"Dios nos preserve de que el ejército vuelva sus armas
contra los ciudadanos."
Simón Bolívar
Venezolanos contra venezolanos
Ya lo hemos señalado en
anteriores artículos: desde los orígenes de la civilización hasta nuestros
días, el peor enemigo del Hombre ha sido el hombre. Ninguna catástrofe natural
ha causado tanto y tan sostenido dolor como el que nos hemos causado los seres
humanos entre nosotros mismos.
Los venezolanos no hemos estado
exentos de esa tragedia. No ha habido catástrofe, terremoto, inundación o peste
que haya causado tanta mortandad entre venezolanos como las que nos hemos
causado entre nosotros.
El peor enemigo del venezolano,
paradójicamente, ha sido el venezolano. Sobre todo aquel que desde el poder ha
intentando masificar su delirio autocrático a través del criminal uso de las
armas, la represión y la persecución social y política.
El sátrapa Hugo Chávez es un
perfecto ejemplo de lo que digo, intentó llegar al poder en 1992 disparándole
una bala en la cabeza a sus “hermanos del alma” militares en sendos golpes de
estado, asesinando a centenares, y una vez que llegó a él -al poder- no sólo
asesinó a decenas de venezolanos de la misma manera, también disparó una bala
infame en la frente de la fraternidad venezolana, hiriéndola de muerte.
Tristemente hoy sus compinches
intentan legalizar su fratricidio.
Ojo por ojo, Venezuela quedará
ciega
No perderé el tiempo con
fastidiosos leguleyismos. No hace falta. Muchos razonarán mejor que yo los
alcances inconstitucionales e ilegales de la resolución fratricida (008610) que
acaba de emitir el disparatado madurismo (no por disparatado deja de ser
criminal) y que autoriza el uso de la fuerza potencialmente mortal -a través de
armas de fuego- contra manifestaciones pacíficas.
Lo que me preocupa no es la
ilegalidad de la resolución, lo que me espanta es que la demencia se está
desbordando y nos está anunciando el preámbulo de una confrontación genocida
entre venezolanos, otra más.
No exagero.
Esta licencia para matar además
de ser inconstitucional porque desconoce la prohibición expresa del uso de
armas de fuego en manifestaciones pacíficas que establece el papel higiénico
(azul y con estrellitas) que es la constitución chavista, va a motivar, por
abusiva e irracional, que muchos venezolanos aludiendo su derecho humano a la
vida y a la legítima defensa opten por vías legítimas -pero violentas- para
defenderse.
Ojalá no sea así, evitémoslo. El
diálogo político sería una bala mortal. Ojo por ojo, Venezuela quedará ciega.
Vladimir Padrino ¿el maldito?
No fue el Libertador Simón
Bolívar quien señaló: “Maldito el soldado que vuelva sus armas contra el
pueblo”, para sorpresa de muchos fue el cínico de siete suelas Hugo Chávez
Frías.
A mi entender, salvo opinión
contraria y con la humildad de ser corregido si fuera necesario, el
pronunciamiento del embalsamado, a quien su amado heredero Nicolás pudre -como
trofeo- en una montaña, es una derivación del discurso que Bolívar pronunció
para el proyecto de constitución de Bolivia y que reza: “Dios nos preserve de
que -el ejercito- vuelva sus armas contra los ciudadanos”.
Chávez tenía una peculiar
capacidad de gargajear al aire y embarrarse a sí mismo con su propio moco
autocrático. No tengo espacio ni tiempo para relatar -una tras otra- las
gargajeadas verbales que lanzó sobre su propia jeta. Son tantas y tan variadas,
que es imposible enumerarlas.
Pero la maldición que se lanzó a
sí mismo como soldado por volver sus armas y disparar contra venezolanos inocentes,
asesinándolos a mansalva, fue la peor, le envenenó las entrañas y lo condujo a
su prolongada última agonía y muerte.
No soy yo -no me atrevería- quien
vocifera una maldición desde los infiernos contra los soldados que disparen
contra el pueblo de Venezuela, tampoco es Bolívar, es Chávez.
¿Será el general Vladimir Padrino
otro maldito?
Chávez lo dijo, no yo.
No hay balas suficientes para
doblegar una idea
Desde 1830 las balas venezolanas
-lamentable y trágicamente- sólo se han usado para asesinar venezolanos. Chávez
y su heredero Nicolás no han marcado ninguna diferencia, todo lo contrario, han
asesinado a mansalva, con certeros disparos a la cabeza, a nuestro pueblo.
Ahora Vladimir Padrino, como en
su desgarrador momento lo hizo Hitler, Mao, Stalin o Mussolini, intenta
legalizar el fratricidio.
No permitiremos que se maldiga a
sí mismo.
No hay balas suficientes para
doblegar una idea de justicia, no las hay ni las habrá. En esta coyuntura
Venezuela no sólo resiste, Venezuela cambia. No hay espacio ni tiempo para el
miedo.
Las únicas ocasiones desde que
nacimos como nación independiente y soberana en las cuales las fuerzas armadas
venezolanas han luchado contra fuerzas militares extranjeras, fue -otra
paradoja- contra el ejército cubano de Fidel Castro (I967, invasión de
Machurucuto) y contra las fuerzas terroristas y narcotraficantes de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sólo en esas dos ocasiones hemos
combatido contra ejércitos extranjeros en casi doscientos años. Insólito ¿verdad?
Cuba y FARC, nada más y nada menos.
Curiosamente, esas fuerzas
extranjeras -los Castro y las FARC- hoy ocupan el poder político en Venezuela.
Maduro es su títere. Estoy convencido de que las Fuerzas Armadas de Venezuela,
en su momento, desconocerán al títere y a Padrino, apuntarán sus armas y
dispararán -si fuese necesario- no contra venezolanos sino contra las fuerzas
invasoras extranjeras cubanas y terroristas.
No sólo es su obligación
republicana y patria, es su obligación moral.
Además, sin ninguna duda, los
militares saben que en las manifestaciones pacíficas de la oposición siempre
están sus hijos y sus esposas. No dispararán.
En todo caso, si lo hicieren, si
se maldijesen a sí mismos y a sus familias, si disparasen contra su pueblo, hay
que señalar frente a la historia que probablemente ellos tienen balas pero
nosotros tenemos un inmortal e infatigable sueño de libertad, que no se rinde
ni rendirá jamás.
¡Disparen, no nos doblegan!
La historia del sol y la libertad
La historia del sol es una
llamarada que pervive, que no cesa.
La libertad ha sido un sol que
pervive en nuestro espíritu, su llamarada no cesa, arde… arde permanentemente
en ti y en mí.
Los venezolanos seremos antorchas
humanas que iluminaremos el siglo, ardemos por un sueño de libertad.
La historia del sol siempre ha
sido la misma: arde; y la de la libertad igual.
Arderá frente a los malditos…
Por: Gustavo Tovar Arroyo.
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