EN ESPERA DE LA DIVINA PROVIDENCIA

El mercado energético global se mueve velozmente y pareciera que no somos capaces de llevarle el paso. La producción de crudo venezolano decrece entre misteriosas cifras oficiales que no terminan de cuadrar y místicos discursos; que en un contexto moderno estarían destinados a la palinodia; cuyo objetivo, es continuar confundiendo a la inconforme turba nacional. Se puede afirmar que el Régimen de turno recurre a su típica estratagema.

Para poder acercarnos a la comprensión de ésta nefasta coyuntura, hemos de formular algunas preguntas:
¿Qué está sucediendo en materia energética FUERA de Venezuela?
La explotación del Shale-Oil (Petróleo de Lutita) y el Shale-Gas (Gas de Lutita) por parte de EE.UU, ha dado mucho de qué hablar.
El aumento en la producción de gas de lutita les ha brindado beneficios por su venta y provee la materia prima necesaria para impulsar el crecimiento de su sector industrial, donde áreas como la petroquímica y la siderúrgica se verán especialmente beneficiadas.
Gracias a los avances tecnológicos en el proceso de fracking y las reservas de las que disponen, han sido capaces de producir crudo muy liviano. El mayor consumidor de crudo Venezolano dejará de necesitarnos por completo para satisfacer sus necesidades energéticas.
Aunque públicamente su principal objetivo es pasar a ser energéticamente autosustentables,  están en plena transición para dejar de ser importadores, Estados Unidos se plantea ser un fuerte competidor en el mercado petrolero del mundo.
En Canadá, la producción de crudo a partir de sus arenas bituminosas sigue su acelerado crecimiento. Con ésta posible piedra de tranca que representaría el desarrollo de sus vecinos al sur, los canadienses han optado por aprovechar tanto como les sea posible la venta de tiempo con la que cuentan para ganar espacios dentro del mercado. Su objetivo es aumentar su capacidad de producción de 1.8 a 5.2 mmb/d para el año 2030, y competir directamente con nosotros por la venta de crudos pesados a EE.UU mientras les sea posible.
Otros competidores locales son Colombia y Perú, donde se encuentra Pacific Rubiales que no da indicios de caducidad, mientras que PEMEX en México que poco a poco continúa solventando sus conflictos internos.
El otro gran proveedor de crudo para EE.UU, Arabia Saudita, defiende su mercado de una forma que sólo ellos pueden hacerlo (ya que disponen de las reservas y del tipo de crudo liviano para ello), sobreproducción, de este modo obligan a la caída de los precios del crudo, en un esfuerzo para hacer menos rentable la producción norteamericana, que no dará su brazo a torcer por lo antes mencionado.
Sin pensar en la competencia, ¿hemos ido perdiendo participación en el mercado por otros factores?
La respuesta es sí, para adentrarnos en esto, primero hemos de comprender el funcionamiento básico de una compañía petrolera.
Para ser un participante fuerte en el mercado petrolero se debe controlar un negocio “verticalmente integrado”, este término fue acuñado por John D. Rockefeller; fundador de Standard Oil; su visión la conforman compañías capaces de controlar todas las etapas de producción del crudo, puesto que las etapas iniciales son costosas/de alto riesgo, y el verdadero beneficio se veía en la venta del producto terminado directamente al consumidor.
Para permear y garantizar la existencia de los productos derivados del petróleo venezolano en casa de nuestro mayor consumidor, Venezuela cuenta con activo de vital importancia, CITGO.
CITGO fue adquirida por completo en 1990 por PDV América, filial de PDVSA. Es importante señalar que no todas las refinerías son capaces de refinar todos los tipos de petróleo, se diseñan para dietas específicas, y CITGO está hecha especialmente para refinar nuestro crudo pesado.
En el año ’92, CITGO llegó a tener en su haber 15000 estaciones de servicio (E/S), y llegó a convertirse en marca establecida vendiendo refinados de petróleo venezolano.
La visión de CITGO es “Ser la inversión preferida de PDVSA fuera de Venezuela, encaminada a un rentable crecimiento y aprovechamiento de oportunidades”. David Tippeconnic (presidente, CEO y miembro de la junta de directores entre 1995 y 1997), destaca su valor en un excelente ensayo titulado “La Importancia de CITGO”.
A partir del ’98, los revolucionarios se han encargado de desestabilizar de forma metódica y progresiva la operatividad de la compañía. Incumpliendo cláusulas de ventas de crudo necesarias para satisfacer cuotas de producción (para venderlo un poco más caro a compradores alternos), dejando a la filial en condición de paria, logrando reducir la cantidad de E/S hasta las aproximadamente 6000 que hay actualmente. El régimen es directamente responsable por endeudarla al punto en que les pareció mejor vender un activo capaz de producir cerca de $14.6 millardos/año, por el módico precio de $7-10 millardos.
Diluyendo así nuestra participación en el mercado y a la vez destruyendo la imagen de una filial fundamental para nosotros.
¿Qué está sucediendo EN Venezuela actualmente?
Poco se sabe de la producción de PDVSA a través de las cifras oficiales. Nadie oficialmente comenta sobre su gravísimo endeudamiento, o el problema que más daño hace a nuestros activos nacionales: la falta de insumos que deteriora los procesos de producción.
Para comprender lo vital que son los insumos para las refinerías, hay que tener presente la importancia de la continuidad en los procesos de refinación. Los procesos de refinación de crudo que permiten obtener los productos finales, deben mantenerse completamente operativos y funcionales. Se puede hacer la analogía con el funcionamiento de un vehículo, si se tiene apagado mucho tiempo, sus partes empiezan a sufrir daños por el tipo de material que manejan para funcionar (hidrocarburos).
Debido a la falta de insumos, las refinerías se ven envueltas en situaciones como: la sustitución del mantenimiento preventivo por el mantenimiento correctivo, la canibalización de repuestos y partes para el mantenimiento de equipos, y la reutilización de repuestos vencidos, desuso de equipos funcionales… todo esto reduce directamente la vida útil de los mismos y afecta gravemente los delicados procesos, que responden brindándonos productos de mucha menor calidad para la venta.
Como consecuencia directa, las instalaciones se hacen medianamente operativas y un lugar de alto riesgo para trabajar.
Así, luego de 16 años socavando nuestra principal fuente de ingresos, y un mercado competitivo, cuyos precios van en caída libre (sin indicadores importantes que señalen futuros aumentos), logramos percatarnos que no hay Divina Providencia.
¿Habremos olvidado que somos un país MONOPRODUCTOR? ¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Cuáles serían las medidas a tomar dentro de PDVSA?
Sólo para empezar:
Eliminar las subvenciones de PDVSA al Estado, entiéndase misiones y derivadas.
Despedir a la camarilla de funcionarios que gozan de jugosas nóminas dentro de la compañía.
Estimular el desarrollo petrolero con capital privado, nacional e internacional.
Incrementar la producción tanto como sea posible y tan rápido como sea posible.
Eliminar la subvención petrolera a Cuba, Petrocaribe y demás allegados revolucionarios.
No es nada descabellado pensar que “…a este ritmo PDVSA tiene sus días contados.”

Por Luis Cediel (@LuisCediel)

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