Para Antonio Sánchez García, una
de las preguntas centrales que deben responder los venezolanos es qué pasó en
nuestro país entre el momento en el que combatió a la guerrilla financiada por
Fidel Castro y el momento en que, en sus palabras, Hugo Chávez le entregó Pdvsa
al “tirano decrépito” sin que se tuviese que levantar de la cama.
“Algo muy grave pasó entre esas
dos Venezuelas”, dice en esta segunda parte de la conversación con Noticiero
Digital.
Las cifras que maneja el
oficialismo señalan que, antes de que ellos llegaran al poder, la pobreza
extrema estaba muy extendida en Venezuela y que hoy en día ha salido mucha
gente de tal estado. ¿Qué piensa usted?
-Yo creo que los que dicen eso
nacieron en 1992 con el golpe de Estado y no tuvieron tiempo de ver la
Venezuela que yo vi; la que tú viste y la que todos nosotros vimos. Tuve la
impresión, y así lo sentí cuando llegué a Venezuela, que éste era uno de los
países donde había mayor movilidad social y de que las diferencias sociales no
eran de ningún modo tan profundas y quemantes como las que había en Chile.
-En Venezuela se podía nacer
abajo pero no había obstáculos para llegar arriba. ¿Qué son los actuales
jerarcas sino patas en el suelo que se hicieron multimillonarios en un suspiro?
¿Dónde eso es posible en América Latina? Es decir, pobreza como la que hoy
vemos y sobre todo la condena a permanecer pegado a la costra de miseria, el
hampa, la sangre y las colas no debe haber habido jamás en Venezuela; por lo
menos, jamás desde que llegó el petróleo. Los pobres son más pobres, los
medianos son más pobres y los ricos son chavistas. Quien sostenga lo contrario
es un ciego, un cínico o un imbécil.
-Otra cosa es que haya habido un
reparto indiscriminado. Aunque ese reparto indiscriminado reparte miserias en
el fondo. Porque lo que no había cuando yo llegué a Venezuela eran políticos
con dos mil millones de dólares en la cartera, como Diosdado Cabello. Eso era
lo que no había. Que los narcogenerales y los boliburgueses me demuestren lo
contrario.
¿La polarización que existe hoy
en día en el mundo político se puede también reflejar en la metáfora de un
muro, en este caso ideológico, que separa a un pueblo?
-En primer lugar, yo pienso que
la polarización, de que se habla, es relativamente fantasmal; y lo digo así
porque, efectivamente, la sociedad está polarizada pero sólo entre los que son
chavistas uña en el rabo y los que son antichavistas a muerte. Ahora, ese
extremismo en las posiciones yo no lo llamaría polarización; porque hasta donde
yo conozco las encuestas, la posición mayoritaria la tienen en este momento
quienes quieren volver a la democracia de libertad y oportunidades, quienes
quieren volver a la prosperidad y al entendimiento. No quienes hablan lo
contrario.
-Se habla ya de un 70 – 30 a
favor de la oposición democrática en la voluntad de los venezolanos; de manera
que yo diría que la sociedad venezolana está polarizada, por una parte, entre
los cubanos que controlan el gobierno; el gobierno que le sirve a los cubanos;
los sectores militares del estado mayor que se han enriquecido a expensas de la
miseria generalizada, por una parte. Y por otra parte, yo mencionaría a los
colectivos que tienen una propuesta
existencial terrible, que es la del malandraje, el terror y la
criminalidad política. Luego podemos
constatar la existencia de la sociedad venezolana mayoritariamente, democrática
y, finalmente, las élites políticas. Digamos, el país más que polarizado, yo
diría que está pulverizado en distintas fracciones.
El objetivo de Fidel Castro fue
apoderarse de Venezuela y lo logró al día de hoy; sólo que cuando ya el momento
está huero para la revolución castrocomunista. ¿No le parece?
-Ese objetivo de Fidel Castro se
cumplió en sueños, digo, mientras estaba durmiendo. Ni siquiera tuvo que
levantarse de la cama. Apareció un militar felón, un lame rabo que fue hasta La
Habana a abrirle la puerta de su dormitorio, entró, se acercó a su cama, lo
sacudió como en el día de su cumpleaños y le regaló un mapa. Era el mapa de
Venezuela. Esa es una de las cosas más insólitas que han sucedido en América
Latina, que un país, el primer productor de petróleo de la región y con una de
las reservas petroleras más grandes del mundo vaya a entregarle llave en mano el
país a un tirano decrépito.
-Ya me imagino la felicidad de
Castro al despertar con Pdvsa debajo de su almohada. Sin que se le hubiera
caído una muela. En cambio, ¡qué brutal diferencia!, cuando quiso apoderarse
del petróleo haciendo la guerra de guerrillas en Venezuela se encontró con los
venezolanos de verdad, no con los lame suelas y chupatintas de la izquierda
marxista. Algo muy grave pasó entre esas dos Venezuelas; algo terriblemente
grave que debe llevarnos a reflexionar, entre el gobierno de Rómulo Betancourt
y el de Hugo Chávez como para que la sociedad venezolana haya renunciado a su
propia soberanía y a su propia nacionalidad, para regalarle a Fidel Castro la
principal reserva estratégica del mundo y ponerse a su servicio para
facilitarle el uso que él quisiera hacer de ese regalo. Ese es el auténtico
problema antropológico, cultural, psicológico que debemos enfrentar: ¿por qué
los venezolanos se convirtieron en unos lame suelas, en unos cobardes, en unos
pusilánimes?
-Además, al regalarle nuestra soberanía
se echó al tacho de la basura una tradición que nos enorgullecía enormemente,
porque Venezuela fue la madre de cinco independencias siendo que hoy es el
último furgón de cola del Foro de Sao Paulo y que sea invitado especial a sus
saraos sólo porque pone el billete. Es algo que debería avergonzarnos a quienes
verdaderamente sentimos amor patrio.
Noticiero Digital
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