Estos episodios tendrían que
figurar en la Antología de lacarlos raul picaresca y el costumbrismo
Una espeluznante expresión de
desconocimiento del libro primario es la pregunta retórica… “¿por qué ayer no y
hoy sí?” (a propósito de la ¡calle, calle, calle!). El momento es la esencia de
la política, contra lo que repiten semi ilustrados e ingenuos persuadidos de
que la lucha por el poder consiste en lanzar denuncias y mentadas de madre sin
horario ni fecha en el calendario.
Las estrategias civiles y militares no son
lunas de miel y el tiempo si cuenta (la mágica correlación de fuerzas solo
existe en el momento), y hasta acciones de destino improbable triunfaron
gracias a la “anatomía de un instante” que dice Javier Cercas, el flash en el
que el adversario distrajo la guardia, descubrió las partes blandas y le
encajaron el golpe. El proyectil que pasó a dos centímetros de la cabeza de De
Gaulle falló por microcentésimas de segundo. El momento contó, por lo menos
para el General.
Hay que exigir a “analistas” y
activistas recién vestidos saber por lo menos eso. Todo se planifica en función
de fechas y circunstancias, desde una boda hasta el lanzamiento de la bomba
atómica, la edición de un libro o unas vacaciones. Es de primer semestre que
“la coyuntura” propicia multiplica los efectos de una acción política o
militar, según Gramsci, entre otros. Agamenón interrogaba al Oráculo señales de
los dioses antes de invadir Troya y para obtenerlas decidió sacrificar a su
hija Ifigenia. Pompeyo logró tomar y destruir Jerusalén porque calculó que los
generales judíos no combatirían en el sabbat (“dale el martes que es la misma
v… ” diría el analista). Semanas de agónica expectación las previas del
desembarco a Normandía, y el Estado Mayor Aliado procesaba ansiosamente los
chismes provenientes de los espías en Francia, para decidir cuándo.
Burros varios
Debates hermenéuticos sobre si
Hitler sacó al perro, un comentario de Goering, el estado de las mareas y las
lluvias, hasta que Eisenhower tomó la decisión: sería el martes 6 de junio de
1944, el “día D”. Lenin dejó para la Historia su frase de “ni el 7 porque es
muy tarde ni el 5 porque es muy temprano: el 6″ porque esa fecha se reunía en
Petrogrado el Congreso de los Soviets de todas las Rusias. Sabios en
polemología atribuyen la destrucción de Napoleón en Waterloo a que en vez de
esperar, presentó combate cuando las lluvias habían convertido el campo de
batalla en un lodazal que inmovilizó su artillería pesada y le dio la ventaja
aniquiladora a Wellington. Un principio fundamental, tan manido que se hizo
refrán es “guerra avisada no mata soldado”. Pero Fidel Castro lo retó al
anunciar su invasión a Cuba. Pensaba que la descomposición que vivía el
ejército de Batista crearía el momento que haría caer las murallas de Jericó
ante su trompeta.
Es patético que alguien se atreva
a reivindicar una niñada, una chambonada triste y trágica como “¡la salida ya!”
con argumentos de barbería. Fue un fracaso demostrado, tautológico: pretendían
derrocar al gobierno porque no había tiempo para la espera, no lo derrocaron y
es inútil vociferar para que el público no se dé cuenta. Se decía que “Maduro
estaba caído”, “iba a implotar”, pero la insurrección quijotesca le permitió
resurgir como un líder que derrocó el golpe de la derecha, el Galáctico después
de abril de 2002. ¡La salida ya!, lo atornilló aunque él mismo se encarga de
desatornillarse sistemáticamente y la incógnita es si el burro era uno solo.
Dicen que hay muchos disfrazados que comparan 2014 y 2015, las reacciones
populares contra la escasez y los precios con llevar camionetas de liceístas a
las urbanizaciones pudientes a jugarse la vida y la libertad, mientras ancianos
y niños sufrían gases lacrimógenos.
Maduro ríe, ríe, ríe
Carcajadas de Maduro y Cabello al
ver asfixiarse Chacao, Altamira, Los Palos Grandes, Prados del Este, Santa Fe,
colas interminables de vehículos, y seguro ligan un remake. Estos episodios
tendrían que figurar en la Antología de la picaresca y el costumbrismo, junto
con las narraciones de Sales Pérez, Delpino y Lamas, Urbaneja Achelpohl y Tosta
García, o cuando la Villa del Cine emprenda versiones criollas de Locademia de
policías y ¿Dónde está el piloto? Pero son trágicas secuelas el sufrimiento de
L. López y su familia, la defenestración de Machado, las 43 muertes trágicas,
los centenares de presos y heridos y la división de los opositores por odios amargos.
Nacen los laboratorios contra
colaboracionistas, como ese de una no tan Casta Diva en nómina del INE, u otro
dirigido por un estafador de prontuario. Nadie hasta explica cómo unas decenas
de adolescentes derrotarían a las policías, los “colectivos” y la FF.AA. Tales
chapuzas para derrocar el aparato armado con muchachos flacuchentos e inermes,
son ilusiones vagarosas, buenasintenciones (¿) -Churchill dijo que no había
nada peor que un político con buenas intenciones-, errores graves ayer, que
amenazan con revivirse hoy y lejos de acercar una solución, la alejaron y la
alejan. Ahora los impacientes esperan pacientemente las negociaciones para ser
diputados mañana “con ese CNE” (¿o no lo van a ser?), aunque la recaída de la
puerilidad parece haber eclipsado el proceso electoral, del que nadie habla
mientras resurgen las agendas de siquiátrico.
Por: Carlos Raúl Hernández
@CarlosRaulHer
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