Venezuela, que por décadas ayudó
a muchos de sus vecinos a despojarse de crueles dictaduras, solo ha cosechado
indiferencia y hostilidad en el hemisferio ahora que las fuerzas democráticas
de la nación petrolera luchan por evitar que el chavismo instaure un régimen de
corte castrista, en lo que expertos califican el triunfo de la complicidad y el
Realpolitik sobre los principios.
Esa postura adoptada en la región
es decepcionante, dijo el viernes la subsecretaria de Estado para
Latinoamérica, Roberta Jacobson.
“Las palabras son importantes, y
el tono con que se dicen esas palabras. El tono que están usando ahora los
líderes [latinoamericanos] demoniza a Estados Unidos como si fuera la fuente de
los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de
una manera pragmática”, dijo Jacobson el viernes durante una conferencia que
ofreció en Brookings Institution.
“Me decepcionó que no hubiera más
países que defendieran que [las sanciones] no eran para dañar a los venezolanos
o al Gobierno venezolano en su conjunto”, explicó la diplomática, que insistió
en que su Gobierno se alejó de cualquier tipo de injerencia en la crisis
venezolana durante mucho tiempo.
Por su parte el ex embajador de
Venezuela ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Diego Arria,
señaló que “a lo largo de todos estos años, hemos sido víctimas de la
indiferencia, del acomodo, y de la complicidad”.
“Uno podría imaginar que
Venezuela [en este momento de crisis] podría contar con la solidaridad de los
países de América Latina. Está en el historial de Venezuela haber hecho eso
abiertamente con sus vecinos. No ha habido un solo país [de la región], donde
nuestro país no haya jugado un rol en la promoción de sus libertades, de sus
derechos, de su democracia, o de sus intereses”, explicó el diplomático.
La indiferencia regional ha
quedado en manifiesto en los últimos meses en los esfuerzos de los gobiernos
latinoamericanos de hacer caso omiso a las denuncias por violaciones a los
derechos humanos que están emergiendo de Venezuela, en momentos en que el
impopular gobernante Nicolás Maduro avanza aceleradamente hacia la instauración
de un régimen policial para tratar de contener el creciente descontento en el
país petrolero.
Amplia evidencia de las
violaciones a los derechos humanos y del sistemático desmantelamiento de las
instituciones democráticas han sido presentadas en foros internacionales a lo
largo de los años, pero aún así los gobiernos latinoamericanos siguen tratando
al régimen de Caracas como si su conducta y credenciales fuesen intachables,
comentó desde Miami la analista política Vilma Petrash.
“Los únicos que están haciendo
algo, no son los gobiernos que están en ejercicio, sino los ex gobernantes de
algunos de esos países”, dijo Petrash en referencia a los recientes anuncios de
que nueve ex presidentes de Iberoamérica han conformado un equipo para salir en
defensa de los dirigentes Antonio Ledezma y Leopoldo López, quienes han sido
catalogados por organismos independientes como presos políticos de Maduro.
“Varios ex presidentes se han
pronunciado porque están escandalizados precisamente ante la postura
acomodaticia y hasta cómplice de sus gobiernos ante el deterioro en Venezuela,
que prácticamente está llegando a una situación de desastre humanitario”,
sostuvo.
Y muchos de estos países han
salido a formar filas alrededor del régimen bolivariano luego de que la Casa
Blanca decidiera sancionar a siete de sus funcionarios por verse implicados en
violaciones de los derechos humanos durante la ola represiva emprendida por
Maduro, que el año pasado dejó al menos 43 muertos, más de 800 heridos, miles
de detenciones y varias docenas de denuncias de tortura.
Un pronunciamiento similar fue
emitido recientemente por el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa,
quien criticó al presidente peruano, Ollanta Humala, y a la primera dama,
Nadine Heredia, por no haber recibido a las esposas de Ledezma y López.
“Les pido a ustedes, y a través
de ustedes a todos los resistentes venezolanos, perdón por esa inconducta de
gobiernos democráticos latinoamericanos, que muestran muy débiles convicciones
democráticas, cuando no una secreta complicidad con la dictadura venezolana”,
manifestó el escritor durante un seminario sobre América Latina.
Para Arria, ese ambiente de
“complicidad” hacia el régimen bolivariano ha venido gestándose en América
Latina a lo largo de los últimos 15 años.
“En primer lugar, los recursos de
Venezuela que brindaron a estos países fabulosas oportunidades de negocio,
incluyendo a los más poderosos, como por ejemplo Brasil y Argentina, para no
hablar de Cuba, que ha sido el principal beneficiario de la excesiva
prodigalidad de Venezuela”, dijo Arria.
Pero también estaba el temor de
que Chávez, quien venía favoreciendo ampliamente a los grupos de izquierda en
la región, pudiese también utilizar esos grandes recursos para gestar
manifestaciones en las calles.
“Le tenían temor. Estos
gobernantes que sabían que Chávez movilizaba recursos y grupos en la América
Latina que les podían crear serios problemas internos. Por eso, prefirieron
voltear la mirada hacia otro lado”, explicó el diplomático.
Incluso la lentitud con que
Estados Unidos ha salido a actuar puede ser atribuida a la diplomacia de
chequera emprendida por el chavismo a lo largo de los últimos años.
“Venezuela ha pagado el costo de
la estabilidad política y económica del Caribe. Lo hizo financieramente, a
través de Petrocaribe, con la cual regalaba dinero”, señaló Arria.
La actuación del chavismo en
Venezuela siempre generó inquietud en Washington, donde no pasó por inadvertido
que el régimen estaba destruyendo la democracia venezolana.
Pero al final, las autoridades
estadounidenses concluyeron que Chávez era un problema de los venezolanos que
por otro lado contenía los problemas sociales que se podrían generar en los
países del Caribe si la ayuda venezolana era suspendida, explicó Arria.
Esos problemas sociales podrían
tener repercusiones políticas en Estados Unidos, ante las eventuales olas
migratorias que podría provocar un colapso de la economía cubana y de otras
economías de la región, dijo Arria.
“Así que se unieron la
indiferencia latinoamericana con la conveniencia de Estados Unidos para darle
carta blanca al chavismo”, dijo.
Por: Antonio María Delgado
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