Cocineros merideños. Entro a La
Capellanía y consigo ajíes dulces expuestos en la vitrina como verdaderas
piezas de colección. Temprano escuché a Teo Zurita su dueño y cocinero
hablando sobre las bondades de los productos merideños. No sirve una pisca
porque sus comensales la rechazarían. Podría hacerla reconstruida. Sin embargo
inventó un hot dog de trucha ahumada. La visita devora la salchicha casera de
trucha metida en un pan de papa y saní, acompañado de alioli y picadillo. Son
un delirio sus papardelles del capellán con ragú de chorizo, camarones y
champiñones.
En una ocasión pasé por el
restaurante de La casa del Páramo en Apartaderos y el cocinero Marko
Sterlicchi me contaba cómo se había fajado a rescatar el saní para servirlo a
los comensales. Hace más de 40 años fui a recolectar papas con los campesinos
de Cacute. A casi 3.000 msnm probamos papitas sancochadas con saní. Es el nabo
seco, molido y con algo de sal. Parece una pimienta. Pero ya casi no lo usan.
Nuestros cocineros se han ocupado de darle valor al servirlo en sus mesas.
Ahora Marko cocina con Issam
Koteich en su restaurante Melao. Issam estaba en Dubai después de haber
trabajado varios años en cocinas importantes en el País Vasco. Ganaba mucho
dinero, pensó en comprar una lancha o tremendo carro, pero le entró la
nostalgia y agarró sus reales, sus maletas, su familia y se vino a Mérida a
montar su restaurante. Aquí están sus afectos, la montaña, el clima, los
sabores con los que creció. Probamos un tartar de trucha salmonada con piña
verdaderamente memorable. Su carpaccio de carne marinada por 21 días es una
fineza. No había comido lengua desde que me obligaban en mi casa. Pues gocé la
que me sirvieron en Melao cocinada por 72 horas. Lo mismo digo de su asado
negro. Los platos lucen como obras de Miró.
Ahora experimenta con el biruz.
Es un polvo que usan en los pueblos del sur como sustituto del café. Lo hizo
como helado, como acompañante de una arepa crujiente de maíz pilao rellena de
una tarta de queso ahumado y lo usa como condimento para ciertas carnes
acentuando su sabor con sal y azúcar. Issam es un encanto. Lo mejor es
entregarse a sus recomendaciones. La terraza está
pegada del Parque Nacional Sierra
Nevada. Xinia y Peter continúan con su comedor en su acogedora y exquisita
posada en la Mucuy Baja. Cenas de degustación con 5 platos para huéspedes y
visitantes que reserven. La crema de champiñones es perfecta. En el desayuno
son extraordinarios los pastelitos andinos, las mermeladas y los panes hechos
en casa. Cocina Néstor Gutiérrez, el más fajado de la vida. Me consta. El
comedor es abierto a la montaña y lo preside una dama elegantísima que Xinia le
regaló a Peter cuando cumplieron 40 años de casados. Esa mujer tiene todo lo
que ella jamás tuvo.
Otro restaurante que hizo
historia en Mérida fue Miramelindo. Cuando cerró, Mirén Goñi de Fontoba se
retiró a su casa en La Pedregosa. Como se aburría, armó fogones para recibir a
los comensales entre sus gloriosos jardines, en el comedor de la casa o en una
terraza. Todo depende del grupo, pues solo se come previa reservación. Ofrece
sus especialidades vascas, ya sea para 5 personas o 50. Amo sus pimientos de
piquillo rellenos de cordero o pato, las sopas, los platicos iniciales para
empezar a alborotar el paladar. Cocina según lo que consiga. No existe un menú
fijo. Y eso es lo mejor. Siempre sorprende.
Su hijo Eneko Fontoba, profesor
en el Hotel Escuela, nacido y criado entre aromas e ingredientes, es quien
diseña los menús para los restaurantes en el nuevo Teleférico Mukumbarí. No dio
adelantos, pero podemos confiar en su criterio. Ya está haciendo pruebas.
En el centro y en el camino. Amo
desayunar en el último piso del mercado principal. Me encantan el perico con
bastante tomate, las arepas andinas y el queso ahumado. En pleno centro almorcé
en Posada Mamá Tila, atendida por sus dueños Francisco Villarreal y su hermana.
El restaurante en los corredores está abierto al público. Comida sencilla,
casera, bien rica, sin frituras, muchos vegetales, jugos naturales, un menú
distinto cada día y de postre unos ponquecitos que les lleva un amigo y son
mundiales. También sirven desayuno. Es cerquita del teleférico. Desde aquí
mismo pueden caminar hasta el Hotel Escuela de Mérida, al lado del viejo Hotel
Prado Río. Sirven desayunos, almuerzos y meriendas hechos por los estudiantes
junto a sus profesores. Almorcé riquísimo con un pollo con maíz, vegetales
salteados, yuquita frita en su punto y de postre una torta tres leches.
Almuerzos por 80 bolívares con sopa, principal, postre y jugo. Desayunos
completos o con arepas y pasteles. En la merienda hay hamburguesas o tortas.
También en ciudad de Mérida
acérquense a Chocolatte, el invento goloso de Asmiriam Roa, donde se ha
dedicado a buscarle todas las posibilidades al mejor cacao del mundo el
nuestro en postres y bombones. Todos hablan de su torta de chocolate y deliran
con los brownies. Son excelentes los ñoquis al pesto, el risotto de camarones y
tomates, la salsa tres quesos para la pasta y el pollo a la parmesana.
En la carretera es un clásico el
restaurante La Toscana en la posada Los Andes en Mucuchíes. Atienden las mismas
señoras de toda la vida en la vieja casita de pueblo con ventanas grandes y
techos altos, cuadros y talles de artistas locales y pastas bien sabrosas.
También sirven truchas y las sopas de granos son gustosas.
Más elaborado y previa
reservación es el Bistró de KQT. La familia Machado tiene años haciendo quesos
madurados y frescos, mermeladas y un dulce de leche que adoro, ya sea con
vainilla y con canela. Desde hace como un año resolvieron abrir el Bistró en su
propia casa, previa reservación. Es un espacio precioso con vista de montaña
donde se sirven risottos con el queso fresco que hacen, carnes, cordero y
suculentos postres. Es un acontecimiento gastronómico.
VALENTINA QUINTERO
Fuente: EL NACIONAL
WEBMASTER: LOCAVE
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