Si bien ejercen el poder de forma
inquisitoria, los sultanes del chavismo, cuando los acusan de narcos,
inmediatamente aspiran y exigen, sin rubor, tener derecho a un debido proceso.
Precisamente, lo que ellos le han negado a Leopoldo López, entre muchos otros
ciudadanos, víctimas de la justicia “bolichavista”.
Sobre la reciente y ampliamente
documentada, nota del influyente diario estadounidense Wall Street Journal, la
cual se extiende sobre las investigaciones que adelantan las autoridades
norteamericanas a altas figuras del chavismo, por narcotráfico. Se ha abierto
una nueva y muy severa crisis en el alto gobierno.
No podía ser de otra manera,
cuando uno de los diarios de mayor circulación en el mundo, expone en su
primera plana, que el número 2 del régimen venezolano, dirige una plataforma
mundial de narcotráfico.
Es cierto también, que no es la
primera grave crisis que afecta al bolifascismo y que en todas las precedentes,
ha salido airoso, el régimen títere de los hermanos Castro.
En un ejercicio de ficción
política, no me queda otra. Me atrevo a decir que, ésta grave crisis, no
significa el fin de Maduro. Podría ser el fin de Diosdado. ¿Pero, del lado
opositor, quién está en capacidad de capitalizar políticamente el caso Cabello?
De momento no veo a nadie.
Los hacedores de opinión, que nos
tienen acostumbrados a sus maximalismos sobre temas obvios y recurrentes, en
éste caso han hecho un servicio mínimo, despachando la muy grave crisis
política con un “cuestiones moralmente rechazables” que “No va a tener un
impacto político…” así que ciudadanos, circulen que no hay nada que ver.
Pero insistiendo en mi fábula
política, Maduro luce como el mejor posicionado. No obstante, el peso político
de Diosdado es muy grande. Maduro necesitará aliados. ¿Quién desde las filas
opositoras tiene el peso político suficiente, para que le entreguen la cabeza
de Diosdado? Como ya señalé que ninguno
tiene esa fuerza, entonces se impondría la intervención de una potencia
extranjera. ¿Otra?, con toda razón, se interrogarán ustedes.
Pero es que, para avanzar en el
caso Diosdado, la oposición, ha debido aclarar su posición respecto a las
sanciones de los EEUU contra personeros del chavismo.
La espera, se ha hecho larga. Sin
embargo, me permito insistir en mi simulación política.
Habrá que negociar. Pero
¿negociar qué? El liderazgo opositor luce severamente focalizado en unas
hipotéticas elecciones parlamentarias, es parte de su trabajo. Negociar una
vice-presidencia en una eventual nueva Asamblea Nacional. Eso sería un nuevo
triunfo del statu quo. Maduro seguiría atornillado hasta el 2019.
Entre tanto, el ahora ascendido a
Capitán Cabello, debe disponer aún de municiones. Pero solo las puede utilizar
contra el propio Maduro. No se ha distinguido Diosdado por ser un fino
esgrimista. Maduro luce blindado por Washington y La Habana. Los demócratas
desamparados.
Por Luis De Lion.
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