viernes, 30 de enero de 2015

LAS TORPEZAS DEL RÉGIMEN

La torpeza es característica que define la conducta de los actuales gobernantes. Veamos algunos hechos irrefutables que nos permiten hacer, tajantemente, esta definición. En medio de una inocultable crisis que viene corriendo desde hace años, pero acelerada en estos últimos meses con la previsible caída de los precios del petróleo, Nicolás Maduro juega a “la candelita” con la presentación de su memoria y cuenta.

En medio de anuncios que terminaban en suspensos, se escenifican colas de centenares de miles de ciudadanos a las puertas de mercados, farmacias y centros de salud, tratando de conseguir “lo que sea”, porque sienten y constatan que todo está, cada día, más escaso. La torpeza del régimen se pone en evidencia, primero negando la existencia de esas colas, acusando a la oposición y a factores extranjeros de “armar esa maniobra para crear la falsa sensación de desabastecimiento en el país”.
La defensa torpe se devolvía con fuerza brutal cada vez que la ciudadanía, agotada por los efectos de las horas, llevando sol y agua, haciendo su “cola”, escuchaba a los fantasmagóricos funcionarios gubernamentales asegurar “que esas colas están montadas por hijitos de papi y de mami”.
Torpes cuando salen por los medios de comunicación pidiéndole sacrificios al pueblo, en medio de la ruidosa denuncia que pone al descubierto la forma descarada como utilizan aviones del Estado para diligencias personales de sus encumbrados líderes. Los dislates son cada día más estruendosos. Por eso, más allá del poder del que se ufanan y que socarronamente le enrostran a los venezolanos, el peso de la verdad los doblega, sobre todo porque los venezolanos resistimos la embestida de barbaries y demostramos que lo que verdaderamente no escasea es la moral y la inagotable voluntad de luchar por nuestros derechos civiles.
La perorata para vender la trama de “la guerra económica” no la compra un pueblo decepcionado que lo que quiere es comprar alimentos y medicinas. La avalancha comunicacional oficialista tampoco impide que la ciudadanía abrigue sospechas que despiertan hechos delicados que obligan al régimen a deslindarse del terrorismo y del narcotráfico. Aviones derribados cargados de drogas, o despegando del aeropuerto de La Carlota, o de una rampa que se supone estrictamente vigilada en Maiquetía, o de una pista valenciana celosamente custodiada por efectivos militares, o las noticias que dejan mal parado el gentilicio venezolano cuando en la prensa internacional aparecen titulares que reseñan barcos con bandera nacional transportando cocaína, para no hablar de las confesiones de exmagistrados, exministros y de efectivos de la Fuerza Armada Nacional, que son “patriotas cansados de cooperar”.

Por Antonio Ledezma


@alcaldeledezma

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