miércoles, 28 de enero de 2015

EN ESTA GUERRA ECONÓMICA

@NicolasMaduro: En menos de una semana hemos vivido intensas emociones viendo a un pueblo combatiendo contra la #GuerraEconómica
…”Cuando Maduro habla de “guerra económica”, se refiera más bien a la “economía de guerra”, que son medidas que se aplican cuando una quiebra del aparato productivo y una incapacidad para importar bienes y servicios, obligan a imponer un racionamiento especialmente feroz…” Manuel Malaver

Esquilo, un dramaturgo griego nacido unos 525 años antes de Cristo, quien estuvo en la batalla de Maratón, acuño una máxima que muchos siglos después, Hiram Johnson, un senador americano, explicando el peso económico de la Primera Guerra Mundial, la recuperó para la historia contemporánea... la frase en cuestión: la primera víctima de la guerra es la verdad. El cuento viene al caso que hoy nos ocupa por estas fastidiosas e irresponsables peroratas y fastidiosas arengas presentadas como convocatorias a imaginarias batallas y absurdas y fantasiosas guerras tan solo presentes en esa costosa “sala situacional” que viene languideciendo y conduciendo inexorablemente a este disparatado régimen al colapso total.  Siguiendo las pautas de su predecesor, Maduro tiene cierta fijación con el asunto de la guerra, pero a diferencia de aquél, que le daba por la “asimétrica” y hasta las cósmicas,  a éste le dio por la económica. Ya lo hemos mencionado en otras ocasiones: Toda guerra, toda batalla, toda contienda es un hecho terrible para cualquier sociedad; y sin embargo la absurda manera como una vez más juega al patriotismo exultante, provocando los odios de una nación hacia otra tan sólo para levantar polémica, para perturbar unas elecciones, o conseguir aprobación social o política, no sólo habla de la limitada visión que tiene el régimen que no se conforma con despilfarrar los ingresos más extraordinarios que ha recibido nuestro país en toda su historia, que no se conforma con manipular demagógicamente a buena parte de su ciudadanía, sembrando una profunda división y hostilidad entre los venezolanos, inmersos en la incapacidad, la improvisación y la negligencia, pues nunca lograron garantizar la seguridad alimentaria...  Ahora, casi con el heroico “Sangre, sudor y lágrimas”, se nos invita a participar en “La guerra económica” para hacer frente al desabastecimiento de alimentos, medicamentos y otros productos básicos que sufre el país, por culpa del imperio, de la burguesía, de los escuálidos, de la Iglesia, de las iguanas, de los colombianos, en fin, todo aquello que permita eludir la única responsabilidad que recae ante quienes han destrozado no solo la economía de nuestro país, sino el porvenir de una Nación que en buena parte y por mucho tiempo, se dejó llevar por tantas sandeces. Esta guerra económica la perdió tanto el régimen como toda la Nación a partir de aquel Día D  - de Desgraciado- cuando se dio inicio a las invasiones, expropiaciones y confiscaciones de unidades productivas, encargadas de equilibrar la Seguridad Alimentaria del país. Insistimos y le reiteramos a estos pendencieros convocantes a “Guerras, Batallas, luchas y contiendas”, ya le llegó el momento de pelear con el reflejo de ese enorme espejo que le regresa la inmensa mentira que  ha sido esta prolongada parodia; señores asuman su barranco. La guerra  que verdaderamente se hace imperativa librar es la guerra al hampa, al secuestro  y a la violencia desatada que no respeta ni vidas ni propiedades; la guerra ineludible debería ser contra el alto costo de la vida, contra la inflación, la más alta en América Latina. Debemos prepararnos a la guerra contra la oscuridad, no sólo por la irresoluta crisis eléctrica, sino a la penumbra moral a la cual nos ha conllevado este irresponsable régimen. Son tantos los frentes de batalla, que será menester el concurso y compromiso de todos, pues este alocado gobierno dilapido ya no se sabe cuántos “Planes Marshall”, sin dejar nada loable o palpable en la disminución de los índices de pobreza, en una educación de calidad y pertinente con este tercer milenio; en la infraestructura vial de todo el país, que se asemeja bastante a la alemana... de 1945. A veces se nos presentan ocasiones que suponen un desafío mayor, en el cual tendremos ante nosotros una situación difícil, en la cual hablar con la verdad puede suponer un gran riesgo. Hay situaciones que suponen más que osadía, coraje, como es el caso en el cual se debe enfrentar a las injusticias y la tiranía de un régimen como éste.


Manuel Barreto Hernaiz

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