La estabilidad de un gobierno se
produce por la magnitud y cohesión de las fuerzas políticas y sociales que le sirven de apoyo. Curiosamente, su fortaleza
surge inversamente a la magnitud de la violencia que sea necesaria utilizar para su
sostenimiento. Su mayor o menor legitimidad evita la necesidad de su empleo.
Justamente, la fortaleza del régimen chavista ha surgido en el tiempo de la
permanente utilización que se ha hecho de constantes convocatorias a procesos electorales. Esa es quizás una de
las razones de la inquietante debilidad que muestra el gobierno de Nicolás Maduro
para poder enfrentar la actual crisis nacional. Su elección presidencial se produjo a través
de un resultado muy estrecho al obtener 7. 587. 579 votos (50,61 %) frente a su
contendor Henrique Capriles que obtuvo 7.363.980 Votos (49,12%) en medio de
condiciones electorales muy desfavorables
ante un permanente ventajismo gubernamental.
El año 2014 estuvo signado por un
proceso de violencia y de permanente irrespeto a los derechos humanos, conocido popularmente como la
“Guarimba”, la cual produjo delicadas consecuencias políticas y personales que
aún ensombrecen el sentimiento nacional: 43 muertos, la prisión de Leopoldo
López, de los alcaldes Ceballos y Escarano y un importante número de ciudadanos a los cuales se les está
sometiendo a los tribunales penales, entre ellos a María Corina Machado, y a
otras medidas restrictivas de su libertad personal. Este delicado
enfrentamiento condujo a Nicolás Maduro a convocar a un diálogo nacional con las fuerzas opositoras, con la presencia
del Nuncio Apostólico y los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador. Lamentablemente, esa
posibilidad de diálogo fracasó estruendosamente ante “los permanentes insultos
a la oposición” y el retardo en la solución del caso de Iván Simonovis.
Esta complicada situación
política, se ha visto agravada por una delicada crisis económica que ha
empezado a generar un marcado descontento popular. La inmanejable
deuda pública, la creciente inflación,
la permanente devaluación del bolívar, la caída del precio del petróleo y
la marcada escasez de productos de primera
necesidad son claras muestras de un irresponsable manejo de nuestra economía
que parece no tener solución dentro de la ortodoxia ideológica del actual
régimen. Es imposible entender que se intente corregir este errado camino
mediante la ratificación de un sistema de orientación marxista que atenta
contra la libertad y los derechos
ciudadanos sin tomar en cuenta la opinión de otros sectores nacionales que ya
son indiscutible mayoría en la opinión pública. El colmo de la insensatez es
querer mantener este camino sin tomar en cuenta el indiscutible fracaso de la
Revolución Cubana.
Esta delicada situación política y
económica ha hecho circular recientemente un análisis del conocido
“Informe Stratfor”, en el cual se sostiene: “que informes ampliamente diseminados, no
confirmados ninguno de ellos, mantienen que se puede estar planeando un golpe de Estado en contra de Nicolás Maduro por sectores
cercanos al chavismo en la propia Fuerza
Armada y en los conocidos colectivos. La maniobra busca coordinar con la
mayoría del PSUV en la Asamblea Nacional para impedir que Maduro regrese al
poder después de su viaje” En el informe se resaltan las figuras de Diosdado
Cabello, Rafael Ramírez y del general en
jefe Vladimir Padrino López. Curiosamente, no nombran al mayor general Miguel
Rodríguez Torres. La conclusión es muy delicada: “Dadas las varias facciones
dentro de la Fuerza Armada venezolana, los militares podrían fragmentarse en
una eventual acción contra Maduro”.
En un artículo que titulé: “En defensa
de la Fuerza Armada Nacional”, mantuve que “estaba seguro de que muchos de sus
miembros debían estarse preguntando cuál era el camino que debería tomar la
Fuerza Armada en medio de las complejas y difíciles circunstancias que vive
Venezuela”. Al final de ese artículo mantuve: “lo más que puedo decir, como
viejo compañero de armas, es recomendarles mantener la unidad interna, la
disciplina, la jerarquía y el espíritu de cuerpo ante los complejos retos que, con seguridad,
tendrá que enfrentar la Fuerza Armada”. Estos rumores, que concluyen en el
Informe Stratfor, señalan una grotesca maniobra del propio régimen que busca
acusar a la oposición política de estar conspirando con el objeto de debilitar
su unidad interna ante la segura victoria que puede obtener en las elecciones
parlamentarias. Después de ese triunfo, surgirán innumerables caminos para
provocar un seguro cambio político en Venezuela…
Por: Fernando Ochoa Antich.
fochoaantich@gmail.com./@FOchoaAntich.
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