¿Cómo y Por Qué?
El dólar paralelo ingresó en una zona frenética y muy atrás ha quedado el punto de partida de este año, cuando a principios de enero amaneció en 170 bolívares. El pasado 13 de mayo, taladró el techo de 300 bolívares y, tan solo nueve días después, saltó sobre 400 presagiando un billete verde en la cumbre de mil bolívares antes de que finalice 2015.
El dólar paralelo ingresó en una zona frenética y muy atrás ha quedado el punto de partida de este año, cuando a principios de enero amaneció en 170 bolívares. El pasado 13 de mayo, taladró el techo de 300 bolívares y, tan solo nueve días después, saltó sobre 400 presagiando un billete verde en la cumbre de mil bolívares antes de que finalice 2015.
La moneda estadounidense no se
comporta mansamente, como esperaba el Presidente de la República, Nicolás
Maduro, quien el 10 de febrero anunció una política cambiaria que en teoría
mantendría bajo dominio del Gobierno el precio del dólar y aseguraría la
estabilidad de las reservas internacionales al decidir cuántas divisas recibe
cada sector de la economía.
La disfunción.
El modelo oficial consiste en que
el dólar tiene tres precios: 6,30 bolívares para la gran mayoría de los
sectores; un punto de partida de 12 bolívares para las empresas que no ingresan
en este primer tramo y participan en las subastas del Sicad y alrededor de 200
para una fracción muy pequeña atendida a través del Sistema Margina de Divisas
(Simadi). Según confió Nicolás Maduro:
“La circulación de divisas para
el funcionamiento económico y social del país es un mercado. Cuando tú lo
englobas el 100%, ¿verdad?, el 70 lo cubre el 6,30, el otro 20,25 por ciento lo
cubre el Sicad y entonces este 3,5 por ciento, que es lo que va quedando, lo va
a cubrir este sistema que es un ensayo (el Simadi)”.
Muy pocos países tienen un
sistema de cambios múltiples, de hecho, ni aliados de Venezuela como Bolivia,
Nicaragua o Ecuador lo hacen. La gran mayoría mantiene un solo precio para el
dólar, fijo o flexible. En el sistema en el que el tipo de cambio está fijo, si
el Gobierno imprime una gran cantidad de dinero para financiarse porque no
puede cubrir sus gastos, los billetes inundan la economía y los ciudadanos
aumentan la compra de dólares. Entonces, el tanque de divisas disponibles para
ser vendidas, es decir, las reservas internacionales, desciende velozmente.
Si el tipo de cambio es flexible
y el Gobierno imprime montañas de billetes para financiarse, el Banco Central
puede mantener el nivel de las reservas internacionales pero tiene que dejar
que el precio del dólar aumente hasta que la demanda de divisas pierda
intensidad, porque se tornan muy caras.
Así, en los sistemas de cambio
fijo o flexible, existe un ajuste automático donde el Gobierno no puede fabricar
dinero sin ningún tipo de límite para financiarse.
Supuestamente el sistema diseñado
por Nicolás Maduro y sus ministros resuelve este problema, porque mantiene fijo
el precio de la gran mayoría de los dólares que vende y al controlar las
cantidades, preserva las reservas internacionales. Además, imprime montañas de
billetes para gastar lo que no tiene porque los impuestos, el endeudamiento y
el ingreso petrolero no le alcanzan para cubrir el presupuesto.
El problema es que la economía no
se comporta como predicen las tablas de Excel y la diferencia entre los dólares
que el Banco Central vende y los que en verdad desean comprar los ciudadanos y
las empresas da origen a un mercado paralelo donde la demanda es gigantesca
porque, como el Gobierno de Nicolás Maduro está imprimiendo billetes a mansalva
para financiarse, existe una enorme cantidad de bolívares que desesperadamente
persiguen billetes verdes.
Las expectativas.
Las estadísticas oficiales
registran que al cierre de marzo de este año la masa de billetes que el Banco
Central ha fabricado para financiar al Gobierno representa 925 mil 351 millones
de bolívares, una cifra que se traduce en un salto de 100% respecto a marzo de
2014.
Y la expectativa es que continúe
aumentando porque la administración de Nicolás Maduro no ha tomado medidas para
cubrir la gigantesca brecha entre ingresos y gastos que en 2013, última cifra
oficial y cuando el petróleo se ubicaba en un promedio de 98 dólares el barril,
alcanzó el estratosférico nivel de 16,9% del PIB.
Otro elemento a considerar es que
la inyección de dinero para cubrir el déficit también dispara los precios de
todo lo que se consume porque la demanda supera abiertamente a la oferta y,
mientras la inflación galopa, el Gobierno recibe lo mismo por la gran mayoría
de los dólares que vende porque el tipo de cambio está fijo en 6,30 bolívares.
