Un grupo de militares de la
aviación planeaba atacar el Palacio de Miraflores desde un avión tucano, al
menos así lo informó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en lo que
sería la décimo sexta denuncia de magnicidio en su contra alertada por el mismo
Jefe de Estado, en tan solo dos años, reseña NTN24.
LOS PRIMEROS INTENTOS
Era 23 de enero de 2013 cuando
Maduro, entonces Vicepresidente de la República, advirtió un primer plan de
ataque en su contra. “Grupos infiltrados planean matarme a mí y al presidente
de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello”, dijo desde un acto de masas en el
oeste de Caracas, durante una alocución que fue transmitida por el canal del
Estado, Venezolana de Televisión (VTV), plataforma que ha servido como difusora
de todas estas alertas.
De este presunto plan no se
obtuvieron nuevos datos: se desconocen los nombres de los autores, si hubo
detenciones o si había relación con factores políticos. Sin embargo, apenas
catorce días después, el todavía Vicepresidente aseguró que un grupo de
sicarios “mandados por la derecha salvadoreña” planeaban matarlo, sin precisar
si había relación entre esta denuncia y la inmediatamente anterior.
Así, sin nombres, ni fechas,
lugares, fotografías, ni pruebas de ningún tipo, transcurrieron dos meses bajo
la estela de la amenaza de muerte contra un político venezolano de tan alto nivel.
Durante este tiempo murió el líder socialista Hugo Chávez, solo cinco meses
después de haber sido electo por tercera vez consecutiva presidente de la
República. El Consejo Nacional Electoral llamó a nuevas elecciones y la nación
se encaminaba hacia un destino incierto.
HENRIQUE CAPRILES: UNO DE LOS
“CULPABLES” SEGÚN MADURO
Entonces, en medio de la campaña
presidencial más corta de los últimos tiempos, el heredero político de Chávez
y, para entonces, Presidente encargado de la República y candidato oficialista
señaló, también a través de VTV, a su adversario en los comicios, el líder
opositor Henrique Capriles Radonski, como uno de los “enemigos de la patria”
que quería acabar con su vida.
Esta denuncia tampoco prosperó y,
paralelamente, Maduro se alzó con la victoria en las presidenciales. Bastaron
catorce días nuevamente, esta vez posteriores a su jura como Jefe de Estado,
para una nueva alarma de magnicidio. Los señalados fueron el exembajador de
Estados Unidos, Roger Noriega, y el expresidente de Colombia Álvaro Uribe
Vélez, quienes “planearon magnicidio desde Bogotá y Miami”, según palabras del
propio presidente venezolano que, en esa oportunidad, como es costumbre, llamó
asesino a Uribe, y le pidió “sacar su nariz” de Venezuela.
Con un mes como Presidente, y
sobreponiéndose a una ola efímera de protestas que sacudió el país por la
desconfianza en el resultado electoral, Maduro anunció uno de los más polémicos
y supuestos planes de magnicidio en su contra: “Desde Colombia planean
inocularme un veneno, que no me mataría de una vez, sino lentamente”. La
presunta estrategia acaparó la atención de los medios de comunicación de
Latinoamérica y de los internautas que, restaron importancia a la seriedad de
la denuncia, y ridiculizaron las palabras del mandatario.
PLANES DESDE EL EXTRANJERO
Entre el 24 de julio y el 26 de
agosto de 2013 el Gobierno se dijo advertido en cuatro ocasiones por diferentes
planes magnicidas. Voceros como Diosdado Cabello, el periodista José Vicente
Rangel y el entonces ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez
Torres, fueron los encargados de notificar, siempre mediante la pantalla de la
televisión, las características de los planes en cuestión.
Los señalados entonces forman
parte de una lista redundante: el gobierno de Estados Unidos, “Colombia”,
Álvaro Uribe, la “extrema derecha” y el expresidente de Honduras, Roberto
Michelleti. Destaca el último de los planes de este período, se llamó “Carpeta
Amarilla” e incluyó detenciones en Los Teques y un nuevo nombre: Carlos
Salcedo, un ciudadano del que se difundió fotografía y número de teléfono, pero
que hasta la fecha no ha sido capturado.
