“Si un tirano es un solo hombre y
los subyugados son muchos, ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud?”. Étienne
de La Boétie
Étienne de La Boétie (1530-1563),
escribió el Discurso sobre la servidumbre voluntaria (Discours de la Servitude
volontaire) a la edad de 18 años, un escrito panfletario contra el rey Henri
II. El tratado, de gran erudición, fue escrito alrededor de 1549, año que coincide
con la represión y masacres de campesinos en Guyenne, al suroeste de Francia,
que se habían sublevado contra el impuesto a la sal ordenado por el rey.
Desde su aparición, el libro fue
adoptado por diferentes movimientos contestatarios no solo en Francia sino en
toda Europa. Los líderes de la Revolución Francesa lo hicieron circular bajo el
título Las cadenas de la esclavitud. Durante la ocupación nazi en Francia el
libro fue prohibido, pero a pesar de ello se imprimieron miles de ejemplares
que se repartieron clandestinamente.
¿Por qué este pequeño ensayo,
escrito por un joven indignado del siglo XVI, hace temblar a los tiranos? La
respuesta está en lo que el autor afirma: “Si un tirano es un solo hombre y sus
súbditos son muchos, ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud? El que
gobierna tiránicamente sobre ustedes posee solamente dos ojos, solamente dos
manos, solamente un cuerpo; en verdad no posee nada más que el poder que
ustedes le confieren para destruirlos. ¿Dónde ha adquirido él ojos suficientes
como para espiarlos, si ustedes no se los proveen por sí mismos? ¿Cómo puede
tener él tantos brazos con los cuales golpearlos, si no los toma prestados de
ustedes? Los pies que pisotean vuestras ciudades, ¿de dónde los obtiene si no
son los vuestros?”.
Sobre la tiranía y los vicios
políticos que esta genera, La Boétie afirmó sin ambages: “Los tiranos se crecen
sobre la servidumbre voluntaria de sus súbditos. No hay rey sin súbditos, no
hay tirano y no hay dictador sin masas resignadas”. Para él, existe una
matemática de la dominación a la que llama “cadena de obediencia social”,
mediante la cual el tirano no necesita enfrentarse directamente a la masa que
desea dominar. Mediante un modelo piramidal, utiliza a unos para dominar y
tratar despóticamente a los que están debajo de estos, quienes a su vez dominan
a sus subordinados y así se va multiplicando su poder.
Desde que comenzó a circular, el
Discurso sobre la servidumbre voluntaria ha sido fuente de inspiración para
aquellos que luchan por la libertad y se baten contra la opresión, la
explotación, el abuso de fuerza, la corrupción y toda mitificación del poder.
En 1558 Montaigne, contemporáneo de La Boétie, autor de los conocidos Ensayos
que han influido desde entonces en la filosofía y el pensamiento de occidente,
interesado en saber quién era el autor del Discurso, viaja a Bordeaux donde La
Boétie ya era magistrado a los 24 años de edad; dicho encuentro significó el
inicio de una intensa amistad y una nutrida correspondencia política.
La Boétie anticipa la filosofía
política de los pensadores de la Ilustración, quienes sostenían que la razón
humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, aunque en el
siglo XXI aún suframos ese déficit.
En sus páginas, La Boétie no cesa
de afirmar que “es la obediencia la que hace poderoso al tirano”. De allí que
el autor nos plantea descifrar un enigma político: “No es el poder el que crea
la obediencia, sino que es la obediencia la que crea el poder”, preguntándose
con indignación: “¿Cómo las personas, pueden ser dominadas o, aún más, servir
con fervor a quien las desprecia y oprime? Es un hecho enigmático la capacidad
de soportar, aceptar e incluso amar su servidumbre, hasta tal punto en que
algunos la perciben como si fuera su salvación. ¿Por qué una enorme masa de
decenas de miles se somete a la voluntad de un hombrecito mediocre?”.
Severine Auffret, en su ensayo
sobre La Boetie, titulado Cometa (Comète, Éditions Fayard, París, 1997),
sostiene que “los conceptos de ‘dominación’ y ‘servidumbre’ del autor sitúan al
tirano no solo en una categoría política sino ‘mental’ y hasta ‘metafísica’, ya
que esta relación de dominación y servidumbre, para darse en la sociedad,
primero se instaura en lo más íntimo de la conciencia del individuo”. La
respuesta a este desacierto la da el mismo La Boétie: “La libertad, más allá de
ser un ideal a conquistar, es una actitud”.
EDGAR CHERUBINI
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