“Esto” no es sólo Maduro. “Esto”
es “todo”. La conversación cotidiana se reduce a un punto en el cual se
condensa toda la energía psíquica, espiritual y política del país: ¿tendrá fin
esta pesadilla? Es una pregunta transpolítica; va más allá del régimen imperante;
es casi como preguntarse si se podrá cambiar de piel, de alma, de demonios y de
dioses. Es cuestionamiento que se hacen opositores y chavistas, independientes
y miembros de partidos, pertenezcan a la República de los Inventarios Caseros o
a la ciudadanía de las colas, esa de las estructuras tornadizas que serpentean,
como asedios sudorosos, alrededor de mercados, tenderetes y bodegas.
En la encuesta de Alfredo Keller
del primer trimestre de este año se encuentra que la demanda de cambio es del
70%, mientras los que quieren seguir con “lo mismo” se ubica en 20%. Esta
insatisfacción se traduce en que 60% estima que Maduro debe irse del poder
antes de 2019 frente a 36% que comparte que “hay que dejar que termine”. El
chavismo pierde simpatías y la oposición también (más que el chavismo) en
beneficio de “los independientes”. En la perspectiva electoral, 77% asegura que
votará en las parlamentarias: 36% por la oposición, 24% por el oficialismo y
una abstención potencial de 39%; pero si se va a los “votantes seguros”, la
oposición obtendría 42% y el oficialismo, 31%. Aunque la disposición electoral
opositora es mayor que la del chavismo por 12%, el hecho de que 60% de
descontento no se traduzca sino en 36% de votación opositora indica un serio
problema, sobre todo porque en experiencias electorales anteriores ha habido
similares situaciones que al final, con las “ayudaítas” conocidas, se revierten
a favor del gobierno.
El deseo de cambio es mayoritario
y, a ojo de buen cubero, posiblemente mayor si se toman en cuenta las
condiciones represivas del entorno. Se revela que la sociedad buscará cualquier
oportunidad, incluida la electoral, para producir ese cambio, sobre todo en un
momento en el cual otras no se muestran bajo su control (60% cree probable “un
estallido social” vs 39%; 46% cree probable un golpe de Estado vs 51% que no
cree).
La demanda de cambio es muy
amplia; la mayoría estima que Maduro debe salir de la presidencia antes de
2019. La salida electoral se muestra como opción para una victoria opositora
pero que, al menos hasta la fecha, no logra galvanizar el descontento. Pero no
parece haber alternativa.
¿Qué debería hacerse antes y a
propósito de las elecciones para que la voluntad de cambio se traduzca en
cambio real?
Por: Carlos Blanco
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