Existe un mundo de números,
inflación, encuestas y “comunidad internacional” en el cual el gobierno de
Nicolás no tiene destino histórico. Hay
otro universo, el del pensamiento único en el cual esta vaina es una guerra
económica y nos montan todos los días
sobre el caballo de Bolívar a hacer colas para llevarnos un rollo de papel tualé.
No serán esos mundos contrapuestos los que liberarán a Venezuela. Seremos las
madres, padres e hijos de aquí y de
allá, hartos de violencia, mentira y
odio quienes al final termináramos
por derrocarlo. La revolución
bolivariana, aunque algunos sigan bebiendo whisky 18 años, es solo muerte,
escasez y desesperanza para la mayoría de los venezolanos.
Pensé que había perdido mi
capacidad de asombro pero un disparo en la cabeza, en la cabeza de un niño,
niño escondido porque temía con razón al agente de la Policía Nacional
Bolivariana que le cegó la vida… me estremeció. Mejor dicho me “jamaqueó” como
decimos en criollo. Y es que el odio es un abismo sin fondo que puede hundirnos
a todos en su infinito vacío. En dictadura, no se puede perder la capacidad de
asombro.
Fue el odio el que asesinó a un
niño a través de un joven que con orgullo pertenecía a la Policía Nacional
Bolivariana: pobre Simón, para lo que ha quedado tu nombre. Me pregunto como se
sentirá la madre del asesino? Quisiera escucharla pero no tenemos medios de
comunicación con la libertad de hacerlo.
Presumo que debe estar sufriendo y es por eso que las dictaduras caen
cuando arrancan el futuro a los jóvenes y se derrumban cuando matan niños.
El mismo odio llevó a Nicolás
Maduro a decir que ese niño pertenecía a una “secta de derecha”. Es decir,
según el presidente de Venezuela la oposición es ahora una “secta”
diabólica. Cuidado con eso porque la
deshumanización del enemigo interno (dentro del mismo país) ha sido siempre la
madre de todos los genocidios. Como madre,
le hago llegar mi más sentido pésame desde mi desgarrado corazón a la madre y
al padre de Kluivert Roa quienes estoy segura que encontraran en su fe
cristiana una razón para su indescriptible tragedia. Como venezolana, mi admiración por la
valentía en la cual han desmentido las malintencionadas interpretaciones del
Régimen al vincularlo con una “secta”.
La madre de Kluivert, Vivian
Elian Núñez, en medio de su dolor encontró un intersticio en su alma para
llegarle al fondo de su humanidad y aleccionar
a un presidente coqueteando con la demencia:"Señor presidente, ame
más a Dios y Venezuela será otra".El bien, apersonado en la madre de
Kluivert representando a todas las madres de los muertos por violencia y por
conciencia reta a Nicolás Maduro en su régimen de muerte.
El odio también es un abismo sin
fondo en los sótanos del Sebin donde el socialismo del siglo XXI permite la
tortura del siglo XXI. Una tortura que no deja huellas físicas pero penetra el
alma y la psiquis hasta convertirte en rehén presto a agradecer la
“benevolencia” del captor. Estocolmo reside desde hace años en Venezuela.
Confieso que llore al escuchar a
la madre de Lorent Saleh cuando anunció que su hijo se declaraba en huelga de
hambre en contra de la voluntad sus padres y le había confesado como razón para
la huelga: “Yo no tengo nada mas que perder aquí lo que nos queda es la muerte”
. Para Lorent es mejor el suicidio que la tortura blanca del siglo XXI. Es
decir, celdas de 2x3 metros, luz blanca 24 horas al día en el quinto sótano del
Sebin, el único sentido del tiempo que tienen los presos con camas de cemento a
temperaturas gélidas, es el Metro de Caracas pasándoles por encima: cuando
corre el metro es día y cuando no lo escuchan es madrugada. La madre de Lorent solo pidió la unión del
país y misericordia del gobierno.
Saldremos de este régimen cuando
la mayoría de los venezolanos tomemos conciencia de que estamos en un
enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la libertad y la opresión, entre
el pasado y el futuro. No es una confrontación entre la MUD y el PSUV; o Primero Justicia, Acción Democrática, Copei
y Voluntad Popular.
¡Escuchen! Es que la juventud sin
esperanza se nos muere: nos las están matando en los barrios, en las
manifestaciones, en las cárceles,
mientras a otros prefieren
suicidarse en la Tumba.
Como bien nos dijo Yoani Sánchez,
la famosa bloguera cubana: “Ustedes están viendo como se construye la jaula que
nosotros padecemos desde hace años. Luchen por la libertad, porque de lo
contrario empezaran a esperar que les lleven agua y alpiste”.
Por: Ana Julia Jatar
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