Sabemos por experiencia propia
que al capitán Cabello no le gusta que la gente opine en contra de sus muy
públicas actuaciones, que a todos nos conciernen. Nos metió una demanda penal
(cárcel, multa, medidas cautelares) por una breve e insignificante frase que se
le atribuyó en un artículo de opinión de un colaborador externo en este diario.
La frase era del dominio público, aunque hubiese publicado un muy poco visible
desmentido. Y lo que hubiese merecido, a lo sumo, una brevísima réplica se
convirtió en una degollina judicial que implicó no solo al articulista sino a
nuestro director, Teodoro Petkoff, y a los miembros de la Junta Directiva de “La
mosca analfabeta”, compañía propietaria del diario pero que nada tienen que ver
con los contenidos de éste. Un caso judicial que no tiene antecedente alguno en
la historia de los atropellos contra la libertad de expresión en el país. Pero
ya de eso hemos hablado bastante.
Ahora amenaza de nuevo, pero por
un motivo más singular todavía, siempre se puede más. Por replicar, la palabra
es suya, simplemente lo que decían las agencias sobre una denuncia hecha por el
diario ABC de Madrid y que se ha expandido por todo el planeta, en que se
recogen unas supuestas acusaciones del capitán Leamsy Salazar, miembro del
equipo de seguridad de Hugo Chávez, de su más alta valoración y mayor
confianza, y que posteriormente pasó a la seguridad de Cabello. El edecán lo
acusa de ser un líder del narcotráfico patrio, específicamente del muy mentado
Cartel de los Soles, al parecer entre otras cosas. Por supuesto no es asunto
que nos incumba el sesgo periodístico que le da ABC a la fuente informante
primaria pero sin duda se monta sobre algunos datos muy veraces como son la
deserción de Salazar, su vínculo con la DEA y que está denunciando al capitán.
La mejor prueba de ello es la respuesta airada de Cabello, Maduro, de mujeres,
diputados y fuerzas armadas que les son fieles donde abominan de Salazar y le
endilgan todo tipo de acusaciones e improperios. O las declaraciones de altos
funcionarios norteamericanos del área. De manera que dar noticia de esto, hay
medios antiéticos que no lo han hecho, es cumplir con la mínima misión
ciudadana del periodismo, dada la trascendencia de la noticia.
De paso digamos que también
publicamos las respuestas de Cabello y algunos seguidores. En definitiva
tampoco le gusta al capitán la información, ese que es el nivel más básico y
esencial del periodismo.
Todas estas fobias con la
libertad de informar y opinar son raras en un señor que tiene un programa todas
las semanas, donde sin presentar prueba alguna descarga las más terribles
acusaciones sobre numerosos ciudadanos. Tan, pero tan terribles, que hasta los
obispos lo han condenado y lo han comparado con aquel esperpento asombroso que
fue La hojilla. Para no recordar sus hazañas bélicas como presidente de la AN.
Es decir, que aquel que les niega a los periodistas las condiciones mínimas
para expresarse podría ser el más grande insultador de la comarca.
Cabello, usted no nos calló
cuando nos dio el primer mazazo, que ciertamente nos hizo daño. Quizás el más
grave, emocionalmente, es el ver a Teodoro Petkoff, sin duda uno de los grandes
líderes de la América Latina contemporánea, teniendo que presentarse a una edad
avanzada a un sórdido tribunal, pero le aseguramos que esa mancha permanecerá
en su currículo.
Esté usted claro, por último, que
sus nuevas amenazas tampoco nos desviarán de nuestro compromiso con los
venezolanos que nos leen.
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