El resultado es que el déficit
crece porque los trabajadores públicos como los maestros y médicos reclaman
aumentos de salarios y los materiales para la Gran Misión Vivienda, por
ejemplo, son más caros, mientras que los dólares provenientes del petróleo
aportan lo mismo.
Así, surge una dinámica negativa
donde cada vez el Banco Central tiene que fabricar más billetes para que el
Gobierno cubra sus gastos o, en el corto o mediano plazo, es inevitable una
devaluación que sepulte el dólar a 6,30 bolívares.
A esta expectativa poco
alentadora se añade una creciente incertidumbre que alimenta la demanda de
dólares. El pasado 19 de mayo Nicolás Maduro anunció:
“Tengo listo el plan de
recuperación económica parte II, y lo voy a lanzar en los próximos días con
lujo de detalle, no adelanto más nada porque va a ser un plan que se va a
accionar, a ejecutar y, una vez que esté ejecutándose, lo voy a explicar. Al
revés, porque sino la burguesía empieza a hacer maldades, los pelucones, no le
permitamos una maldad más a los pelucones, cero tolerancia con la guerra
económica”.
No obstante el Presidente dejó
ver el tenor de lo que se aproxima: “Yo ya lo confeccioné con la Ley
Habilitante que tengo en la mano. Voy a hacer un conjunto de reformas para
apretar la mano y para ir detrás de los bachaqueros, para acabar con todo el
proceso de sabotaje económico de la derecha maltrecha y de los grupos
económicos, de los pelucones, de esta oligarquía saqueadora”.
Previamente, el 13 de mayo, el
Presidente afirmó que está en puertas una reforma en la regulación de precios:
“Vamos a publicar un nuevo
esquema en la Ley de Precios Justos, con los nuevos mecanismos para fijar los
precios. Le dieron la vuelta con la maldad pues, como los estafadores, como lo
son pues. Le meten la mano en el bolsillo al pueblo. El capitalismo parasitario
le mete la mano en el bolsillo a los venezolanos”.
Y el primero de mayo dejó
entrever la posibilidad de una medida contra Polar, la principal empresa
privada del país cuando al saludar a un grupo de trabajadores les dijo:
“¿Contamos con el apoyo de la clase obrera de la Polar? Preparaos para grandes
desafíos. Preparaos para grandes desafíos”.
El mercado cucuteño.
¿Cómo y quién mide el dólar
paralelo? A falta de un mercado libre y ordenado, la página web Dólar Today se
ha convertido en la referencia que día a día siguen los venezolanos.
Básicamente refleja el tipo de cambio que tendría que pagar alguien si va a
Cúcuta con bolívares, los cambia a pesos colombianos y luego adquiere dólares.
El economista y profesor de la
Universidad Católica Andrés Bello, Ronald Balza, explica que “nadie verifica
cuántas transacciones de este tipo se hacen en un día y se trata de un mercado
ínfimo al que si acaso tendría acceso el 1% de la población y sin embargo ante
la falta de otro tipo de referencias se ha convertido en un marcador”.
“Como cada vez hay más bolívares
en circulación el bolívar se ha debilitado frente al peso colombiano. En
realidad la demanda de bolívares en esa zona de la frontera está asociada a que
algunos grupos lo necesitan para adquirir gasolina o alimentos a precios
controlados que ilegalmente son trasladados a Colombia, es algo muy pequeño. Y
a esto se añade que el dólar se ha apreciado en Colombia, hay un doble efecto”,
dice Ronald Balza.
El impacto del incremento de
dólar Cúcuta es considerable. Un estudio elaborado por Ecoanalítica determina
que un tercio de las categorías en las que el Banco Central de Venezuela divide
los bienes y servicios que utiliza para calcular la inflación tienen precios
altamente correlacionados con el dólar paralelo, concretamente, bebidas
alcohólicas, restaurantes y hoteles, esparcimiento y cultura, vestido y
calzado, alquiler de viviendas y equipamiento del hogar.
Se trata de sectores que reciben
pocas divisas por los canales oficiales y como en la mayoría de los casos no
están sujetos a controles de precios fijan sus costos de acuerdo al
comportamiento del dólar paralelo
Ronald Balza estima que por la
escasez, producto del restringido acceso a las divisas, y el constante aumento
de los precios, la economía ingresó en una etapa de achicamiento. “Es una
especie de colapso del sistema. Se va a importar para unos pocos que puedan
pagar los elevados precios, es como una subasta donde algunos comerciantes
ofrecerán una cantidad cada vez más pequeña de productos”.
“Lo que hay que hacer es admitir
la realidad. Que el paralelo llegó a 400 y hacer un cambio de política
económica para bajarlo, no es inevitable, con las medidas acertadas el dólar
puede tener un precio único que sería más alto que el 6,30 pero mucho más bajo
que el que fija el mercado de Cúcuta”, dice Ronald Balza.
De no haber un viraje en la
política económica, no existen razones para pensar que el dólar paralelo
detendrá la escalada.
Por: Victor Salmerón
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