No hay agua, porque estamos en
plena sequía. Por esta razón hay que recoger el vital líquido y guardarlo en
envases de plástico, pero el agua estancada es el caldo de cultivo ideal del
Aedes que transmite el virus del Zika y no se consiguen los repelentes ni
insecticidas. Hay que guardar comida, porque uno no sabe, pero como la
electricidad falla, la comida se echa a perder en la nevera. Para conseguir
comida hay que hacer cola a pleno sol, pero como la mayoría de los
supermercados están en centros comerciales y ahora viene una restricción de
horarios de funcionamiento, el tema de las colas se complicará. Cuando vengan
las lluvias, el problema del agua se solucionará, pero entonces las colas ya no
serán a pleno sol, sino bajo los aguaceros y la gente comenzará a enfermarse de
gripe y medicinas no se consiguen por ningún lado.
Como el sueldo no alcanza
para comprar a la vez alimentos y productos de higiene personal, la gente ha
dejado de bañarse adecuadamente, esto ha determinado que comiencen brotes de
sarna en la población y los hospitales están en estado crítico. Ante la escasez
la gente se levanta de madrugada a hacer colas para comprar, pero en el
interior la guardia nacional arresta a los que salen a hacer cola de madrugada
porque dan sensación de que falta comida. Por la ausencia de medicinas, la
gente apela a los que viajan al exterior para que le compren medicamentos al
precio del dólar del que no se puede hablar, pero muchas veces en la aduana te
las quitan. En Caracas se consiguen mas medicinas que en las farmacias del
interior del país, pero no está permitido mandarlas por ningún sistema de
envío. El gobierno exige a los productores de alimentos que mantengan
abastecida a la población, pero no les entrega dólares para que importen los
suministros que requieren para funcionar. No hay pastillas anticonceptivas,
razón por la cual nacen mas niños, pero que en algunos hospitales “mueren como
pollitos”. Las cifras de inflación no se publican, pero llegan aviones cargados
de billetes de 100 bolívares, que cuesta mucho mas de cien bolívares imprimir.
Como todo esta muy caro, hay que llevar grandes cantidades de billetes, lo que
es una tentación para el hampa en plena expansión. Se le exige a los
productores agrícolas que produzcan más y por debajo del costo de producción,
pero se le niegan fertilizantes y
semillas. Se recomienda a la población que siembre comida en latas y macetas,
pero se regula el suministro de agua. Se le pide a los distribuidores que sean
más eficientes en la distribución, pero se le decomisan cargamentos y se les
atemoriza para que no tengan productos almacenados. Cemento hay, pero como no
hay papel, no puede ser envasado, lo cual afecta a la industria de la
construcción. Como los suministros médicos también fallan, algunas operaciones
están dejando de hacerse y las que se hacen, muchas veces no pueden seguir los
protocolos requeridos. Estamos involucionando en materia quirúrgica. La
esperanza en circunstancias difíciles es impulsar la educación, que las
universidades mejoren sus sistemas de apoyo a la investigación de nuestras
dificultades, pero las universidades no tienen presupuesto. Algunos alimentos
regulados se consiguen casi regalados, pero como las penurias económicas
aprietan, la gente se dedica a la reventa de comida y la población termina
pagando los alimentos a precios exhorbitantes. La gasolina es casi gratis, pero
como nuestra industria productora de hidrocarburos esta en crisis, tenemos que
importarla de EEUU (nuestro enemigo y causante de todos nuestros males) a
precios internacionales para venderla a precios locales. Los economistas y los
productores ofrecen salidas a la crisis, pero como son el enemigo no se les
presta atención. La oposición gana las elecciones de la Asamblea, pero el resto
de los poderes en manos de uno solo la bloquea. Para aumentar la eficiencia, el
gobierno amenaza con expropiar, pero una vez expropiadas, las empresas dejan de
producir. El gobierno pierde seguidores, pero aumenta sus redes sociales. La
única salida sería rectificar, pero al gobierno le resulta menos costoso
acelerar rumbo al abismo.
Verdaderamente, el infierno de
Dante Alighieri se quedó corto. En el de La Divina Comedia hay tres tipos de
pecadores: los incontinentes, los violentos y los traidores, que son los que
hicieron mal conscientemente. En estos últimos hay varias categorías: aquellos de quienes se
tiene confianza, los traidores de las las instituciones y los traidores de la
patria. Saque usted sus propias conclusiones, amable lector y medite seriamente,
no abandone toda esperanza y como el colibrí, llene su piquito de agua y ayude
a apagar este infierno en el que estamos envueltos todos.
Por Laureano Márquez
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