Esta es una de las cartas que concursa en "cartas de amor de
mont Blanc"
Carta al piso de Maiquetía
Querido piso de Maiquetía, Ya
tienes 36 años. Te cuento que eres famosísimo. Diariamente apareces en decenas
de fotografías aunque normalmente no colocan tu nombre completo en ellas, la
verdad no se si es porque no lo saben o Cromointerferencia de color aditivo es
muy largo para un Hashtag.
He estado recordando lo feliz que
era cuando nos encontrábamos por allá en los años 90. Verte era asociarte
directamente con cosas felices: Correr más rápido para ver cómo se movían tus
colores o dar vueltas junto a mi hermano hasta marearnos. Me encantaba oír el
traca-traca-traca de tus mosaiquillos cuando pasaban las rueditas de mi maleta
o subir a la terraza abierta para ver a los aviones llegar y que la brisa
marina y calentita empegostara mi cabello.
Hace 24 años te asociaba con la
llegada de mis tíos de España y con mucha ansiedad para encontrar sus caras en
inmigración antes de que salieran. Hace 24 años te asociaba con viajeros que
llegaban con regalos para mí o sabía que verte era salir de paseo con toda mi
familia a ver a Mickey o a Chip&Dale mis personajes favoritos. Sí, hace 24
años las cosas eran bastante diferentes.
Hoy tus 2.112mts2 muestran tu
desgaste, tus fracturas y tus fisuras… Ya sé que no es cortés decirle eso a
alguien pero es que al transitar por tu pasillo es eso justamente lo que se
siente… Hoy te has convertido en un ícono: Eres la foto cliché de las
despedidas, eres el arte pop que representa la emigración de este país; la fuga
de cerebros. Eres el camino de regreso que recorren los padres que se despiden
de sus hijos esperando que les vaya mejor lejos de su hogar, mientras su
corazón se siente igual que tú cuando se te caen los mosaiquillos.
Hoy ya no te asocio con recuerdos
felices, los adjetivos más positivos que podría darte son esperanza y
agridulce. Evidentemente nada de esto es tu culpa. No es tu culpa que ahora
parezcas una zona de guerra con militares armados hasta los dientes cuando
todos sabemos que los narcotraficantes y los maletines llenos de dinero viajan
desde otros terminales y no desde este aeropuerto policromático. No es tu culpa
que cada vez que vemos a un extranjero allí provoque adoptarle, decirle que se
cuide y que vaya directo a Canaima y no pase por Caracas. Tampoco es tu culpa
que no haya presupuesto para restaurarte y de que al maestro Cruz-Diez le duela
que su obra sea usada para las despedidas. Sofía Imber dice que una buena obra
es aquella que te remueve el alma, entonces debes ser la mejor obra del mundo
¡porque vaya que la remueves! Pero no es por eso que te escribo…
Querido, hoy te escribo porque
aunque extraño esos tiempos en los que nos conocimos, tu naturaleza cinética me
recuerda que todo pasa. Pasa lo bueno y pasa lo malo y eso me da la certeza de
que muy pronto otra generación te asociará con recuerdos felices y te
redescubrirán mientras corren y sus rueditas suenan traca-traca-traca. Te
escribo porque a pesar de que a veces te he dicho con ganas de llorar que te
detesto, la verdad es que es un orgullo que seas tú quien recibe a quiénes
llegan o vuelven a este maravilloso país. Te escribo para agradecerte por
tantas lecciones y por tu compañía en estos tiempos difíciles. Te escribo para decirte
que estés preparado porque viene una nueva era para Venezuela y más vale que
estés allí para que la celebres y le des más color a esa luz.
Te quiere,
Por: María José Ovalles (la
exniña de cabello empegostado de brisa marina)
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