Cuando el subteniente Alejandro
José Andrade Cedeño recibió su sable de oficial de manos del presidente
Lusinchi el 3 de julio de 1987 nadie tenía idea que ese oscuro oficial en pocos
años se convertiría en el hombre más rico de Venezuela. En aquel momento su futuro
no parecía prometedor. Era un oficial del montón graduado de número 140 entre
216 oficiales de la fatídica promoción Montilla, la más grande que ha pasado
por la casa de los sueños azules. Aparte del tamaño de su clase, hecha a la
medida para alimentar el golpe que incubaba Chávez, poco había de destacar en
el perfil de este centauro como los apodaba el jefe golpista.
La relación con Chávez se inicia
en septiembre de 1983 cuando a su ingreso a la Academia Militar cayó bajo el
mando del futuro galáctico. Chávez lo sedujo con su efluvio como a muchos otros
jóvenes cadetes que cayeron bajo su perverso vaho. Al poco tiempo Hugo lo había
calibrado y sabía que con este muchacho podía hacer lo que quisiera y lo
convirtió en uno de sus pupilos favoritos. En agosto de1990 al ser enviado al
curso de Estado Mayor en la Escuela Superior del Ejército, Chávez sabía que la
fecha del golpe se acercaba y necesitaba efectivo en sus arcas para cubrir los
crecientes gastos de su proyecto. Gracias a sus contactos con las FARC en
Elorza había establecido nexos con la guerrilla colombiana y decidió pedirles
apoyo El enlace fue el capitán Hugo Armando Carvajal Barrios (a) “El pollo”
quien al servir en la frontera con Colombia en el Zulia también se había
relacionado con los irregulares colombianos. De esta manera Chávez empezó a
recibir remesas de dinero que eran entregados en Paraguaipoa al “Pollo” y este
los enviaba secretamente a la Escuela Superior en Caracas a través del teniente
Andrade quien era plaza del batallón de Intendencia encuadrado en el Regimiento
Logístico del Ejército. Como Chávez estaba ocupado en su curso, la tarea de
servir de tesorero para manejar esos fondos secretos recayó sobre Andrade,
estrechando su trato con Maisanta. Para evitar sospechas Chávez utilizaba como
correo entre él y Andrade al mayor Orlando Madriz, un oficial de blindados que
laboraba en la Escuela Superior del Ejército.
Al concluir su curso de Estado
Mayor, Chávez y otros conspiradores detenidos por mí en 1989 y liberados por
CAP fueron nombrados comandantes de batallón, ignorando mis instrucciones
dictadas antes de pasar a retiro en junio de 1991. El jueves 30 de enero de
1992, faltando 4 días para el golpe, Chávez ordenó al mayor Madriz para que
fuera a la Dirección de Finanzas del Ejército a recoger un apoyo que había
solicitado al Gen. Pedro Rangel Rojas para unas maniobras ficticias. Madriz se
presentó ante el habilitado el Coronel Gonzalo García Ordoñez, quien le entregó
los fondos. Al salir de la Dirección de Finanzas Madriz entregó el dinero al
Tte. Andrade quien lo esperaba para llevar esa remesa a Chávez en Maracay. Esos
fondos fueron utilizados para costear el transporte de los paracaidistas a
Caracas la noche del golpe. Este fue el inicio de la relación entre Chávez y
Andrade que relato en detalle en mi libro “El Delfín de Fidel” que pronto
estará a la venta en Venezuela. En una próxima entrega les relataré qué sucedió
luego que Andrade entregó ese dinero a Chávez en Maracay y cómo Andrade se
convirtió en un millardario en dólares saqueando a su patria.
GENERAL CARLOS PEÑALOZA
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