Venezuela es un pais parado por
la corrupción, la ineptitud y el saqueo que una camarilla de hombres y mujeres
desde el poder han cometido de manera
silente y permanente durante más de una década.
No puede ser más dramática la
situación que vive el país y la mayoría de los venezolanos, lo que hace imperativo detener las pocas maquinarias que aún siguen
encendidas para mantener en el poder a quienes les aterra perder el paragua que
los inmuniza de una justicia sin vendas.
Cuando los representantes
políticos se ponen gríngolas que solo les señala el camino donde los
emboscarán o se colocan audífonos para
no escuchar a quien le grita en alta e
inteligible voz “la oposición jamás volverá a ganar una elección por la vía
electoral”, el pueblo debe convertirse
en líder y tomar una decisión que lo libere.
Las vías de solución intentadas durante dieciséis años
para salir de la crítica situación que
actualmente vive Venezuela no han sido efectivas. El Paro Cívico Nacional es la opción para demandar los derechos
sociales, políticos, religiosos y económicos conculcados por la dictadura de
Maduro. Es una acción cívica reconocida como un derecho en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Han sido los venezolanos quienes
han protagonizado multitudinarias marchas, son quienes sufren la humillación y
el irrespeto de una pequeña camarilla embriagada de poder. Un Paro Cívico
Nacional que paralice el estado para implementar un nuevo control de la
producción y administración del pais en el que converjan sindicatos, estudiantes, desempleados, la
iglesia, jubilados, colegios profesionales, federaciones, ONG y sociedad
civil, terminará en pocos días con la
última dictadura que habrá en Venezuela.
Cnel (GN) Antonio Semprun/@antoniosemprun
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