Y mientras la retórica
oficialista se solaza con el tema, sobre todo para justificar el discrecional
control sobre los dólares del petróleo y de la deuda, diversos jefes de la
"revolución" se hacen con los dólares del pueblo y los transmutan en
dólares suyos, personales, tribales, cartelizados, testaferrados, o como se
prefiera llamarlo. Pero todo menos dólares del pueblo
Un día sí y otro también, la
propaganda de la hegemonía insiste en que los dólares son del pueblo y que el
"gobierno revolucionario" se dedica a proteger a los dólares del
pueblo, y que por tanto defenderá los dólares del pueblo de las apetencias de
la burguesía parasitaria, y la consigna de los dólares del pueblo para acá y
para allá...
Y mientras la retórica
oficialista se solaza con el tema, sobre todo para justificar el discrecional
control sobre los dólares del petróleo y de la deuda, diversos jefes de la
"revolución" se hacen con los dólares del pueblo y los transmutan en
dólares suyos, personales, tribales, cartelizados, testaferrados, o como se
prefiera llamarlo. Pero todo menos dólares del pueblo.
El más reciente escándalo
internacional de las "cuentas escondidas" del HSBC, coloca el tema en
la palestra, una vez más. Porque vamos a entendernos. Los
"bolivaristas" vienen depredando las divisas del país desde hace
muchos años, y cada tanto tiempo surge un caso o episodio que lo pone de
manifiesto de forma descarada. Pero la cosa se olvida pronto, y si no se
olvida, se relativiza, se le quita la gravísima importancia que tiene, y hasta
el próximo escándalo.
Los camaradas de "Marea
Socialista" han hecho un cálculo escalofriante: la corrupción roja
asciende a 250 mil millones de dólares. Y el asunto adquiere credibilidad,
cuando se recuerda que el ministro Jorge Giordani y la presidenta del BCV,
Edmée Betancourt, reconocieron que sólo en el año fiscal 2012, y sólo por
concepto de estafa cambiaria a Cadivi, la corrupción roja ascendió a 25 mil
millones de dólares.
En el caso del HSBC o el
"Swiss Leaks", aparecen presuntamente involucrados funcionarios y
ex-funcionarios de la más estrecha confianza del predecesor y el sucesor.
Porque ni Alejandro Andrade ni Marco Torres son personajes periféricos de la
nomenklatura. Cuando escribo estas líneas aún no se ha producido una respuesta
oficial a los señalamientos de la investigación internacional y de los reportes
de prensa.
Si los dólares que el Estado
venezolano ha recibido en el siglo XXI se hubieran dedicado al pueblo, al país,
al desarrollo, a la modernización, Venezuela no estaría postrada como está. Por
eso es obvio que ello no ha sido así. Lo del HSBC sería, en todo caso, una
partecita de la colosal depredación de la hegemonía.
FERNANDO
LUIS EGAÑA
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