Reciente estudio de las universidades Católica Andrés Bello, Simón Bolívar
y Central de Venezuela, revela que la pobreza en Venezuela alcanza al 48,4% de
los hogares. En otras palabras, 15 millones de venezolanos son pobres. Ello
significa que la irrupción socialista, revolucionaria para algunos, pauperizó
la condición social de la mitad de la población no obstante el millón de
millones de dólares ingresados al país en menos de 15 años.
Ciertamente siempre está abierto el debate, nunca concluso, respeto de los
parámetros aplicados a nivel mundial para determinar los índices de pobreza. El
venezolano de la fila, víctima de la atipicidad gubernativa, no requiere de
sumarios académicos para evidenciar su agobiante estrechez. Es imposible
alcanzar el desarrollo con 48,4% de pobres, inseguros, carentes de servicios
médicos, sin educación e incursos en un amasijo social anárquico.
Este socialismo ha burocratizado su propia responsabilidad. Se dedica con
exclusividad a acumular un arsenal de coartadas para justificar el fracaso. Ya
los términos "derecha, imperio, guerra económica" y cualquier
glosario apócrifo, carecen de efecto político. Quince millones de pobres no
pueden ser ocultados con dádivas. Éstas, por contrario, los hacen sentir más
pobres. La pobreza, además de escasez y desdicha, induce a un estado de ánimo
signado por abandono y pérdida de autoestima. El consumidor no precisa de
actuarios estadísticos para evidenciar su pobreza cotidiana. Veamos:
-Salario mínimo de Bs. 5.622,47 mientras la canasta alimentaria está en Bs.
17. 230 (Cendas) y la inflación interanual no baja del 65%.
-Colas enormes, sobre todo de pobres, como trocha revolucionaria para
obtener algún producto de la cesta básica (regulado o no).
-Carestía y/o escasez de medicamentos que fuerzan al enfermo a recurrir a
"medicamentos sustitutos" o pócimas caseras. Como si fuera poco el
convaleciente, también en cola de hospitales, tampoco obtiene atención básica
mientras las cirugías, electivas o no, son diferidas indefinidamente.
-En otro ámbito, la carencia y altos costos de insumos de construcción
acrecientan el número de ranchos aún más endebles de los que se observan a
simple vista. De las 33.000 unidades prometidas por La Misión Vivienda, sólo se
han adjudicado 1.800 (Cámara Inmobiliaria de Venezuela). En esto no hay
distinción de clases. Todo joven es forzado a vivir hacinado con sus padres
ante la imposibilidad de adquirir vivienda propia. ¿Somos o no más pobres?
No obstante esta siniestra realidad, el régimen persiste en promover un
"socialismo igualitario" claramente en declive. La pavorosa cifra de
15 millones de pobres revela cómo se está forjando una generación desvalida y
forzada a desviarse de los factores de desarrollo. Ciertamente toda iniquidad
social puede ser reducida; pero es imposible lograrlo bajo la égida de un
gobierno vanidoso que persiste en aplicar pautas marxistas mundialmente expiadas.
Tres quinquenios son suficientes para patentizar cómo esta difusa receta se
ha convertido en fábrica de pobres. Las réplicas alusivas al socialismo para
sobrellevar la crisis con efugios como "Cuartel de la Montaña, revolución
y Comandante Eterno", ya son inútiles.
¿Hacia dónde vamos? ¿Estaremos ingresando en el aserto de "Cuarto
Mundo" conceptuado por la Unesco? Término referente a la población
desprotegida, marginada y en precariedad absoluta, para separarlo de los países
inscritos en vías de desarrollo y/o emergentes. Hasta hace poco creímos estar
en alguna de las dos últimas categorías. ¿Será que el venezolano apunta hacia
el oficio más antiguo de la historia; el de mendigo? Las colas forzosas
reflejan una condición camuflada de mendicidad.
¡No, señor presidente!, no pida que no juzguen los
2 primeros años de su gobierno y lo deduzcan de la contabilidad. Precisamente
en ese lapso la Canasta Alimentaria Normativa se incrementó en 90,6% (INE) y la
pobreza subió de 25,9% a 32,1% (Cepal). ¡No, no hay descuento presidente! Asuma
su débito e implemente correctivos "racionales" para atajar este
proceso de desgaste que lleva a la debacle.
Por
Miguel Bahachille
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