La juventud tiene el inmenso
desafío de convertirse en la fuerza que derrote los peligros que hoy asechan la
gran transformación e inclusión social de esta década y media, pese al saboteo,
al golpe petrolero y hoy a la guerra económica, los jóvenes están llamados a
ocupar la primera fila en estos días donde el imperio acecha con toda su furia
para defender la Patria grande y bonita
La juventud, y muy especialmente
los estudiantes, en la historia de los cambios sociales siempre han dado un
aporte sustancial en la lucha por la libertad, los derechos humanos y la
defensa de los pueblos.
No hay proceso emancipador y de
independencia donde su sangre no esté presente en los tricolores símbolos
patrios, siempre se han batido con su pecho en alto, sin miedo a la brutal
represión, dejando sus vidas en las calles del combate por la educación
gratuita, por la democracia real, contra la corrupción y las élites
entreguistas de nuestra soberanía.
Hoy les escribo desde la
perspectiva de quienes subvertimos el orden en la lucha contra la injusticia y
el imperialismo, de quienes sabemos lo duro que fue pelear por un presupuesto
justo para la educación, por la autonomía universitaria, de quienes enfrentamos
en la calle la muerte como política de Estado para reprimir a los estudiantes y
al pueblo, después de décadas de resistencia y acumulación de fuerzas, después
de esa ruptura histórica que significó el 28 y 29 de febrero de 1989 y el 4 de
febrero de 1992, finalmente el pueblo olvidado logró ser mayoría.
En 1998 el pueblo se alzó con una
esperanza de cambios y de reivindicaciones sociales con la victoria de Hugo
Chávez, que primero asumió su responsabilidad con su célebre "Por
Ahora" y luego se sembró como esperanza en el corazón de su pueblo con un
"Por Siempre". Desde ese año hasta hoy la misma derecha que gobernó
este país durante la IV República no ha cesado en sus planes de golpes de
Estado como lo hizo el 12 de abril del 2002, hoy esos planes repiten el libreto
imperial que derrocó a Salvador Allende en Chile.
La juventud tiene el inmenso
desafío de convertirse en la fuerza que derrote los peligros que hoy asechan la
gran transformación e inclusión social de esta década y media, pese al saboteo,
al golpe petrolero y hoy a la guerra económica, los jóvenes están llamados a
ocupar la primera fila en estos días donde el imperio acecha con toda su furia
para defender la Patria grande y bonita.
Solo si los jóvenes se incorporan
en la defensa de esta Patria Libertaria con su coraje y frescura, si no se
corrompen con la burocracia ni el culto a la personalidad y asumen el trabajo
productivo como nuestra mejor arma contra la guerra económica, la defensa de
nuestra determinación de ser Libres, Soberanos y nunca más una colonia y del
legado de Hugo Chávez y de la Patria, seguiremos avanzando en la construcción
del Socialismo Ético, Crítico, Productivo y Bolivariano.
WILLIAN RODRÍGUEZ
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