En estas últimas semanas se han
sucedido una serie de declaraciones relativas a la política económica del
Presidente Nicolás Maduro. De más está decir que dicha política es
profundamente ruinosa. No se trata en este caso de la defensa de un gobierno
igual de malo que el que le precedió, sencillamente no es otra cosa que su
continuación. Se trata de poner al descubierto un discurso interesado que busca
preservar la imagen del difunto y endilgarle todo el desastre que padece el
país al actual gobierno.
El lunes 23 de febrero PROVEA
publicó un artículo (http://bit.ly/1y76njP) donde comparaba el paquete de
“medidas” del actual gobierno con el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez. En
lo único que se parecen esos dos gobiernos es en desastre que recibieron ambos;
curiosamente ambos tuvieron culpa en ello. CAP recibió el desastre que inició
en su primer período presidencial con interés compuesto y Maduro participó
directamente en el gobierno anterior. Hasta aquí las similitudes. El segundo
gobierno de CAP, con sus inmensos errores, fue un intento reformador que
lamentablemente no se supo comunicar. El actual Gobierno no es más que la
prolongación del desastre del anterior, en ese aspecto es su digno heredero.
Comparar uno y otro es mezclar churras con merinas. PROVEA se haría un favor
dedicándose a la defensa de los derechos humanos y dejar el análisis económico
para aquellos que puedan hacer por lo menos un análisis coherente.
Lo de PROVEA no acaba aquí. El 17
de marzo según reseña aparecida en El Universal (http://bit.ly/1Ep4Rf5) la
misma organización acusaba al Presidente Nicolás Maduro de haber acabado con el
legado social de Chávez. La primera pregunta es si el legado de violencia y
muerte que padece el país forma parte de ese legado o esos muertos no cuentan.
Las mejoras sociales ocurridas durante los años de gobierno chavista no han
sido superiores a las logradas en otros países de la región, y lo peor, no son
sostenibles porque dependían del auge de los precios petroleros. Decir que hay
un legado social de Chávez favorable es estafar doblemente: primero a quienes
padecen las miserias actuales, y segundo, hacerlo con las futuras generaciones
creando una sensación de querencia con un pasado mitificado. El legado social
del gobierno chavista es una absoluta ruina. Chávez no ofreció más allá que una
buena rumba con los ingresos petroleros. El difunto no fue más que otro
Lusinchi pero con ingresos petroleros 10 veces superiores y los mercados de
deuda abiertos. Vender lo contrario es mentir.
Que una organización como PROVEA
tenga causas nobles no la exime de tener responsabilidad cuando dice tonterías
que pueden parecer inocuas. Es necesario que se dediquen a la actividad que
dicen desempeñar y no se extralimiten en sus análisis porque de esa manera se
restan credibilidad, que en la difícil tarea de defender los derechos humanos
es clave.
Pero lo de PROVEA es un caramelo
al lado de lo que declaró Jorge Giordani en la presentación de su libro. Lo que
dice el caradura ex ministro merece sin lugar a duda un capítulo a parte,
mezclar a PROVEA con Giordani es injusto. Después del difunto nadie ha hecho
más daño a los venezolanos que Giordani, quien entra en la categoría de los que
quieren interesadamente preservar la memoria del difunto. La lucha de la
Venezuela del futuro no es contra Maduro, él ya hace la mitad del trabajo con
sus decisiones; la lucha es para que los venezolanos entendamos que nos
equivocamos, que el chavismo ha sido un terrible error y que nuevamente
desaprovechamos una oportunidad de oro en manos de los militares asesorados por
la izquierda paleolítica a la que pertenece Giordani.
No podemos permitir que sean los
que nos hicieron fracasar los que además nos cuenten la historia. No podemos
privar a los venezolanos de un análisis profundo de lo que ha ocurrido en estos
16 años y también en los otros 25 que le precedieron. Llevamos casi 40 años de
estancamiento económico, de retroceso social y moral. Hemos perdido una y otra
vez la oportunidad de reinventarnos y salir adelante. En su lugar hemos
preferido el análisis simplón de los vendedores de pomadas como Giordani. El
legado de Chávez es un fracaso, el país estaría igual de mal con él estando
vivo y es una pena que sea otro el que le toque capear la tempestad que el
gestó.
Por Francisco Ibarra Bravo @franibar10
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