EL AÑO DE “LA SALIDA”
El llamado año de “La Salida”
también contó con la cortina magnicida: cinco denuncias a lo largo de 2014 que
comenzaron el 15 de febrero, tres días después del inicio de las protestas
antigobierno, con una alerta por parte de Maduro que se dijo preocupado por su
vida, luego de que un tuitero llamado “Power Kardashian” amenazara, a través de
la red social, con matarlo.
Exactamente un mes después, con
el país en llamas y decenas de barricadas en varias ciudades del país
organizadas por factores de oposición que pedían la renuncia a Nicolás Maduro,
éste, en un acto frente a miles de militares, se dirigió al presidente de
Estados Unidos y le pidió expresamente que no autorizara un presunto plan para
matarlo, que estaría adelantando el Departamento de Estado de la nación
norteamericana.
El 10 de diciembre de 2014,
Maduro anunció lo que sería el último plan magnicida en su contra de ese año.
Esta vez, según contó, se trataba de sicarios que habían viajado desde
Centroamérica hasta Ecuador para acabar con su vida, durante su participación
en la Cumbre de Unasur. Esta información fue ratificada por el gobierno de
Rafael Correa.
Anterior a esta ocasión, dos
denuncias habían tomado por asalto la escena noticiosa venezolana. En mayo
señalaron a la exdiputada opositora María Corina Machado, al exembajador Diego
Arria y al exgobernador Henrique Salas Römer de estar “financiados” por el
banquero venezolano Eligio Cedeño para “aniquilar a Maduro”. Y, en junio, la
delegación venezolana en la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
aseguró que la oposición política del país quiere matar al Presidente.
El abogado constitucionalista,
Gustavo Tarre, el exdirector de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Pedro María
Burelli, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Kevin Whitaker, el cubano
Robert Alonso y el abogado, Ricardo Koesling también fueron señalados por
presuntos planes desestabilizadores que siempre incluían la idea de asesinar al
Primer Mandatario, durante 2014.
EL FIASCO DE COSTA RICA
Tras una docena larga de
advertencias por presuntos planes de asesinato en su contra, Maduro comenzó
2015 con una serie de viajes al exterior que lo mantuvieron fuera de Venezuela
durante la mayoría del tiempo en enero. No obstante, el día 27, durante una
alocución desde Caracas, el Jefe de Estado anunció que un grupo de terroristas
amenazaron con matarlo en Costa Rica, destino al que partiría en lo sucesivo
para participar en la Cumbre de la CELAC. Maduro aseguró que el gobierno tico
estaba al tanto de la amenaza.
Un día después, el canciller de
Costa Rica, Manuel González, desmintió al presidente venezolano y aseguró que
la integridad de ninguno de los mandatarios estaba en riesgo. “No hemos
confirmado ninguna amenaza ni grupo terrorista en nuestro territorio”, agregó.
De la boca de Maduro no salió ni
un solo comentario más sobre esta desmentida amenaza. La palabra magnicidio
casi se desdibujó por completo en el acelerado acontecer nacional hasta este 12
de febrero cuando un nuevo elemento de color acompañó a una nueva denuncia de
un nuevo y supuesto plan magnicida.
La estrategia en cuestión se
llamaría “plan de golpe azul” y consistiría en ataques aéreos sobre la sede del
gobierno nacional y otros sitios tácticos donde estarían previstas apariciones
del Primer Mandatario. Estos planes fueron atribuidos a un grupo de militares
que ya fueron detenidos, según informó el Ejecutivo.
Esta última denuncia magnicida
activó las alarmas del gobierno y del Alto Mando Militar que cerró filas en
apoyo a Maduro y rechazó cualquier intento de golpe dentro de las filas
castrenses.
Los venezolanos, por su parte,
ven con descrédito esta última alerta y así lo han reflejado a través de las
redes sociales donde, mediante memes y comentarios satíricos, se han burlado
del Presidente.
De cualquier modo, el
autoproclamado hijo de Chávez parece honrar el legado de su “padre” que, en
vida, y durante su gobierno, denunció 22 presuntos planes para matarlo, a la
par de otros 41 más anunciados por los principales voceros chavistas. Así, la
imitación padre-hijo podría advertirle a los venezolanos que, en materia
magnicida y con Maduro en el poder, falta mucha tela que cortar.
Por: Héctor Pereira / NTN24
Venezuela
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