Contamos con un conocido aforismo
que nos recuerda que existen ciertos momentos en la vida que de no aprovecharse
podrían conllevar un arrepentimiento posterior: “Sólo hay dos cosas que nunca
vuelven atrás, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida”. Así las cosas,
este es el momento de colaborar en una fase fundamental en la recuperación de
un país que anhela paz, tolerancia, seguridad; de un país íntegro, competidor,
donde más que socialismo de ningún siglo tengamos la prosperidad que tan sólo
el trabajo y el esfuerzo garantizan; este es el momento de perseverar en el
logro de un país sin tiranías y sin tiranos.
Es el momento de dejar atrás esa
lamentable paradoja que indica que el régimen se desgasta pero la oposición no
se vigoriza. Este es el momento de luchar comprometidamente por la aspiración
de vivir en un país alejado de esa perversa dicotomía social, cultural y
política a la que se nos ha conminado a lo largo de estos interminables años,
en la que el propio pueblo se ha visto empujado a dividirse en “escuálidos” o
“revolucionarios”. Este es el momento de entender que el verdadero adversario
no es otro que este perverso régimen que nos ha anclado en una depresión
económica irresponsablemente generada, este gobierno que incrementó el
desempleo, la criminalidad, la desintegración familiar, la ignorancia, la
pobreza y la miseria.
Que deja sin energía a un país
que contaba con el quinto sistema eléctrico del mundo; que ha sembrado el odio,
el resentimiento y la fractura entre sus ciudadanos. Que expropia, incauta y
reparte de manera arbitraria y demagógica bienes correctamente adquiridos, por
la incapacidad de ejecutar, por sí mismo, proyectos de gran envergadura. Que
ahora pretende engatusar a buena parte de nuestros conciudadanos con la charada
de la “guerra económica” que perdió desde su inicio, gracias a la 5ta columna
de la corrupción, la ineficiencia y la inmoralidad.
Este es el momento de participar
en la reconstrucción de un país que cuente con un sistema judicial que
garantice las libertades y responsabilidades individuales y que exista
seguridad jurídica que incentive la inversión tanto interna como externa. De
que pongas al menos, tu grano de arena, para fomentar un país con oportunidades
de un trabajo digno, y con educación de calidad y accesible, pues este es el
momento de recuperar la esperanza frente a la resignación y el desánimo, la
estabilidad frente a la incertidumbre, la credibilidad frente a la
desconfianza, la normalidad frente a tantos disparates, la unidad y la concordia
frente a la división y la fractura. Ha llegado el momento de dejar atrás el
fatalismo, el derrotismo o la indiferencia.
Manuel Barreto Hernaiz/barretom2@yahoo.com
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