Sr. Giordani:
Escribo bravo. Pero no bravo
normal. No. ¡Arrecho!
Fui a un automercado para ver qué
conseguía. Al entrar, me entregaron una bolsa:
—¿Y esto qué es?
—¡No pregunte y agarre!
Al minuto, decenas de personas se
peleaban por aquella bolsa que tenía dos jabones y un acondicionador. ¡Me sentí
humillado como todos los venezolanos! Me sentí como sobreviviente de un campo
de concentración, y fue allí cuando me acordé de usted. ¡Sí!, de usted,
Giordani, porque, por su culpa, los venezolanos estamos inmersos en este
vergonzoso e irreal desastre.
Sr. Giordani, le recuerdo su
cargo hasta el 17 de junio del año 2014: ministro de Planificación y
Desarrollo. Usted planificó y desarrolló la ruina de Venezuela. Usted fue el
principal asesor económico del eterno destructor. Qué lástima que el pajarito
infernal falleció, él debió presenciar el desastre al que nos arrastró.
Por su culpa, Sr. Giordani,
Venezuela dilapidó 900.000.000.000 de dólares. ¿Qué hicieron con cifra tan
inimaginable?
Sr. Giordani, las monstruosas
colas que venezolanos, resignados y vejados, hacen, ¡son su culpa! Es usted
culpable de lo que hoy, indignado, denuncia como si no hubiera tenido nada que
ver.
Por su culpa, Giordani, en mi
casa solo quedan 2 rollos de papel tualé y medio kilo de café. Por su culpa,
Giordani, el otro día, en la madrugada, recorrí 10 farmacias para conseguir una
inyectadora. Esta ignominia la están padeciendo todos los venezolanos.
Me enfurece recordar al
innombrable, en fastidiosas, interminables y destructoras peroratas, con usted
a su lado, con su carita de mosquita muerta apoyando aquella locura que
destruía y desangraba nuestro bello país. Es que, Sr. Giordani, no puedo
entender su hipocresía cuando hoy denuncia lo que usted planificó y ejecutó.
Por su culpa, Giordani, las
madres más pobres de Venezuela deben utilizar bolsas plásticas porque no tienen
pañales para sus hijos. ¿Eso no le da remordimiento? ¿No se siente aunque sea
un poquitico culpable? ¡No se haga el loco Giordani! Ud. sabía que comunismo es
ruina, por eso, es usted uno de los principales culpables.
La gira que piensa hacer con el
exministro Héctor Navarro (mosquita muerta también), para explicar la crisis,
deberían hacerla de rodillas y dándose latigazos.
Es tarde para arrepentirse del
daño hecho. Quédese con sus camaradas, que algún día ustedes les harán compañía
a quienes, por haber destruido un país, ahora habitan en el infierno.
Por: Claudio Nazoa
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