Un clima pesimista se ha venido
apoderando del sector petrolero, desde finales del pasado año. Los sombríos
anuncios económicos sobre los países altamente dependientes de este recurso
inundan las redes de comunicación social a nivel mundial. Rusia, Irán y
Venezuela representan en el mayor grado posible a estos países tan severamente
afectados en sus economías por el brutal desplome de los precios del crudo en
el mercado internacional. Cada uno de ellos, sus respectivos gobiernos y sus
respectivos modelos económicos a seguir han sido desplazados y censurados por
la gran mayoría de la comunidad internacional, la cual hasta hace poquísimos
años distinguía como los ejemplos a seguir.
Tan solo un par de años atrás el
presidente de Rusia era considerado como el hombre más poderoso del mundo. El
mismo, mediante las técnicas más avanzadas del capitalismo salvaje sometía a
media Europa, ávida del petróleo y gas ruso, a unas transferencias de capitales
que le permitieron desencadenar la invasión de Ucrania, la anexión de Crimea,
el soporte al gobierno Sirio, al quiebre de la influencia Saudita y Norteamericana
en el Medio Oriente.
De manera similar Irán colocó a
su archirrival Saudita contra la pared, igualmente saboteo a su antojo los
proyectos de estabilizar Irak después de la caída de Hussein, alarmó a Europa y
en general a su vecinos por su proyecto de hacerse de armamento nuclear,
condenando al mismo tiempo la existencia de Israel y el holocausto judío de la
segunda guerra mundial.
El poderío económico venezolano
fue utilizado para neutralizar la influencia norteamericana y mexicana tanto en
el Caribe como en Centro América. Equivocadamente y alejándose de la visión de
Bolívar se dedicó a favorecer Brasil y los países del cono sur en abierto
desconocimiento de las enseñanzas del Libertador sobre la necesidad de una gran
Colombia fuerte que balanceara tanto la influencia norteamericana como la
brasileña.
Pero “los rusos también
juegan”.[i] La impericia e improvisación de estos tres gobiernos, aunada a la
fortaleza intrínseca de Europa, Norteamérica y sus aliados árabes, la milenaria
sabiduría y paciencia de la iglesia católica y el silencio aquiescente de
China, lograron cambiar los escenarios. La alineación de intereses Sauditas a
los norteamericanos y europeos, el favor asiático de China, India y Japón, los
deficitarios presupuestos rusos e iraníes fueron conformando la actual
situación. Los Sauditas recuperando mercados frente a los rusos e iraníes,
difiriendo por muchos años las disponibilidades de armas atómicas en manos de
fundamentalistas iraníes, recomponiendo el balance geopolítico en el golfo
pérsico. Los norteamericanos y europeo recuperando posiciones, otrora perdidas
frente a los rusos, recomponiendo igualmente sus influencias en el mundo
internacional.
Los chinos más cómodos ante un
vecino seriamente debilitado, ganando en todo los escenarios. Su principal mercado,
el norteamericano, más fortalecido. Su dominio de África incólume e
incuestionado.
Venezuela abandonada a su suerte
después de haber sido exprimida hasta la saciedad por la dictadura castro
comunista, es hoy señalada como el ejemplo mundial del despilfarro, de la
oportunidad perdida, o como ha dicho uno de los responsables de este descomunal
fracaso, el hazme reír de la América.
De la revolución iraní y de la
venezolana solo queda el duro juicio de la historia. El renacimiento de la
Unión Soviética queda pospuesto, al menos por ahora. Los tres gobiernos de esos
respectivos países sobreviven y es ahora cuando son más peligrosos, de ellos es
de esperar la mayor represión conocida, los menores escrúpulos en apelar a lo
que sea necesario para mantenerse en el poder. Pero sus actuaciones serán
sufridas en mayores proporciones por sus propios pueblos que por aquellos a los
cuales de una u otra manera intentaban conquistar.
Todo eso el viento se lo llevó,
seguir insistiendo sobre esos modelos traerá más despojos, miserias y muertes.
En algún momento, durante la Guerra Fría, tuvo
mucha resonancia la frase LOS RUSOS TAMBIEN JUEGAN. Este es su origen. Zagallo,
director técnico de la selección brasileña, analizaba la estrategia a seguir en
un juego amistoso contra la selección rusa: ‘Kaká la pasa a Roberto Carlos,
Roberto Carlos a Ronaldo, Ronaldo a Ronaldinho y gol”. En eso uno de ellos lo
interrumpió. Pero los rusos también juegan’. Así lo registra la historia y así
quedó la frase para recordarnos que ninguna estrategia funciona si no considera
la acción del adversario.
Por: Francisco Layrisse/@fralay
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