José M
Escribo para no morir en el tiempo.
Opino para defender lo
que sé
y cuestiono para descubrir lo que no.
Capitalista | Libertario | Egoísta
| Literal |
Amante de la libertad individual
|
Estimado Laureano Márquez.
Me encontraba yo muy embelesado
respondiendo a su Carta de Dios a Maduro por mi cuenta de twitter cuando se me
ocurrió que mejor lo hacía con una “carta”.
Usted no me conoce, ni yo a
usted. Tengo 30 años llevo unos 7 leyendo, hablando y escribiendo sobre
libertad. No quiero pasar por erudito porque para nada lo soy, pero me topé con
su carta y quiero responder a ella, por considerar que en lugar de echarle una
mano a Venezuela, le sigue haciendo creer una gran mentira que nos han repetido
desde siempre.
Para empezar, dejo claro que soy
defensor radical del único sistema que promueve las libertades políticas y
económicas individuales: el capitalismo.
Le decía por twitter que, el
venezolano común está adoctrinado bajo la idea de que “Venezuela es un país
rico” y usted le confirma que es así en su carta. Sin embargo, la riqueza no es
algo que está en la tierra, en el aire o en el agua. La riqueza debe ser
producida por alguien.
Permítame ir en orden. El hecho
de que Venezuela tenga bellezas naturales y recursos minerales no lo hace un
país rico. Ellas simplemente son oportunidades, pero como toda oportunidad,
depende de la voluntad, capacidad y habilidades de alguien para aprovecharlas.
Usted menciona a Margarita, Los
Roques y Morrocoy como riquezas naturales. Si bien es cierto que esas hermosas
playas e islas son ideales para la pesca y para ser explotadas como destinos
turísticos, de nada sirve tanta belleza si no hay infraestructura y servicios
que atraigan al mercado. ¿Puede haber riqueza en un paraíso vacío? Es necesaria
inversión privada, 100% privada para que esas bellezas naturales puedan valer
algo. Un propietario que tiene derecho sobre la tierra y es visionario, la
explota, le saca provecho y la cuida para que perdure en el tiempo; justo así
podríamos hablar de que hay riqueza.
Hay muchos países en el mundo con
recursos naturales menos atractivos que los de Venezuela pero son más ricos que
nosotros. Usted habla de la “bendición del trópico” pero en lo personal
considero que, el hecho de no tener necesidad de planificarnos mientras que
quienes tienen 4 estaciones sí, hace la diferencia al momento de determinar
países desarrollados versus tercermundistas.
Para citar dos ejemplos: Canadá
tiene uno de los climas menos amigables. Sin embargo, es una de las sociedades
más avanzadas en el mundo porque los ciudadanos producen y el gobierno cada día
más limitado les protege y respeta su derecho a la propiedad. Lo mismo pasa con
Suiza, donde los cantones son una especie de “mini gobiernos” organizados por
hombres y mujeres libres que se niegan a que un Estado todopoderoso les
resuelva sus problemas. Son sociedades libres porque defienden y practican las
libertades individuales.
Para continuar demostrando que
Venezuela no es rica aún pero podría serlo, piense en esto: ¿De qué sirve tener
tanto petróleo en el subsuelo si el Estado se reserva el derecho a explotarlo y
comercializarlo monopólicamente? ¿De qué sirve todo ese “oro negro” si ni usted
ni yo tenemos derecho a disponer de él?
Si Laureano Márquez tiene la
dicha de encontrar petróleo bajo sus pies, el Estado tiene el derecho a
quitárselo. ¿Qué nos lo dan en gasolina regalada? En lo personal prefiero los
premios que se derivan del trabajo productivo. Si usted y yo tuviésemos derechos
de propiedad sobre ese petróleo, lo explotaríamos y comercializaríamos y solo
en esa situación podríamos hablar de riqueza nuevamente.
Quiero terminar explicándole que
me tomé el atrevimiento de escribirle porque su carta estimula la propagación
de una idea muy peligrosa, esa que le hace creer al venezolano que “Venezuela
es rica”. Digo que es peligrosa, porque se presta para populismos como los que
hemos vivido y seguimos viviendo, en los cuales los funcionarios de turno
hablan de “distribuir” una riqueza que no existe, le hacen creer a la gente que
no tiene por qué trabajar porque el Estado es “la solución a todos sus
problemas” pero a los únicos que vemos viviendo lujosamente es a ellos sin
merecerlo.
Si Laureano Márquez pudiese ser
dueño de una empresa petrolera, José Miguel de una empresa de turismo y ambos
estuviésemos obligados a competir con otros venezolanos para ver quién ofrece
más calidad, mejor servicio y precios más atractivos, tendríamos una Venezuela
rica, y eso es solo posible cuando existe libre mercado y libertades políticas
individuales.
Por una Venezuela de
propietarios.
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