Las recientes denuncias sobre supuestos golpes de
Estado y magnicidios hechas por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello y Jorge
Rodríguez, tuvieron diferentes rasgos que llaman la atención. Mientras Maduro
habló de un avión Tucano venido del exterior (?) que, presuntamente,
bombardearía algunos sitios donde él pudiera estar presente, el tándem
Cabello-Rodríguez, nos regaló una versión diferente, según la cual serían
atacadas las sedes de distintos organismos de seguridad gubernamentales,
incluyendo la cadena de televisión Telesur, acusando a Henrique Capriles, María
Corina Machado, Antonio Ledezma y Julio Borges de coautores de semejante
despropósito, amén del bendito imperio que no podían dejar por fuera. Es decir,
que, de concretarse tal amenaza a los mencionados, harían prácticamente nulas
las votaciones legislativas.
No pretendo entrar en detalles –por desconocimiento de
la materia– sobre las características de estos aviones, repito “venidos del
exterior”, y sus posibilidades de realizar semejante incursión en nuestro país,
sin que la Fuerza Armada los repeliera y convirtiera en polvo cósmico en un
abrir y cerrar de ojos, tal como hacen con las avionetas del narcotráfico que
el ministro de la Defensa, el general Padrino López, reseña con frecuencia en
los medios de comunicación.
Pues bien, vamos al punto que quiero resaltar, el
gobierno se encuentra en el peor momento. Todas las encuestas dan cuenta de la
caída de la popularidad de Maduro a niveles inferiores a 20%, como nunca antes
presidente alguno había tenido, gracias al pésimo, torpe y dogmático manejo de
la economía, causante de la peor época de penurias para el pueblo venezolano,
reflejadas en una disminución apreciable de la calidad de vida, aderezada con
la inflación más alta del planeta (68,5% para 2014, según cifras oficiales del
propio Banco Central. Para 2015 los presagios son peores). 80% de la población
responsabiliza a Maduro de la grave crisis que se torna insostenible.
La gente percibe que, cada día, a pesar de contar con
la riqueza petrolera –aun con los precios actuales– somos más pobres y tenemos
menos acceso a los bienes y servicios a que estábamos acostumbrados. Ahora
bien, ante semejante cuadro y con las parlamentarias a la vuelta de la esquina,
Maduro y su entorno son conscientes de que, perderlas (como es lo más probable,
si la MUD logra la unidad perfecta y selecciona buenos candidatos, no bates
quebrados) sería el principio del fin de la era chavista. Se generaría un
tsunami constitucional de enfrentamiento entre el Poder Legislativo y quienes
se aferran a Miraflores como el náufrago a una tabla de salvación en medio de
un mar de aguas procelosas.
Vistas las cosas así, el rostro perverso de la
tentación totalitaria parece asomar su más cruel expresión. La represión y la
militarización asfixiantes son cada vez mayores. ¿Terminará el régimen de
cruzar la línea roja, apresando a connotados dirigentes de la oposición para
ganar las elecciones de la Asamblea Nacional? ¿O son advertencias para
amedrentar y desmovilizar a los opositores y chavistas desengañados? Mientras
esto ocurre, Leopoldo López cumple un año injustamente detenido en una prisión
militar. Veremos...
FREDDY LEPAGE/@Freddy_Lepage
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