lunes, 9 de marzo de 2015

ODA A LOS VALIENTES

No me refiero al promotor de divisiones, cuya filosofía radical solo profundiza la fractura social y política, socavando las bases democráticas del Estado venezolano.
A los valientes héroes nacionales, quienes a pesar de devengar un salario paupérrimo y desinflado por la Inflación fulminante corren a diario a labrarse honestamente el sostén económico de la familia.
A las bravías mujeres y hombres dignos de Venezuela que bajo el ardiente sol padecen el suplicio de las colas y la escasez, cruzando por incontables vejámenes para poder llevar el alimento a los más pequeños del hogar.
A los valientes enamorados, quienes osaron unirse en matrimonio por estos días de desasosiego permanente, aunque la política habitacional vigente esté muy distante de garantizar la adquisición de un techo propio.

A los valientes jóvenes estudiantes universitarios, futuros técnicos constructores del mañana, cuyas únicas armas son el “lápiz y el cuaderno”, quienes cívicamente salen a la calle a protestar sin temor alguno para demandar el derecho a una sociedad de oportunidades y de evolución para todos.
A los promotores del diálogo, cuyo discurso constructivo sea una permanente convocatoria a los diversos actores del quehacer nacional: político, económico, y social, actualmente es trascendental demostrar que hay la suficiente capacidad para el diálogo, primordial para promover la convivencia política nacional.
No me refiero al individuo, cuya indolencia lo ha llevado a recorrer la espinosa ruta del delito y la violencia. No me refiero a ese nuevo azote, cuya expresión atípica es la del “bachaquero”, vago desconsiderado que se aprovecha de la penuria ajena. No me refiero al promotor de divisiones, cuya filosofía radical solo profundiza la fractura social y política, socavando las bases democráticas del Estado venezolano, nada favorable por estos tiempos complejos y difíciles que vive nuestra polarizada sociedad venezolana.
A los valientes que no se resignan ni se intimidan ante la prolongada adversidad, a los que no han perdido la perspectiva, para quienes el resentimiento nunca tendrá un espacio en sus corazones; a los que no recularon incrédulos y que a fuerza de amor son capaces de resurgir inclusive desde las ruinas. A los inspirados por una visión de progreso, forjadores de un mejor país, de desarrollo armónico y de respeto para todos. Así sea en nuestra amada Venezuela.


por Javier Domingo Sayago /javiersayago2@hotmail.com

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