Nos imponen racionamiento en
electricidad, agua, gasolina, medicinas, comida, artículos domésticos, viajes y
divisas. Concesionarias de automóviles cerradas por falta de carros. Los
repuestos chinos de cualquier renglón son tan malos que los mecánicos se niegan
a colocarlos para evitar reclamos. 80 por ciento de las centrales azucareras y
100 por ciento de las cementeras y pasteurizadoras son del gobierno y no hay
azúcar ni cemento, ni leche. Las industrias básicas, acero, aluminio,
hidroeléctrica y petrolera en su peor momento.
No hay insumos médicos, ni de
laboratorio ni siquiera radiografías. La mortalidad materna, embarazo temprano,
dengue, tuberculosis y malaria se han remontado a cifras jamás antes vistas. Lo
que estamos viendo con los sueldos míseros de los maestros, profesores y
médicos es sólo el preludio de la pauperización de la clase profesional. En los
próximos dos años al menos el 80 por ciento de la población va a ser pobre y
estará igualada en los estratos C y D, desde el punto de vista de los ingresos.
Ni hablar de la inseguridad y corrupción escalofriante.
Las misiones destruyeron lo que quedaba
de cultura del trabajo y redujeron a los trabajadores a la condición de
parásitos del Estado. Más de la mitad de la clase obrera carece de prestaciones
sociales, antigüedad, cesantía y otros beneficios de ley; 6 de cada 10 carecen
de estabilidad laboral. Por otro lado, la fuga de cerebros es terrible e
irreparable. 4.000 solicitudes de certificación de documentos para estudios en
el exterior llegan semanalmente sólo a la UCV. Los traductores oficiales de
documentos no se dan abasto para satisfacer la diáspora.
La humillación ha sido tal que se
pide la cédula de identidad para los supermercados, capta huella para la
comida, chip para la gasolina, partida de nacimiento para los pañales. Se
requieren ocho horas promedio de cola a la semana y una visita promedio de
cuatro establecimientos para compras básicas parciales.
Reto a los chavistas a que
nieguen o argumenten cada uno de estos planteamientos, pero no usando la
descalificación y el insulto que son el arma del incapaz sino el razonamiento.
La única justificación sería que
quieren ver a Venezuela transformada en una Cuba. Que oiga quien tiene oídos…
Desconocido.
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