viernes, 13 de marzo de 2015

CONVENIENTE PARA TODOS…MENOS PARA LOS VENEZOLANOS

La violación sistemática a los derechos humanos en Venezuela es algo que ya no escapa a los ojos de nadie, excepto a los que no quieren (o no les conviene) verla. Lo más triste de todo es que este desenlace era bastante previsible desde hace muchos años, con síntomas como: el permanente lenguaje agresivo y ofensivo que desde su primer momento en la presidencia implementó el presidente Chávez, la lista Tascón, el cierre de RCTV y de decenas de emisoras de radio en todo el país, el arresto a los distintos líderes opositores (Desde Capriles hace una década hasta López y Ledezma ahora, pasando por la orden de captura a Manuel Rosales en 2009), el saqueo controlado a las tiendas minoristas en la navidad de 2013, las “expropiaciones” sin justificación legal ni pago en los últimos años de Chávez, y un largo y triste etc.

Lo que sí es una novedad es la comprobación de que América Latina, en particular la zona en la que Brasil ejerce una fuerte influencia (UNASUR), está dispuesta a tolerar cualquier abuso del régimen de Caracas sin importar su gravedad, las evidencias o la debilidad de las excusas. Ni una palabra a nivel internacional se ha emitido por los estudiantes que han sido asesinados por los militares al servicio del gobierno de Maduro. Una de las mayores evidencias de la complicidad de los países de la región con el PSUV son las declaraciones que emitió Ernesto Samper en Caracas la semana pasada, a la cabeza de una delegación de UNASUR que iba a “evaluar la situación” en Venezuela. Dicha delegación ni siquiera creyó conveniente reunirse con el jefe de la coalición opositora, Jesús Torrealba.
Esta actitud de los distintos gobiernos de la región es consecuencia directa de la habilidad con la que el gobierno de Chávez manejó la diplomacia en sus 15 años de gobierno. Para que el lector se haga una idea, Chávez financió, en mayor o menor medida, las siguientes campañas electorales: Lula da Silva, Néstor y Cristina Kirchner (en este particular caso se destapó un escándalo de corrupción muy grande que implicaba a altos funcionarios de los gobiernos argentino y venezolano), José Mujica, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y, sus dos fracasos, Ollanta Humala (2006) y López Obrador. Además de financiar las campañas electorales mencionadas, el gobierno del PSUV creó PETROCARIBE, un organismo a través del cual se le vendía petróleo a precios preferenciales a República Dominicana y a las islas anglófonas y francófonas del Caribe. Mediante este mecanismo, además, se le ofreció a dichas islas inmejorables términos de financiación, con lo cual la lealtad incondicional de cada uno de estos gobiernos quedó asegurada por un largo tiempo. Con Colombia,Chávez tomó partido abiertamente por las FARC y el ELN en su guerra contra el Estado, razón por la cual Venezuela es hoy uno de los actores importantes en las negociaciones de paz que se están llevando a cabo en La Habana.
Con la frontera oriental, Guyana, la política chavista consistió en renunciar tácitamente al histórico reclamo que nuestro país ha mantenido prácticamente desde que somos independientes. Nota aparte, esta es la principal razón por la que Brasil continúa apoyando al PSUV: El Esequibo es su manera de llegar al Caribe, tienen importantes intereses mineros y energéticos en la zona que, de estar bajo soberanía venezolana, les sería mucho más difícil controlar. Ni hablar ya de las relaciones entre el gobierno de Chávez y el de los Castro, eso ya es otro nivel.
Esos 15 años de intensa labor diplomática por parte del gobierno de Hugo Chávez los está cosechando su sucesor, Nicolás Maduro, en los momentos en los que más necesita de apoyo de sus aliados. Primero en abril de 2013 cuando, gracias a la UNASUR, se libró de tener que hacer un recuento de votos en toda regla (como exige la ley venezolana en caso de denuncias de irregularidades que puedan poner en entredicho el resultado electoral) y, después, la semana pasada cuando, otra vez gracias a la UNASUR, se le lanzó otro salvavidas diciéndole al mundo que las violaciones sistemáticas a los DDHH que comete el gobierno son, de alguna manera, culpa de los opositores.
En fin, parece ser que, a pesar de sus sistemáticas violaciones a los DDHH y a las reglas más fundamentales de la democracia, tolerarle absolutamente todos los abusos es lo más “conveniente” para casi todos los gobiernos iberoamericanos. Conveniente para todos…menos para los venezolanos.

Por Cesar Sanchez

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