En su primer golpe de Estado con
Chávez, el fallido, se hizo el muerto para salvarse
Ahora al militar no le apuntan
fusiles sino un libro y EEUU
Lo acusan de ser el 'Padrino' del
tráfico de coca en Venezuela
Le llaman el cártel de los soles
por las medallas en forma de sol que llevan los militares
Diosdado Cabello, acusado por su propio guardaespaldas. 'No me... Diosdado Cabello, acusado por su propio guardaespaldas. 'No me rindo. Soy irreductible', responde él. REUTERS |
En la noche del 3 de febrero de
1992, el teniente Diosdado Cabello se despidió de su esposa y de su pequeño
hijo, y se metió en su lujoso Chevrolet Montecarlo de dos puertas. "Haz lo
que tengas que hacer", le dijo con rostro grave su mujer, Marleny Contreras.
Cabello se iba a dar un golpe de Estado.
El militar venezolano, vestido de
civil y con una banda tricolor en el brazo, recorrió las calles de Caracas
donde aún bullía cierta actividad. Eran las 11 de la noche. Cuando entró en una
autopista llamada Valle-Coche vio venir por la vía contraria a un grupo
acorazado compuesto por cuatro pequeños carros de combate. Diosdado pisó el
freno, giró el volante, saltó la isla y se puso al final de la cola. "¡Es
Diosdado!", gritaron los militares. El Montecarlo del teniente adelantó al
grupo acorazado y se puso a la cabeza. Al salir de la autopista y llegar a los
cruces con semáforo, Diosdado ponía el coche en una esquina, salía del vehículo
y detenía la circulación para que pasaran las tanquetas. Los caraqueños no se
creían lo que estaban viendo.
Al pasar por la emblemática Plaza
Venezuela, un grupo de personas que comían perritos calientes en los puestos
callejeros, les animaron. "Saquen a esos coños de madre de ahí". Se
referían al Gobierno socialista de Carlos Andrés Pérez, que había sumido al
país en la crisis. "Es una de las cosas más emocionantes que he
vivido", confesaría Cabello 22 años después a la agencia de noticias AVN.
Cuando el temerario grupo
acorazado y el Montecarlo se acercaron al palacio presidencial, fueron recibidos
con una lluvia plomo. Uno de los oficiales que iba sobre la escotilla abierta
cayó malherido.
Cabello sintió el impacto de las
balas en su coche. Sacó su pistola y vació el cargador. Pero los fusiles del
otro lado siguieron llenando su coche de agujeros. No había salida. Entonces,
el teniente Cabello se tumbó en el asiento delantero y se hizo el muerto.
Ya era 4 de febrero. Más de
medianoche. Un capitán y tres soldados se acercaron. Alguien abrió la puerta
del coche. Vio un cuerpo tendido. "¡Está muerto!", gritó.
-¡Coño!, ¿y quién es? -dijo otro.
-¡Diosdado!
Sacaron al muerto del coche y lo
tiraron al suelo. Lo examinaron. ¿Dónde demonios estaba el balazo? Un militar
le pegó con la culata de su rifle, le rompió una costilla y Diosdado gritó de
dolor. Ajá, el muerto estaba muy vivo. A por él. Los cuatro militares lo
patearon. Diosdado sólo gritaba: "No joda, ¡ya van a ver cuando caigan!
¡Ya vamos a ganar!".
A lo lejos, los disparos cesaron
de escucharse. Entonces alguien se volvió hacia Cabello y gritó: "¡Ajá, se
rindieron! ¿Y ahora, quién los va a ayudar?".
El golpe militar dirigido por el
teniente Hugo Chávez -más de 200 oficiales y suboficiales- y 2.000 soldados
fracasó gracias a los servicios secretos que alertaron al presidente Pérez.
Chávez y otros militares fueron a la cárcel. Diosdado pasó 22 meses entre
rejas, interrogatorios y presiones psicológicas.
Cuando el presidente Caldera
concedió el indulto a Chávez, retomaron su conquista del poder por otras vías.
