidencia
que su pregonada esencia democrática es toda una mentira
El maduro-cabellismo se
vanagloria de que han ganado todas las elecciones que se han realizado en
Venezuela desde 1998, menos una. Lo que no dicen es que en todas ellas, excepto
la de diciembre de 1998, han utilizado todos los recursos del Estado y han violado
todas las normas que pone el CNE con la complicidad de las autoridades de ese
organismo.
Ahora esos circuitos ya no
sirven. La pésima gestión oficial, la cada vez peor calidad de vida que tienen
los ciudadanos, la inflación, escasez, desabastecimiento, inseguridad y
corrupción galopante esta pasando factura, por lo que la trampa hay que hacerla
de otra manera.
El objetivo es el mismo: darle
mayoría al gobierno sin importar lo que digan los votantes. Para ello se le
incrementa la población a municipios que han votado por la “revolucion” y se le
disminuye donde las simpatías por el gobierno sean escasas.
Es así que Baruta pierde casi 100
mil habitantes, pero los “mudan” para los Valles del Tuy. Con esta triquiñuela,
el circuito conformado por Baruta, Chacao, El Hatillo y la parroquia Leoncio
Martínez, del municipio Sucre, que en 2010, eligió dos diputados ahora elegirá
uno, mientras que en el Tuy escogerán un legislador más que hace cinco años.
Esta nueva marramucia de las
rectoras se repite en varios estados del país. La intención de torcer la
decisión soberana de los venezolanos es una demostración más de que la mayoría
de los ciudadanos ya no los respalda.
La decisión del capitán de que
los integrantes del Parlamento Latinoamericano no los elegirá el pueblo es otra
muestra de su debilidad. Tibisay Lucena y quienes la acompañan ya han
demostrado que son capaces de convalidar cualquier tropelía. No podemos esperar
nada de ellas.
Lo que nos queda hacer es elevar
nuestra voz de protesta. Que todos los venezolanos estén informados de esta
maniobra. Denunciarla a los cuatro vientos, tanto en Venezuela como en el
mundo. Hay que poner en evidencia que su pregonada esencia democrática es toda
una mentira.
Por: Xabier Coscojuela
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