lunes, 2 de marzo de 2015

CON EL PODER DE LAS CONVICCIONES

“Las convicciones son esperanzas”. Berthold Brecht

En los ciclos históricos de las sociedades, siempre se presentan momentos de crispación, temor y desesperanza.Tal como lo que se puede sentir actualmente en lo que nos va quedando de país, debido a la avalancha de violencia de un régimen que ya sabe por quién doblan las campanas. Lo normal, en este tipo de gobiernos, es que el deseo de mantenerse en el poder por cualquier medio degenere en imposición, y la historia está llena de casos en los que el mayor  idealismo se transforma en tiranía opresora.
Así lo dejó escrito, hace casi 300 años Montesquieu: “Los regímenes despóticos producen individuos completamente separados entre sí, o, lo que es lo mismo, mantenidos juntos por la fuerza repulsiva de pasiones que los aíslan (la avaricia, la competencia, el deseo de sobrevivir a los otros), impidiendo toda confianza y solidaridad recíprocas, desagregando a los ciudadanos a súbditos y generando así la más completa, fatalista y vil pasividad política, apenas interrumpida por alguna esporádica, rabiosa y fugaz llamarada de rebelión”.
Y es que a este despótico gobierno ya no le basta con mentir sino que ha pretendido utilizar la amenaza, el ataque, la sempiterna agresión, con la expresa finalidad de implantar el miedo y controlar las conductas ciudadanas; cercenando espacios y libertades a una ciudadanía sometida, que aunque extenuada y temerosa, mantiene latente su fe y su esperanza; que con temple, compromiso y coraje sabrá tomar la indeclinable posición contra tantos y tan nefastos desmanes y sabrá asumirla aun cuando no se esté plenamente seguros de nada.
Que no quepa la menor duda: toda estas bravuconadas, insultos, rabietas; todas estas acciones de excesiva violencia contra valientes estudiantes y líderes demócratas de nobles virtudes, contra los Derechos Humanos de cuantos osemos pensar que ya es tiempo de despertar de esta terrible pesadilla, son el resultado de la acción mancomunada, contundente, razonable y democrática de más del 65 % de los habitantes de un país cansado, burlado y molesto, que le grita al régimen que vaya preparando su maleta.
En estos momentos, en toda nuestra extensa geografía nacional, se encuentran comprometidos ciudadanos que están resolviendo los problemas que nosotros soñamos resolver, y no lo hacen solos.
Ellos también necesitan de nosotros, para juntar las piezas y entender mejor el todo, y particularmente el cómo transitar ese campo minado de violencia, trapisondas y artimañas propias de un sistema totalitario. Y estos procesos de conformación grupal son los que renuevan la esperanza y logran esparcir nuestras ideas y acciones con las de otros ciudadanos.
Pero teniendo siempre presente que el arte de la política consiste en madurar las condiciones, en realizar lo que ya es posible y en distinguir bien lo uno de lo otro. Los políticos, a lo suyo, y nosotros, pues a apoyarles.
El cómo requiere solidaridad, y para ello es indispensable la Unidad, no sólo para lo electoral - esa es una fase - sino para la inaplazable acción de transformar la realidad. Y esa realidad nos acompaña desde hace muchísimo tiempo. Ha llegado el momento de dejar a un lado el miedo y la apatía, elementos nefastos para emprender cualquier tarea y alcanzar cualquier victoria.
El porvenir, según lo ha demostrado la historia, es siempre el cambio y transformación social; y el llamado es a toda la nación demócrata a que se muevan con el poder de sus convicciones y no con la inercia de las circunstancias. De no ser así, nos quedaríamos anclados en la mera posibilidad de lo posible.
Manuel Barreto Hernaiz
barretom2@yahoo.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.

@Mivzlaheroica