Chávez creó el Movimiento V República. En 1998 ganó las elecciones. En estos 17
años, Cabello ha sido vicepresidente de gobierno, ministro de Interior,
ministro de Obras Públicas y Vivienda, gobernador del estado Miranda (parte de
Caracas), diputado y por último, su actual cargo, presidente de la asamblea.
Militar de la línea dura, ese
hombre de 52 años es el número 2 del régimen chavista. Bajo, de constitución
fuerte y con cuello de toro, ahora sufre una de las más duras acusaciones: es
supuestamente el cabecilla de una red militar que trafica con cocaína. Y lo
peor es que cada vez hay más evidencias.
La primera pista fue destapada en
2010 por WikiLeaks en un cable confidencial de la embajada de Estados Unidos en
Venezuela (número 09CARACAS918a). Orlando Ochoa, un reputado economista
venezolano, había explicado a representantes norteamericanos los manejos de
Diosdado Cabello: abusando de su poder ministerial, había creado una red de
bancos y compañías para traficar con divisas. "Chávez está preocupado por
la creciente influencia de Cabello en el gobierno", confesó Ochoa, «pero
no sabe cómo pararlo".
Los 116 telegramas de WikiLeaks
Cabello y sus secuaces estaban
usando el poder de forma tan corrupta que la izquierda chavista se fue
distanciando, acusándolo de traidor al socialismo. Pero nadie le desafiaba. Ni
la prensa. Le temían. "Es peligroso", decía Ochoa. Su nombre salía en
116 telegramas confidenciales destapados por WikiLeaks.
Las acusaciones se han mantenido
sin pruebas claras hasta que el corresponsal de ABC en EEUU, Emili Blasco, hizo
unas revelaciones sorprendentes este enero. Leamsy Salazar, el guardaespaldas
de Chávez durante 10 años, y ahora de Cabello, había huido a EEUU. Allí confesó
que Diosdado era el jefe de un cártel de narcotraficantes de Estado. El cártel
de los Soles (por las medallas en forma de sol que llevan los militares).
La cocaína, procede de Colombia.
Es la fuente de financiación de la guerrilla comunista de las FARC. Pero debido
a la feroz persecución del gobierno colombiano y de EEUU, los guerrilleros
sacan la droga a través de la frontera hacia Venezuela. Allí están sus aliados
chavistas. Se traslada a las costas venezolanas donde parte hacia EEUU o Europa
a bordo de lanchas y aviones.
El periodista Emili Blasco acaba
de escribir un libro titulado Bumerán Chávez. Ahí describe cómo el propio
Chávez dirigía antes las operaciones de tráfico de drogas para ayudar a
financiar a la guerrilla colombiana. El testimonio de Salazar es espeluznante.
Vio cómo el presidente Chávez ordenaba al presidente de PDVSA, la petrolera, lo
siguiente: "Rafael, cómprales a las FARC toda la mercancía. Págales un
primer plazo de 500 millones de dólares. Le vamos quebrar el espinazo a Uribe.
Pa' joderlo". (Uribe, presidente de Colombia y gran enemigo de las FARC y
de Chávez).
Según relata Salazar en el libro,
el jefe del narcoestado ahora es Cabello, al que vio dar órdenes para que unas
lanchas partieran de Venezuela llenas de paquetes de coca. También le ha visto
recibir maletas llenas de dólares, y sabe dónde se guarda el dinero.
The Wall Street Journal confirmó
que la fiscalía de estadounidense investiga las supuestas actividades de
narcotráfico de Diosdado Cabello y de altos mandos militares del chavismo.
Próximo paso: cursar una orden internacional de arresto, como ya ha ocurrido
con otros militares venezolanos.
Tráfico de drogas, de divisas,
nepotismo, corrupción, malversación, robo... Las balas acusadoras le llueven de
todos los sitios a Cabello. Pero ahora, no le basta con hacerse el muerto como
cuando era teniente y salvó su vida en 1992. Ahora una de estas balas puede
acabar con su vida política. Incluso puede detonar la caída definitiva del
régimen chavista.
Por: Carlos salas
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