El mito de la revolución
difundida por los que la pregonan como marxista bolivariana, tendencia morbosa,
constitutiva del legado ideológico del hoy
desaparecido comandante eterno Hugo Chávez, contradictoria por falta de
aplicación integral dada su disparatada
concepción, por cuanto, como hemos dicho en reiteradas oportunidades, entre lo
que pudo pensar Bolívar y la pretendida integración de sus ideas liberales al
socialismo esgrimido por el alemán Carlos Marx evidencia una idiosincrasia,
nada símil al comparar una de las ideas con la otra, por cuanto al hacerlo se
presentan perfiles distintivos
incompatibles en común, que puedan conjugar tan atípica campaña
discursiva de los que se han apoderado
del término:
patria, por lo que para ilustración de la no similitud pretendida,
así como la ignorancia inveterada en la interpretación de la historia, con
aquiescencia del hoy distinguido aquelarre
oficial; y para ilustración de la ciudadanía en su totalidad, Carlos
Marx, a exigencia que le fuere hecha por el directivo de un periódico
norteamericano, se expresó del Padre de la Patria en la forma que se inserta a
continuación: “Un palurdo, un botarate, un aristócrata con ínfulas
republicanas, un ambicioso mendaz cuyos contados éxitos militares se deben solo
a los asesores irlandeses que ha hurtado como mercenarios”; y en carta dirigida
a Engels, llama a Bolívar: “Canalla, cobarde brutal comparándolo con Soloque,
el extravagante caudillo haitiano que en 1852 se había hecho coronar como
emperador”; dicho esto y por cuanto en el preámbulo de la Constitución se
establece que “el pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e
invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador
Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y
de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana”, nos lleva en
virtud de la reflexión, que acarrea, hacernos la siguiente reflexión: si lo
dicho carece de desmentido, ¿por qué los historiadores e intérpretes del
proceso han permitido que se cometa tal desaguisado con la figura más excelsa
de la vida republicana de la nación?, ¿será que para estos llamados
compatriotas le es de más importancia, la permanencia en cargos burocráticos
que la vigencia de la Constitución?
Los dirigentes de la llamada revolución, no han tenido empeño
alguno en cumplir el logro constitucional para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica en un Estado de justicia, que
consolide los valores de libertad, independencia, la solidaridad, la garantía
universal de los derechos humanos, teniéndose en cuenta que el Estado tiene
como fines esenciales la defensa y el
desarrollo de la persona humana, el ejercicio
democrático de la voluntad popular.
El galimatías continuo e interesado
de los factores dirigentes del oficialismo, el servilismo eunuco para los que
disfrutan sin responsabilidad alguna de los dineros públicos, la falta de
concienciación en cuanto a la coexistencia
pacífica para la solución de los problemas de interés nacional, las
apocalípticas amenazas de extermino de los sectores que irresponsablemente han
dado en llamar de la derecha, la falta de interés en restituir las libertades
públicas, la restricción de la libertad de expresión, el no permitir el regreso
de los exiliados, colocan en entredicho el ineficaz proceso dizque
revolucionario, en razón de que el presente régimen de exclusión de la
civilidad por más empeño de difusión mediática, de cartelización de los medios
escritos y radiodifundidos, no ha podido
galvanizar el alto contingente de voluntades que no comparten el autoritarismo
gubernamental ansiosos de que se establezcan las responsabilidades que fueren
menester para el juzgamiento de los que se han enriquecido ilícitamente con los
dineros provenientes del tesoro público,
independientemente de que sean militares o civiles, haciendo honor a la no prescripción de los delitos de
peculado.
El proceso que impulsa la
revolución marxista bolivariana ha perdido la brújula: de país abastecido en
producción doméstica ha pasado a ser importador irresponsable ensacando
comestibles en los puertos de Cuba. La escasez de alimentos y las colas que dan
vueltas al país para la adquisición de
productos que le permitan subsistir se hacen continuas, el salario
mínimo no le permite a un trabajador ingerir como límite alimentario una
empanada diaria; todo debido en gran parte a que el que se ejercita como
presidente de los venezolanos no ha tenido capacidad para analizar el
compromiso social y permitir un desarrollo
que supere el sistema de conuco, hoy decimonónico, lo cual no le es
dable, careciendo además de dotes para predicar como líder populista en los países de la región, ni para
manejar la economía petrolera ni ser factor importante en la política de
mercadeo de la OPEP.
El presidente, nuestro
presidente, no persigue otro fin que el de su reelección continua, no actúa
como mandatario de los venezolanos, todas sus intervenciones, sin argumento
razonable para la concepción socialista del siglo XXI, causan hilaridad por los
irracionales argumentos esgrimidos, para ese despótico propósito cuenta con el
apoyo del presidente de la Asamblea Nacional, capitán activo Diosdado, quien
manejando los diputados que integran el Parlamento como si fuera una tropa,
secuestra los poderes que integran el poder público nacional, colocándolos al
servicios de sus intereses personales.
Nicolás Maduro para su antojo
autoritario de continuación en el ejercicio
de la Presidencia de la
República, como bien lo ha dicho en uno de sus editoriales El Nacional,
“no permite debatir la condición que ha
adquirido la cúpula de le Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la vida pública
del país, respondiendo los agentes de gobierno con el argumento de que hay una
campaña en contra de esa institución”. Pero también es cierto, como expresa el
editorial de marra, lo cual es obvio compartir: “La cúpula de la de la FANB no
es equivalente al pueblo. Si alguna vez fue ‘representativa’ del pueblo, ya no.
Al contrario, esa cúpula está cada vez más alejada del pueblo con sus
padecimientos cotidianos. Se ha transformado en una corte, hinchada de su
poderío militar, político y económico”.
El autoritarismo del presidente
es indudable, su perpetuación reeleccionista
carece de discusión; pero como todo mal tiene su medicina, existe una de
aplicación inmediata, la cual no es otra que la concurrencia a las elecciones
para integrar el Parlamento, anunciada para fecha próxima. La partición en la
escogencias de los diputados y diputadas a la Asamblea Nacional es la gran oportunidad
para evitar las fechorías que los agentes del oficialismo, con acompañamientos
ocultos, han escenificado de manera perversa en la escogencia de rectores del
CNE, de integrantes del Poder Moral y de magistrados al Tribunal Supremos de
Justicia.
Los sectores adversos al
gobiernos que son muchos, deben torcerle el cuello a la prédica abstencionista,
pero también deben ser conscientes de que para tal fin debe conformarse un gran
frente de unidad nacional, sin prejuicios de vanidades engreídas, con capacidad
de lucha política, con experiencia en la preparación de las jornadas cívicas.
Ninguna integración de grupos minoritarios, sin mayoría pertinente de
dirección, puede osar a través de cálculos
de aritmética erigirse en representantes del inmenso conglomerado que le es adverso al actual régimen
militar-cívico. Atribuirse la representación de otros es más que un abuso. En
Venezuela se ejercitó por muchos años una prestigiosa publicidad, de nombre ARS, cuya motivo publicitario decía:
“Permítame pensar por usted”, esto hoy es imposible.
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