La pérdida de la memoria para los seres humanos es una
de las más tristes tragedias; no obstante, la desmemoria de la patria, a pesar
de su gravedad, no se incluye entre las enfermedades sociales.
Venezuela es un país sin retentiva histórica, es por
eso que, de cuando en cuando, recurrimos a la reinvención de anales. Así
fabulamos una resistencia indígena, que apenas existió, mientras olvidamos las
oportunidades perdidas en esta Tierra de Gracia. Describimos una gesta
libertadora, como una cruzada de santos iluminados que nunca sacrificaron a
inocentes aunque apoyaran proclamas de guerra a muerte, y las ejecutaran. Solo
Boves fue cruel, nunca los nuestros.
La quinta república inventó su libreto, en él nunca
hubo una Pdvsa, producto de la nacionalización del petróleo por el gobierno de
Carlos Andrés Pérez; nunca hubo una industria del aluminio, pues la dejaron
morir; el emporio guayanés jamás exportó acero, ya que los gerentes que lo
capitanean solo logran una producción deficitaria. En el inventario que hace la
quinta república no existe pasado.
Con motivo de la celebración de los 40 años del inicio
del Sistema de Orquestas Juveniles, me vino a la memoria el alba de esa
iniciativa, cuando en la antesala del ministro Gumersindo Rodríguez el profesor
José Antonio Abreu, para el momento director de Cordiplan, me confesó su
frustración al no lograr apoyo para el proyecto de una orquesta de jóvenes
alevines que se formarían no como músicos profesionales sino mejores
ciudadanos, al disciplinarse y acostumbrarse al trabajo constante y en equipo.
Quimera que podía entusiasmar a constructores de futuro.
Como director del Programa de Becas Gran Mariscal de
Ayacucho, cargo que ejercía en ese momento, tomé muy en serio el sueño del
maestro y, junto con el ministro jefe de Cordiplán del presidente Pérez,
facilitamos los primeros adoquines para el hermoso sueño que en el transcurso
de estos fructíferos y orgullosos años se convertiría en la monumental obra que
es el Sistema de Orquestas Juveniles. Se otorgaron las primeras 50 becas, para
la formación del grupo fundador.
No hubiese existido un Dudamel sin la cuarta
república, mucho menos existiría este Sistema de Orquestas que con tanto
orgullo venezolano se ha convertido en el propagador del alma nacional
expresada en nuestra música.
Recordemos a sir Winston Churchill: Si el presente
trata de juzgar el pasado, perderá el futuro… No hace falta renunciar al pasado
al entrar en el porvenir. Al cambiar las cosas no es necesario perderlas.
Leopoldo Lopez Gil.
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