Unas planchas, unos hornos
pequeños y unas ollas eso es lo único a la venta en la tienda Daka de Bello
Monte, que hoy luce desierta, a doce meses del llamado “Dakazo”.
Fue desde Anzoátegui y fue
tajante. “He ordenado inmediatamente la ocupación de esa red (Daka) y sacar los
productos a la venta del pueblo a precio justo. ¡Que no quede nada en los
anaqueles!”, exclamó Nicolás Maduro en cadena nacional de radio y televisión.
Fue hace exactamente un año.
Maduro reiteró que se trataba de un acto reivindicativo: “La burguesía, cuando
se siente poderosa, le quita al pobre para enriquecerse (…), el saqueo que
ustedes practicaban se acabó. El pueblo quiere justicia”. El propósito,
insistió, era “proteger el salario de los venezolanos, sus aguinaldos”.
Protegerlos de lo que meses antes había catalogado como “guerra económica”.
El contraataque gubernamental
tomó forma de “ofensiva” basada en fiscalizaciones. “La burguesía asegura que
con estas medidas espanto a las inversiones mundiales, que no van a venir a
nuestro país. ¿Qué quiere la burguesía parasitaria? ¿Qué yo me quede de brazos
cruzados? ¿Qué acepte que saqueen a nuestro pueblo?
En aquella alocución, Maduro
informó que los gerentes de Daka, la minorista de electrodomésticos y equipos
electrónicos con cinco sedes en el país (dos en Caracas, una en Falcón, una en
Lara y una en Carabobo) estaban detenidos en el Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin).
¿La razón? Después de que la
entonces (hoy extinta) Superintendencia Nacional de Costos y Precios
(Sundecop), adscrita a la Vicepresidencia de la República, fiscalizó las
tiendas, hallaron sobreprecios de hasta 1.200% en los productos.
Así que obligaron a esa cadena a
rebajar sus importes entre 50% y 80%. Los comercios quedaron a cargo del
director del Servicio Desconcentrado de Bienes y Servicios de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana (Fanb), coronel Hermes Carreño Escobar.
El 8 de noviembre de 2013, en
plena temporada electoral para los comicios municipales del 8 de diciembre, lo
que sucedió en Daka -fiscalización, ocupación, baja de precios- se repitió en
otros comercios: de tiendas por departamentos, de ropa, de calzados, de
ferretería, de papelería, de tecnología. De 400 empresas inspeccionadas, solo
cinco vendían a “precios justos”, precisó Maduro dos semanas después de haberse
iniciado aquel operativo.
La respuesta al remate de los
precios fue masiva: las colas de personas, larguísimas, se extendían desde las
puertas de los comercios durante el día y parte de la noche.
Hubo gente que las hacía para
luego vender el puesto. Se reportaron saqueos en algunos comercios de Caracas y
de otras ciudades de Venezuela.
Varios bancos aumentaron los
límites de las tarjetas de crédito. Economistas, entre ellos el director de la
firma Econométrica, Henkel García, analizaron la situación de esta manera:
“Esto es como cuando alguien va a una fiesta y se bebe todo; después lo que
viene es la resaca”.
La petición del presidente Maduro
se cumplió: los anaqueles quedaron vacíos. Daka debió bajar las santamarías por
falta de inventarios antes de diciembre. Hebert García Plaza, quien estaba al
frente del Órgano Superior para la Defensa de la Economía, aseguró que pronto
se repondría la mercancía.
Como el “barbarazo”
Han transcurrido doce meses. A la
tienda Daka de Bello Monte (al sur de la ciudad) le sobra espacio. Se pueden
contar los pocos productos disponibles: unas planchas, unos hornos pequeños,
unas ollas, unas licuadoras y una tostadora de pan. También hay un equipo de
sonido, pero más bien parece de uso interno. De línea blanca, nada.
El vigilante y dos empleados
pasan el rato conversando en la entrada. Una vendedora juega con su teléfono.
Ese es todo el personal que labora. Ni
siquiera hay nadie en la caja.
Afuera del local apenas hay dos
carros estacionados. La escena es de resaca después de un fíestón. La promesa
de García Plaza quedo en eso: en promesa.
- ¿Tiene tiempo la tienda así,
con tan pocos productos a la venta?
-Sí, casi no ha llegado nada.
Este año hemos estado así. Pero pregúntele al gerente, responde la vendedora
del celular.
El gerente camina de un lado a
otro, con prisa, con unos papeles en la mano. De entrada pide el anonimato: “Es
que no puedo declarar hasta el 15 de noviembre”, explica a El Tiempo.
- ¿Desde cuándo no les llega la
mercancía?
-La primera mercancía de este año
nos llegará el 15 de noviembre. No puedo decirte más. Pero hay rumores de que
en lo que llegue, habrá otro “dakazo”. Imagínate.
Ese desabastecimiento, para el
presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes y Distribuidores de
Electrodomésticos, Edgar Berríos, es claramente una consecuencia de los remates
de 2013.
A finales de octubre, el primer
vicepresidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, señaló que muchas de las
empresas afectadas por las fiscalizaciones del año pasado no se han recuperado:
“Muchas desaparecieron del mercado”.
Son, de acuerdo con Carlos
Maldonado, director de la Cámara de Comercio de Caracas, las secuelas del “daño
más grande que se le ha hecho al comercio”: “Lo que se quería era desbancar a
las empresas, al sector más competitivo de la economía venezolana. El objetivo
fue atemorizar a los inversionistas. Y eso seguirá teniendo un impacto por
mucho tiempo”.
El economista Jesús Casique
concuerda: “Hay temor en los inversionistas: en lugar de fomentar la inversión,
el gobierno se encargó de ahuyentarla. No es un tema económico sino también
político: las señales que le están dando al mercado, en este caso al sector
comercio, son muy adversas: expropiaciones, confiscaciones, multas y cualquier
medida fiscal que va en detrimento económico y de la producción”.
Los expertos estiman la crisis
del sector comercio será una de las que incidirá en la contracción del Producto
Interno Bruto en 2014.
Nueva fiesta
El gobierno ya comenzó a aplicar,
otra vez, el guión del año pasado, sin aparente preocupación por el efecto resaca.
El 31 de octubre pasado se adelantó el inicio del plan Navidades Felices 2014,
previsto para el primero de noviembre, con el comienzo de nuevas inspecciones.
Y, como en 2013, habrá más dinero
en la calle: la semana pasada el presidente Maduro anunció un nuevo incremento
del salario mínimo, en 15%, a partir del primero de diciembre (pasa de 4 mil
251 a 4 mil 889 bs) . Este aumento coincide con el pago de aguinaldos
(administración pública) y utilidades (sector privado).
“Vamos a recorrer todos los centros
comerciales y bulevares donde la gente compra sus juguetes, artículos
navideños, electrodomésticos, calzados y textiles que muchas veces son objeto
de usura y especulación en esta época decembrina”, informó el superintendente
de Precios Justos.
Esta vez no se inició con Daka –
sus inventarios, como se observa en todas sus tiendas, son mínimos- sino con la
cadena de juguetes General Import. La reacción ha sido la misma: colas
larguísimas de cientos de personas para comprar los productos más baratos.
He ordenado la ocupación de esa
red (Daka) y sacar los productos a la venta del pueblo a precio justo. ¡Qué no
quede nada en los anaqueles!”
Nicolás Maduro
Presidente de la República
En lugar de fomentar la
inversión, el gobierno se encargó de ahuyentarla (…) las señales que le están
dando al sector comercio son muy adversas”.
Jesús Casique
Economista
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