Este artículo debió aparecer hoy
en el diario El Universal. Fue censurado. Desde aquí hago pública mi renuncia
como columnista de ese medio, con el cual colaboré durante quince años.
Maduro habla a diario y con
angustia de golpes y conspiraciones que
descubre, que desmonta y que aparentemente se reproducen por todas partes y a
toda hora. ¿Por qué se siente Maduro tan
atormentado por un posible golpe? La verdad es que cuando se hace un
reconocimiento de las circunstancias que a él lo rodean, uno llega a la
conclusión de que razón tiene Maduro y mucha para vivir angustiado, para temer
un golpe, y hasta más de uno. Pasemos revista a algunas de esas circunstancias:
Sus aliados internacionales lo
han abandonado o están todos en muy serios problemas: los cubanos presurosos de
restablecer relaciones con los Estados Unidos; Cristina Kirchner en el final de
su mandato con una economía en picada y enfrentando serias acusaciones de todo
tipo. Dilma Rousseff, también con una economía estancada y abrumada por el escándalo
de corrupción en Petrobras, el más grande en la historia de Brasil. Putin,
subsumido en la crisis de Ucrania, sancionado por la Unión Europea y en severas
dificultades por la caída de los precios del petróleo. Irán, negociando un
acuerdo nuclear con los Estados Unidos e intentando redefinir sus relaciones
con ese país.
Hombres muy cercanos al régimen
huyen del país o comienzan a atacar el régimen abiertamente: Leamsy Salazar se
fue al norte con esposa, a contar la historia del cartel de los soles; Rafael
Ramírez va sigilosamente separándose del régimen. En cualquier momento estalla
por allí esa bomba; Giordani reaparece
envalentonado para decir que el país se ha vuelto el hazmerreír de América
Latina, apenas unos meses después que a él lo echaron del gobierno.
La economía del país anda por el
suelo, con los venezolanos viviendo experiencias dolorosas totalmente inéditas,
de colas, escasez, muertes de enfermos en hospitales por falta de insumos,
inflación desatada, y otras tragedias como la criminalidad sin control e
impune.
Maduro ya no cuenta con los
abundantes ingresos petroleros y el acceso a deuda con los cuales pudo durante
algún tiempo posponer la solución a muchos problemas.
Maduro vive en un país arruinado
institucionalmente, convertido en una selva, sin Poder Judicial, devorado por
la corrupción. Si bien todo eso lo generó el mismo régimen que él hoy preside y
sirvió para sostenerlo durante mucho tiempo, esa misma falta de
institucionalidad se le voltea ahora en su contra. El régimen no tiene ya de
dónde agarrarse que no sea la represión.
Maduro sabe que su popularidad ha
caído muy bajo, que ya ni el chavismo lo quiere.
Maduro sabe, y esto no es poca
cosa, que por problemas mucho menores a los que el país vive hoy, su comandante
eterno encontró justificación para el golpe de 1992.
¿Cómo no va a estar Maduro
angustiado por la posibilidad de un golpe?
@gervertorres
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