La democracia es una de las
grandes conquistas de la humanidad. Si bien sus orígenes están en la Grecia
antigua su universalización como la menos mala entre las formas de gobierno,
Churchill dixit, tiene, si acaso, menos de tres siglos.
En nuestro país, en el que nos
estamos acostumbrando a escuchar novedosas sandeces por parte de funcionarios
públicos que, por carecer de una ideología sustentada para no decir
sustentable, no les da pena alguna decir lo primero que les pasa por la cabeza
para justificar el estado actual de las cosas y mostrar su fidelidad a prueba
de todo con el supuesto” proceso revolucionario “
Entre estas ideas ” novedosas “de
las relaciones entre los poderes del Estado
destaca la afirmación de la Magistrada presidente del TSJ que su institución
es un supra poder que puede revisar y nos imaginamos rectificar, revocar y
anular cualquier acto de los que haya emitido o pueda emitir cualquier poder u
organismo del Estado.
Una sola pregunta nos viene a la
mente, ¿será que en Venezuela estamos viviendo en el mundo al revés del Dr.
Subuso? ¿Según esa novel interpretación de la democracia los poderes derivados
tienen más poder que los elegidos en forma universal y secreta por el pueblo?
Pues no es así ciudadana
presidente del TSJ, le recordamos que en democracia la máxima autoridad de la
voluntad popular es la Asamblea Nacional
o parlamento, porque en ella están representadas todas las fracciones de
la vida política y estas personas han
sido electas de manera universal y secreta todos los venezolanos habilitados
por la Constitución Nacional para
hacerlo.
No crea usted que dignifica su
institución ni tendrá mayor poder al permitir que magistrados designados por
una anterior Asamblea coreen ” Revolución, revolución y viva Chávez”. Eso
recuerda más bien el triste aunque heroico grito del” No pasarán” de la guerra
civil española.
Esta no es la hora de frases
huecas sino de acciones concertadas para sacar a Venezuela del marasmo en el
que lo ha hundido esta revolución que con tanto fervor defiende usted en su
última trinchera.
Editorial Analítica
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