Y en Venezuela, ¿cómo son
tratados los estudiantes? De su talento habla su estupendo rendimiento en las
principales academias del mundo. Aquí tuvimos el programa Gran Mariscal de
Ayacucho de resultados impresionantes, y mal que bien, el dólar de Cadivi, que
por razones comprensibles murió sin alternativa, dejando en condición miserable
a miles de estudiantes que habían salido a la conquista del universo y han sido
condenados a sombras inciertas
Presencio un acto de graduación
en la Universidad de Columbia: pregrados, maestrías y doctorados, todos con
tradicionales togas y birretes de color azul cielo que es el de esta célebre
Universidad, fundada antes de la independencia de EEUU.
Habla el presidente de la
institución y luego los decanos. Hablan personalidades como la hija de John
Kennedy, egresada de Columbia y actual embajadora en Japón.
Asisten miles de familiares de
distinta procedencia geográfica porque en la masa de graduados despuntan
jóvenes de 70 naciones, incluidos asiáticos, africanos, europeos y
latinoamericanos en busca de las más avanzadas ideas sobre el mundo y las
maneras de afrontar los dramas de la especie.
Es una política de Estado de las
naciones que luchan por el conocimiento como básica herramienta del desarrollo.
Captarlo en los centros de investigación y académicos de los lugares más
avanzados, es signo de buen gobierno. No regatearlo a quienes lo necesitan,
también lo es. Columbia lo demuestra.
Veo los rostros. Negros, blancos,
mujeres, hombres, todos reciben su distinción y en ellos se percibe un aire de
triunfo. Personal, claro, pero más allá de eso se sienten y así lo manifiestan,
mejor preparados para impedir que la Humanidad desaparezca en la irracionalidad
y el fanatismo y saben perfectamente que animales humanos somos todos, ojalá
más humanos que animales.
Becados por sus gobiernos, la
mayoría de ellos de muy escasos ingresos, logra saltar a la cumbre del
conocimiento.
Al final, el bello himno de la
Universidad, creado por Joseph Haynd, e inmediatamente se oye la voz de
"La voz", Frank Sinatra entonando "New York, New York".
¿Acaso una incongruencia en un acto académicoformal? La respuesta la encuentro
en el ambiente. La gran ciudad ama a sus estudiantes, los rodea de afecto.
En las vidrieras de los comercios
se multiplican los gestos de gratitud: congratulations, repiten. Los muchachos
no guardan sus togas. Las exhiben en toda la urbe, que los observa agradecida.
El EmpireState, emblema de Nueva York desde antes de la hazaña de King Kong, se
ha iluminado de azul para celebrar a los graduados de Columbia.
Y en Venezuela, ¿cómo son
tratados los estudiantes? De su talento habla su estupendo rendimiento en las
principales academias del mundo. Aquí tuvimos el programa Gran Mariscal de
Ayacucho de resultados impresionantes, y mal que bien, el dólar de Cadivi, que
por razones comprensibles murió sin alternativa, dejando en condición miserable
a miles de estudiantes que habían salido a la conquista del universo y han sido
condenados a sombras inciertas.
Desde el poder emana un odio
flamígero contra los estudiantes. Venezuela se identificaba históricamente con
su juventud. Se enaltecía su compromiso con este abrumado país. Patriotas en
ejercicio diario, son tildados ahora de apátridas.No escuchan la agradable voz
de Sinatra. Escuchan insultos prostibularios.
Pero si algo han demostrado es su
tenacidad sin par, su coraje, su entrega a todo riesgo. Y eso si que no pude
encontrarlo en Nueva York ni en ninguna otra parte.
Por: Américo Martín
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